El ganador de lotería más solidario: quiere dedicar el premio a ayudar a sus vecinos

Casi todo aquel que participa en los juegos de azar lo hace con el objetivo de ganar un gran premio que le permita abandonar su vida rutinaria y poder acceder a lujos que, hasta ese momento no podía afrontar. Sin embargo, no todas las personas tienen los mismos objetivos cuando juegan a la lotería o compran boletos para otros juegos diferentes.

Hace pocos días conocíamos el caso de Kaila Moore, una joven norteamericana de Carolina del Norte que siempre había querido estudiar Medicina, pero que no podía afrontar los gastos derivados de esa carrera. Sin embargo, Kaila soñó que ganaba la lotería y compró un rasca y gana del que salieron 100.000 dólares, que le permitirá ir finalmente a la universidad.

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El caso de Kaila, sin embargo, no es lo normal: la gran mayoría de personas sueña con casas nuevas, coches potentes, restaurantes de lujo o viajes a los destinos más lejanos alojándose en hoteles exclusivos. Pero que la mayoría sea de una manera no significa que no haya otro tipo de personas y un comercial jubilado lo ha demostrado hace pocos días.

Sus vecinos primero

Se llama Dennis Nagle y ha trabajado durante décadas como comercial de un concesionario de coches en Wilmington, una pequeña ciudad de 100.000 habitantes en Carolina del Norte. Hace algunos días se daba un paseo con su coche cerca de su casa cuando paró a echar gasolina y aprovechó para comprar un par de rasca y gana de la tienda.

El hombre tuvo que entrar en la gasolinera para preguntar al encargado si era verdad que le habían tocado 250.000 dólares de premio

Volvió a su coche y, antes de ponerlo en marcha, decidió rascar los dos boletos para ver si había tenido suerte. Con el primero no hubo fortuna, pero cuando rascó el segundo se llevó una gran impresión. Ponía que era el ganador de 250.000 dólares, unos 215.000 euros al cambio, por lo que decidió entrar a la tienda para preguntar al dependiente si era verdad.

El encargado de la gasolinera le confirmó que, efectivamente, era uno de los cinco boletos del juego Gold Rush que estaban premiados con el premio máximo. Así que Dennis comenzó a pensar en qué se iba a gastar el dinero. Después de pagar los impuestos correspondientes, aún le quedan unos 150.000 euros para poder disponer de ellos a su antojo.

Sin embargo, él lo tiene claro: "¿Qué sería bueno? No voy a comprarme un coche nuevo, sino que voy a ayudar a algunas personas". Dennis decidió invertir el dinero de la lotería en aquellos que lo necesitaran, así que se tomará algún tiempo para conocer las necesidades de sus vecinos y obrará en consecuencia, dedicando ese dinero a quien de verdad le hace falta.

Paciencia para asimilar un premio

Este jubilado reconoce al News Observer que su objetivo es hacer algo bueno: "Tengo que repartir la riqueza. Si puedo hacer algo por alguien, lo haré". Por eso son muchos los vecinos que han puesto sus ojos en este hombre, ya que podría marcar su salida de una situación muy complicada, sobre todo a causa de la pandemia de coronavirus que ha destruido millones de empleos.

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Pero el caso de Dennis Nagle no es el único de personas que quieren hacer algo por los demás. Otro ganador del premio de 250.000 dólares, que quiere permanecer en el anonimato, también ha manifestado su deseo de ayudar a otras personas, aunque en su caso primero se dará algunos caprichos con el dinero del premioobtenido.

El ganador ha explicado que la noticia de su premio fue algo "fantástico" y que se tuvo que sentar al darse cuenta de que uno de los rasca y gana que había comprado estaba agraciado con uno de los premios mayores. En su caso se gastó diez dólares y se ha llevado a casa la misma cantidad que Nagle: 250.000 dólares que, después de impuestos, le deja unos 150.000 euros limpios.

Solo tenía una posibilidad entre 810.000 de ganar, pero a alguien le tenía que tocar y fue a él

Las probabilidades en su caso eran muy pequeñas, apenas uno entre 810.000 de llevarse ese premio, por eso reconoce que se quedó "impresionado" al rascar el boleto ganador. Menos mal que se había ido a casa antes de mirar si estaban premiados o no, porque de esa manera le pilló sentado y pudo digerir la noticia. Ahora, ve el mundo con miles de dólares más en su cuenta corriente.