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El azúcar 'alimenta' el cáncer y otros mitos sobre la dieta en pacientes oncológicos
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El azúcar 'alimenta' el cáncer y otros mitos sobre la dieta en pacientes oncológicos

Una alimentación pautada por un profesional ayudará a tolerar mejor el tratamiento oncológico y los efectos secundarios asociados

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Una buena nutrición, el ejercicio físico y evitar sustancias nocivas como el alcohol y el tabaco son clave para evitar enfermedades como el cáncer. Sin embargo, circulan numerosos mitos en Internet sobre cómo la alimentación no solo es un elemento preventivo, sino que puede curar o incluso causar este tipo de patología. Hay que tener en cuenta que "la llamada era de la información viene de la mano del peligro de buscar información en Internet y encontrar resultados nada científicos ni contrastados", explica Marta Crespo Yanguas nutricionista clínica del Servicio de Endocrinología y Nutrición de la Fundación Jiménez Díaz. "La ausencia de la figura del nutricionista y dietista en muchas unidades, que puede orientar de forma profesional y rigurosa, perpetúa la existencia de estas falsas creencias", apunta.

Algunos de los mitos más extendidos son la creencia de que el azúcar 'alimenta' el cáncer o de que existen 'superalimentos' que lo combaten. En cuanto al primero, Crespo recuerda que todas las células del organismo, sanas o enfermas, utilizan la glucosa para obtener energía, y esta no solo se obtiene del azúcar, por lo que seguir una dieta sin glucosa eliminaría todos los alimentos que la tienen, lo que generaría un desequilibrio dietético y una pérdida de peso que puede desencadenar una desnutrición energética, algo especialmente importante a evitar en pacientes oncológicos. “El verdadero problema es el exceso de alimentación basada en azúcares sencillos y muy ricos en grasa porque propicia un aumento de peso y de grasa corporal, incluso a nivel visceral, incrementando así el riesgo de otras patologías”, añade.

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Con respecto a la posible existencia de los llamados 'superalimentos', la nutricionista los descarta categóricamente.“Si una comida normal puede tener más de 25.000 componentes bioactivos, es realmente difícil que haya un alimento que los aglutine”. Adicionalmente, advierte que, en el caso de muchas de las consideradas plantas medicinales, “no solo no existen pruebas en humanos de que sean anticancerígenas, sino que incluso pueden modificar la eficacia de los tratamientos oncológicos”.

Otras falsas creencias, como la hipótesis de que la dieta alcalina (el consumo de alimentos que alcalinicen nuestro organismo) puede ser beneficiosa o que los alimentos ecológicos son mejores para un paciente con cáncer que los convencionales, son también rebatidos por Crespo, ya que las recomendaciones de alimentación para el paciente oncológico dependerán del tipo de cáncer, el estadio y el tipo de tratamiento de cada paciente; la pauta debe darla un profesional especializado, con rigor científico y de manera “muy individualizada”. “Por ejemplo, nutricionalmente hablando, si estamos ante un paciente estable, hay que buscar la calidad de la dieta, basándola en alimentos de origen vegetal, limitando el consumo de carne roja, comidas rápidas y preparadas o que tengan una densidad energética muy alta, y evitando las bebidas azucaradas, sal, alcohol, tabaco”, subraya.

"No existen pruebas en humanos de que las plantas medicinales sean anticancerígenas. Además, pueden modificar la eficacia de los tratamientos"

Se trata de obtener los nutrientes necesarios para el mantener un buen funcionamiento del organismo y un buen estado nutricional, asegurando el aporte proteico, manteniendo un peso adecuado (evitando tanto la desnutrición como el sobrepeso) y una buena hidratación. Ello ayudará en objetivos tan importantes como tolerar mejor el tratamiento oncológico y los efectos secundarios asociados, combatir mejor posibles infecciones y mantener la mejor calidad de vida del paciente a lo largo del todo el proceso.

La nutricionista defiende que la intervención nutricional profesional en el ámbito oncológico tiene dos objetivos para dos poblaciones diferenciadas: la prevención, para reducir el riesgo de desarrollo de la enfermedad; y la mejora del estado nutricional, en el caso de pacientes en los que ya han desarrollado el cáncer.

*El Confidencial, en colaboración con Quirónsalud, presenta una serie de artículos con información práctica, consejos y recomendaciones para practicar deporte que mejore nuestra salud y bienestar. Si tienes alguna duda sobre esta temática o quieres más información, puedes contactar con Fundación Jiménez Díaz.

Una buena nutrición, el ejercicio físico y evitar sustancias nocivas como el alcohol y el tabaco son clave para evitar enfermedades como el cáncer. Sin embargo, circulan numerosos mitos en Internet sobre cómo la alimentación no solo es un elemento preventivo, sino que puede curar o incluso causar este tipo de patología. Hay que tener en cuenta que "la llamada era de la información viene de la mano del peligro de buscar información en Internet y encontrar resultados nada científicos ni contrastados", explica Marta Crespo Yanguas nutricionista clínica del Servicio de Endocrinología y Nutrición de la Fundación Jiménez Díaz. "La ausencia de la figura del nutricionista y dietista en muchas unidades, que puede orientar de forma profesional y rigurosa, perpetúa la existencia de estas falsas creencias", apunta.

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