Una medicina contra la migraña produce en una mujer una rara enfermedad medieval

La migraña es una de las 20 enfermedades más incapacitantes del mundo, y se estima que afecta al 15% de la población mundial. Martilleos en la cabeza o las sienes, vómitos, deslumbramientos e incluso en algunas ocasiones hormigueos o miembros del cuerpo que se duermen. La primera vez que lo experimentas es siempre traumática, hasta el punto de que algunas personas llegan a creer que están sufriendo algo más serio, como un derrame cerebral. Desgraciadamente, no tienen cura, y lo único que se puede intentar es prevenirlas.

Pero, ¿y si la prevención es aún peor? Así le ha sucedido a una mujer india de 24 años, según recoge 'Live Science': la medicina que tomaba para la migraña le produjo una extraña sensación de ardor en las piernas y la pérdida de uno de los dedos de sus pies, también experimentó problemas para caminar y, según los doctores, sus piernas estaban 'frías al tacto'. Cuando acudió al médico, preocupada por su situación, explicó que cuatro días antes había comenzado a tomar ergotamina para luchar contra los dolores de cabeza causados por las migrañas que padece. La mujer nación con VIH y, además, tiene que tomar varios medicamentos antivirales para tratar la enfermedad.

Durante la Edad Media, las intoxicaciones con ergot eran frecuentes. La enfermedad empezaba con un frío intenso en las extremidades

Tras estudiar el caso, los médicos la diagnosticaron con ergotismo, también denominado fuego de San Antonio, una enfermedad producida por la intoxicación por el cornezuelo de centeno, un hongo parásito de este cereal. Una de las sustancias que produce este hongo es la ergotamina ya mencionada, cuya indicación médica principal se da en crisis de migrañas cuando estas son resistentes a los analgésicos tradicionales. Se reserva para casos graves pero su uso en migrañas con aura es discutido y en general se suele desaconsejar. Los efectos de su envenenamiento se traducen en alucinaciones, convulsiones, contracción arterial, necrosis o aparición de gangrena en las extremidades.

Durante la Edad Media, las intoxicaciones con ergot eran frecuentes e incluso se crearon hospitales que se dedicaban en exclusiva a cuidar de estos enfermos. La enfermedad empezaba con un frío intenso y repentino en todas las extremidades para convertirse en una quemazón aguda. Muchas víctimas lograban sobrevivir pero quedaban mutiladas: podían llegar a perder todas sus extremidades. El paciente también podía sufrir dolores abdominales que finalizaban en una muerte súbita y, en las embarazadas, producía abortos.

El tratamiento no llegó lo suficientemente rápido como para evitar la gangrena en uno de los dedos de su pie izquierdo, que tuvo que ser amputado

Las medidas de salud pública para prevenir el ergotismo, como la eliminación de granos infectados (que parecen negros) de la cosecha, comenzaron en el siglo XIX, y desde entonces la enfermedad ha sido catalogada de rara. En el caso de los medicamentos que llevan ergot y se usan para fines médicos, como ya hemos mencionado, algunas personas pueden desarrollar ergotismo pese a tomar las dosis recomendadas, esto se puede producir cuando, además, están tomando otros medicamentos. Eso es lo que le ha sucedido a la mujer que acudió al hospital hace dos semanas, pues estaba tomando ritonavir como parte de su tratamiento contra el VIH.

Los médicos trataron su ergotismo con heparina, y sus síntomas pronto mejoraron: el dolor disminuyó y sus piernas se calentaron. Sin embargo, el tratamiento no llegó lo suficientemente rápido como para evitar la gangrena en uno de los dedos de su pie izquierdo, que tuvo que ser amputado. Dos semanas después, según los informes, en el seguimiento posterior se comprobó que tenía mejor flujo sanguíneo en ambas piernas.