Aviso para padres: estas son las señales que te indican que tu hijo puede necesitar gafas

Los niños no cuentan con referencias que les permitan determinar si sus habilidades visuales, como la agudeza, la acomodación o la visión en profundidad, son las óptimas o por el contrario, tienen problemas para percibir con claridad determinadas formas lejanas o letras de tamaño pequeño, por lo que la atención de los padres a sus gestos puede ser clave para dar con estos obstáculos y tratar de, acudiendo a un especialista, allanarles el camino para que tengan una calidad de vida lo más buena posible.

En nuestro país, según el informe 'El estado de la salud visual infantil en España. ¿Cómo ha variado desde 2016?' publicado en septiembre de 2019 por 'Visión y Vida', más de la mitad de los niños y niñas (56%) podría tener un problema de visión no corregido; una cifra que choca con que solo una de cada diez familias tiene sospechas de que los más pequeños de la casa puedan tener tener dificultades para ver correctamente y que el 11,9% desconoce cuál es el estado de salud visual de sus hijos o hijas.

Además, este informe apunta a que la vista de los menores ha empeorado desde 2015, tanto para ver de cerca como de lejos y en visión binocular; y de él se desprende también que este la dificultad para ver puede ser clave en los casos de fracaso escolar, pues según su análisis en el que se han recopilado más de 10.000 datos, tres de cada cuatro menores con mal rendimiento académico sufren problemas de visión no resueltos.

Pero, ¿cómo pueden los padres percatarse de que sus hijos no ven bien si estos no les dicen nada?

La clave es estar atento a los gestos. Según explican desde la Fundación Afflelou, hay algunas señales que pueden indicar que los más pequeños tienen un problema visual. Son estas:

• Frotarse mucho los ojos
• Parpadear excesivamente
• Ver la tele de muy cerca o acercarse mucho a la pantalla
• Salirse al colorear un dibujo
• Saltarse líneas cuando lee
• Sufrir un bajón repentino del rendimiento escolar
• Torcer la cabeza al leer o escribir
• Tener excesiva sensibilidad a la luz
• Tener mala coordinación
• Sufrir molestias o dolor de cabeza al final del día

Gestos como frotarse mucho los ojos o parpadear en exceso pueden indicar que el niño está teniendo sequedad en los ojos, pues así consiguen estimular el lagrimeo y mitigar la sensación de picor, mientras que aquellos que pueden tener miopía, suelen mostrar señales como acercarse a la tele o a la pantalla, salirse de las líneas que delimitan los dibujos o saltarse líneas al leer y los que sufren de astigmatismo pueden llegar a sufrir dolor de cabeza, mareos recurrentes, enrojecimiento en los ojos e incluso adoptar posturas raras al leer al tratar de enfocar mejor.