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El negocio de los búnkeres bajo tierra se dispara entre los ricos ante la segunda ola
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UNA GRAN INVERSIÓN PARA SOBREVIVIR

El negocio de los búnkeres bajo tierra se dispara entre los ricos ante la segunda ola

Desde el inicio de la pandemia, las empresas de refugios bajo tierra han incrementado muchísimo sus ventas. Y ahora aún más debido a la llegada del otoño

Foto: Los búnkeres bajo tierra de Vicino, CEO de Vivos, en Carolina del Sur. (EFE)
Los búnkeres bajo tierra de Vicino, CEO de Vivos, en Carolina del Sur. (EFE)

La situación está en el filo de la navaja. A pocos días de que comience oficialmente el otoño, la amenaza de una segunda ola de la pandemia de coronavirus es ya toda una realidad. Después de haber comprobado cómo todo nuestro sistema se venía abajo ante algo tan insignificante y microscópico como un virus, el miedo vuelve a dispararse entre la población. Aunque ya tenemos experiencia en pasar una cuarentena, las expectativas son muy malas, más teniendo en cuenta de que a la estación otoñal le sucederá una invernal y luego la primavera. Todo ello augura que todavía queda muy lejos la victoria total contra el virus.

Y en este contexto de tanta incertidumbre, si hay un negocio que sale ganando ese es aquel que presta servicios a las élites en caso de emergencia global. La crisis del coronavirus también ha hecho constatar las profundas desigualdades sociales que hay en la población. A pesar de que el virus afecta a todo el mundo sin importar el número de ceros que haya en la cuenta corriente, es lógico que aquellos que cuenten con más patrimonio se sepan proteger mejor ante esta amenaza que los que simplemente viven en una casa de muy pocos metros cuadrados, tienen que salir a trabajar por obligación o viven en entornos de bajos recursos con una gran densidad poblacional.

Es un producto que te permite creer en cualquier final en el que quieras creer y reconfortarte contra los horrores de esa posibilidad, solo y bajo tierra

Empresas como Vivos, de quien ya hemos hablado en más de una ocasión, dedicada al alquiler y venta de búnkeres privados bajo tierra, han crecido exponencialmente, hasta el punto de que sus consultas hayan aumentado un 2.000% en los últimos meses. "Está creciendo a un ritmo vertiginoso, como una ola. La gente se está saliendo del cerco. Y están diciendo: 'lo necesito y lo necesito ahora'", comenta Robert Vicino, fundador de la compañía, en una última entrevista concedida al medio norteamericano 'The Atlantic'.

Por el momento, estas empresas operan en Estados Unidos. Sin embargo, ya han dejado claras sus intenciones de aterrizar en el mercado español. El pasado febrero, Vicino informó que tenía pensado expandir su negocio y construir refugios bajo tierra con 45 apartamentos de alto 'standing' en las inmediaciones próximas a Marbella. Efectivamente, el CEO sabe escoger el punto concreto de la geografía española donde hay dinero y por tanto más concentración de sus clientes potenciales.

"No es un lujo, es necesidad"

Otras empresas homólogas, como Rising S Company, un fabricante de búnkeres y otros equipos de supervivencia de industria pesada, han visto cómo sus ventas se han duplicado. "Para la familia promedio, un búnker no es un exceso o un lujo, sino una necesidad", comenta Gary Lynch, CEO de la compañía, al medio norteamericano. "Un extintor de fuegos. Una alarma de humo. Una póliza de seguros. Una válvula de seguridad. Es triste, quizás, pero este mundo lo requiere".

Nosotros no creamos el miedo ni lo avivamos. El miedo está ahí fuera, tan solo le ponemos solución

El miedo a que todo nuestro modo de vida desaparezca y lo que ello supone nunca ha estado tan en alza. Sin embargo, como se ha demostrado con la crisis del coronavirus, el apocalipsis no tiene por qué avisar. Es por ello que las empresas propietarias de estos refugios bajo tierra no descartan que el final de la civilización pueda llegar desde diferentes frentes, o al menos, por otra catástrofe originada por las consecuencias de la pandemia (disturbios civiles, problemas de abastecimiento de bienes y servicios básicos o el colapso del sistema sanitario).

"Es un producto que te permite creer en cualquier final en el que quieras creer y reconfortarte contra los horrores de esa posibilidad, solo y bajo tierra", asegura Annie Lowrey, periodista de 'The Atlantic'. "El mundo se está desmoronando y nadie está ahí para salvarte, 2020 lo ha venido demostrando una y otra vez. Pero el capitalismo estadounidense sí puede hacer algo por ti". Los búnkeres tienen de todo. Dependiendo del número de metros cuadrados y las comodidades que se ofertan, el precio varía de los 35.000 euros (en Dakota del Sur está el más barato) hasta los 2 millones de euros (el más caro se encuentra en una montaña alemana que el ejército soviético usaba para almacenar armamento).

Foto: La asombrosa subida del precio del metal con el estallido de la crisis ha transformado el oro en algo más que un valor exclusivo para inversores con una mentalidad conservadora. (iStock)

Vivos se presenta en sus anuncios como "el Arca de Noé de hoy en día" o "la solución para sobrevivir". Cada uno de estos refugios está equipado con reservas para un año entero, lo que Vicino llama un "pack de supervivencia subterránea autónomo" para que los miembros puedan estar seguros y no tener que salir a la superficie "hasta que lo peor haya pasado".

Una de las mejores consideraciones sobre el tema es la que hace la propia Lowrey a Vicino en su entrevista. En ella, le cuestiona si no se siente mal al vender miedo empaquetado, y enriquecerse a costa de esta preocupación latente en la sociedad. "Permíteme ser franco: nosotros no creamos el miedo ni lo avivamos", se defiende el presidente. "El miedo está ahí fuera: solo hace falta ver las noticias. No estamos generando más miedo, tan solo le ponemos solución. Somos eso, una solución ante los miedos de la gente. Les ofrecemos tranquilidad".

La situación está en el filo de la navaja. A pocos días de que comience oficialmente el otoño, la amenaza de una segunda ola de la pandemia de coronavirus es ya toda una realidad. Después de haber comprobado cómo todo nuestro sistema se venía abajo ante algo tan insignificante y microscópico como un virus, el miedo vuelve a dispararse entre la población. Aunque ya tenemos experiencia en pasar una cuarentena, las expectativas son muy malas, más teniendo en cuenta de que a la estación otoñal le sucederá una invernal y luego la primavera. Todo ello augura que todavía queda muy lejos la victoria total contra el virus.

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