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Por qué las monedas de 25 pesetas tenían un agujero y otras curiosidades numismáticas
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Por qué las monedas de 25 pesetas tenían un agujero y otras curiosidades numismáticas

Los carismáticos cinco duros son uno de los símbolos más representativos de la peseta. Descubrimos, junto a un experto, alguna de las curiosidades de esta y otras pecunias

Foto: Monedas de 25 pesetas. (iStock)
Monedas de 25 pesetas. (iStock)

Salió buena la peseta. 134 años de curso legal, que se dice pronto. Un relato que arranca el 19 de octubre de 1868, cuando, tras el derrocamiento de Isabel II, el Gobierno Provisional decreta su creación y su uso como nueva unidad monetaria. A partir de ahí, nuestro método de pago más famoso viviría en un constante baile en pareja con la historia de España. El típico vals de boda en el que cada vuelta sería un valor de moneda nuevo que se emite, un material para acuñar que deja de usarse, o un jefe de Estado nuevo al que ponerle al otro lado de la cruz para que cuando salga cara sea la suya. Cada uno de esos giros merecería un artículo (o tesis doctoral) aparte.

Se cumplen ahora 20 años de la fabricación de las últimas. Las planchas y troqueles que se usaban para hacerlas son piezas de museo y los usuarios más famosos del TikTok patrio no llegaron nunca a usarlas para comprar el pan.

La peseta, como el resto de pecunias, además de su impronta en la historia, deja protagonistas que influyeron en ella. La primera en ser acuñada, por ejemplo, fue grabada por Luis Marchionni, que en ese momento ocupaba el cargo de grabador principal de la Casa de la Moneda de Madrid. La pieza nació con la leyenda de 'Gobierno provisional' en lugar de 'España' en el anverso y el autor se inspiró en las monedas del emperador Adriano eligiendo una personificación de Hispania recostada sobre los Pirineos.

placeholder Imagen de la primera peseta (blognumismatico.com)
Imagen de la primera peseta (blognumismatico.com)

Años más tarde, la representación de Hispania dejará paso definitivo a la efigie real correspondiente a cada época, algo que perduró hasta nuestros días con la única excepción de la república. Gregorio Sellán se encargó del retrato de Alfonso XII y los dos primeros de Alfonso XIII y Manuel Marín sería el grabador jefe durante la época de Franco.

Dentro de ese selecto grupo de autores que pasarán a la historia de nuestra numismática está Alfonso Morales Muñoz, el actual grabador jefe del Departamento de Grabadores de la FNMT, con una larga trayectoria y un excelente curriculum a sus espaldas en el que destacan varios premios internacionales. Interrumpimos su trabajo para aprender de lo más sencillo a lo más curioso.

"Las monedas son redondas por un sistema práctico a la hora de llevarlas encima, si no fueran así podrían perforar con las aristas los bolsillos, las carteras monederos o las bolsas", afirma Alfonso, que al ser preguntado por países destacados en este campo explica por qué la historia no determina cuáles han sido los mejores en este campo: "Las monedas han sido acuñadas por los más poderosos de cada época: Grecia y Roma en la antigüedad y España tuvo un auge muy importante cuando se descubrió América, momento en el que la moneda de ocho reales pasó a utilizarse en muchos países que fueron descubriendo, además de ser la más importante en todas las transacciones comerciales de Oriente y el antecedente del dólar. No hay ningún país o diseño que destaque sobre los otros porque todos son fruto de su tiempo".

Volviendo a las dudas más sencillas, la inmensa mayoría de los españoles nunca llegamos a saber por qué se decidió hacer una moneda con un agujero en medio. El origen de las 25 pesetas que todos recordamos tiene lugar en el cambio en el sistema monetario español que se realizó en 1990, ya que hasta ese momento convivían en circulación efectivo muy diferente de la época de Franco y de Juan Carlos I. Según nos explica el grabador y profesor Morales Muñoz, en ese año se decidió proyectar un 'cono monetario' (que la moneda de menos valor fuera la de diámetro más pequeño y la de mayor valor tuviera el diámetro más grande). "Cuando se empezó a diseñar todo el nuevo sistema monetario se tuvo que decidir las características técnicas de cada pieza. En la moneda de 25 pesetas se adoptó la acuñación con agujero central para hacer un guiño histórico u homenaje a la moneda de 25 céntimos española de 1927, que fue la primera moneda española acuñada con agujero".

Las españolas no son ni mucho menos las únicas monedas con agujero que se han acuñado: la Dinastía Qing en China, la Alemania Nazi o Japón, Fiji, Grecia y Dinamarca también en el siglo XX son alguno de los muchos ejemplos, que se pueden remontar muchos siglos atrás más. Además de para dificultar su falsificación, las primeras pecunias perforadas conocidas en la antigüedad sugieren que su diseño estaba pensado para transportarlas unidas a una cuerda y no perderlas.

placeholder Moneda de 25 pesetas posterior a 1990 (iStock)
Moneda de 25 pesetas posterior a 1990 (iStock)

Surgen entonces con estas pesetas la misma duda que con los donuts, ¿se hacen redondas y luego se perfora el agujero? Alfonso Morales Muñoz tiene también la respuesta: "Se acuñan con dos troqueles (anverso y reverso) y un cospel. El cospel es el disco liso con la forma de la moneda antes de ser acuñada, por tanto, la moneda se acuña con el agujero hecho".

De la mente al monedero

Para el grabador jefe de la FNMT el diseño de una moneda es un mensaje que se acuña en el momento que se realiza: "Se trata de escribir un mensaje y meterlo en una botella y lanzarlo al mar, para un grabador el mar es la comunidad que utiliza las monedas, la peculiaridad que tiene es que en algún momento y algún lugar alguien de la comunidad mirará la moneda (abrirá la botella) y leerá el contenido del mensaje sin que el propio grabador sepa que está sucediendo. Para mí eso es lo más emocionante".

¿Cuál es el proceso para diseñar el grabado de una moneda? ¿Quién decide qué temáticas aparecen en cada una de ellas y cada cuánto se cambia? Alfonso explica que el proceso se iniciaba preparando varias propuestas partiendo de un tema sugerido, que suelen tener relación con el momento en el que se realizan o con la conmemoración de un hecho relevante: "Con las propuestas realizadas por el equipo de grabado, la comisión de diseño decide cuál es la más acertada en cada momento. Son procesos que dependen mucho de los integrantes de las comisiones de los diseños y del momento en que suceden". No existe además un tiempo definido para cambiar el diseño de una moneda.

Foto: Fresco de Boda de San José y Virgen María en la iglesia Santuario del Santissimo Crocifisso (iStock)

¿Y qué pasa ahora con los euros? ¿Decidimos algo desde España? El diseño de las monedas euro tiene un protocolo establecido en la Comisión Europea por el cual no se podían cambiar los diseños entre el año 2000 y 2010. "A partir del 2010 todos los países tienen permiso para cambiar el anverso o cara nacional solo en la moneda de dos euros (el anverso del euro es la cara nacional, que es diferente según el país emisor). En el caso de España todos los años desde el 2010 realizamos un diseño nuevo en la moneda de dos euros con un tema o motivo que se quiere conmemorar". Además, en nuestro país, igual que el resto de los países de la zona euro que fabrican moneda, el Banco Central Europeo nos asigna una cuota específica de fabricación, que determina nuestra labor en ese apartado.

Para terminar, le pedimos a Alfonso una recomendación de una moneda histórica que le haya sorprendido. "No puedo mencionar ninguna en concreto, igual que las mencionaría todas o casi todas. Podría decirte como curiosa e interesante el As de Nimes en Francia. Una moneda del año 31 antes de Cristo que me parece fantástica".

Salió buena la peseta. 134 años de curso legal, que se dice pronto. Un relato que arranca el 19 de octubre de 1868, cuando, tras el derrocamiento de Isabel II, el Gobierno Provisional decreta su creación y su uso como nueva unidad monetaria. A partir de ahí, nuestro método de pago más famoso viviría en un constante baile en pareja con la historia de España. El típico vals de boda en el que cada vuelta sería un valor de moneda nuevo que se emite, un material para acuñar que deja de usarse, o un jefe de Estado nuevo al que ponerle al otro lado de la cruz para que cuando salga cara sea la suya. Cada uno de esos giros merecería un artículo (o tesis doctoral) aparte.

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