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Cuál es el verdadero origen de la leyenda de la joven, el perro y el bote de mermelada
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Cuál es el verdadero origen de la leyenda de la joven, el perro y el bote de mermelada

La historia la conocemos todos, pero Ricky Martín no estuvo implicado y hay bastantes versiones diferentes. Y, sorprendentemente, siempre es una mujer la protagonista

Foto: Isabel Gemio, en el programa 'Sorpresa, Sorpresa' de Antena 3
Isabel Gemio, en el programa 'Sorpresa, Sorpresa' de Antena 3

Es una leyenda urbana del calibre de los cocodrilos ciegos que viven en el alcantarillado de Nueva York o la niña de la curva. No hay una sola persona en España que probablemente no recuerde el mito del la niña de la mermelada, pero por si acaso la generación Z no está muy familiarizada con ella, la contaremos: en los años 90 Isabel Gemio o Concha Velasco (depende de a quién preguntes) presentaba un famoso programa llamado '¡sorpresa sorpresa!' al que presuntamente Ricky Martín fue invitado para sorprender (nunca mejor dicho) a una fan. Encerrado en el armario de la casa de la niña, según algunas versiones, debía esperar a que ella apareciese y saludarla. Sin embargo, cuando finalmente salió, se la encontró completamente desnuda y jugando con su perro y un tarro de mermelada.

En realidad, nadie vio jamás ese programa, pero no hubo una persona por esos años que no conociese la historia o se la contase a otra persona. Un claro ejemplo de Efecto Mandela, es decir, un fenómeno común que sucede a nivel global y que consiste en que toda una población recuerda cosas que nunca sucedieron. Su nombre proviene, como es lógico, de Mandela, puesto que muchísima gente por algún motivo recordaba que había muerto en los años 80 en la cárcel (algunos incluso recordaban haber visto retrasmitido en la televisión su funeral), pero hay muchos otros recuerdos inventados por el imaginario colectivo: ni el señor del Monopoly tiene un monóculo, ni existe ningún vídeo de La oreja de Vang Gogh apoyando a ETA ni el famoso manifestante de la plaza de Tiananmén murió aquel día.

Entonces, ¿de dónde viene?

Es bastante difícil remontarse al momento en el que se extiende una leyenda urbana pues, justamente, su gracia está en que nadie lo sabe pero de repente todo el mundo habla de ella. Sin embargo, la historia del perro jugando con el tarro ni siquiera tiene 'copyright' español. Isabel Gemio y Ricky Martín solo fueron nombres escogidos al azar y recordados para siempre como los protagonistas de esta historia que forma parte del imaginario y que, sin embargo, es mucho más antigua de lo que pudiera parecer.

Ni el señor del Monopoly tiene un monóculo, ni hay un vídeo de La oreja de Vang Gogh apoyando a ETA ni el manifestante de Tiananmén murió aquel día

Solo hace falta echar un vistazo en la web 'Reddit' para darse cuenta de que la historia en Estados Unidos parece repetirse de manera sospechosa: eso sí, en lugar de mermelada, lo que las chicas en concreto introducen en sus genitales para que su perro los lama es mantequilla de cacahuete, un producto infinitamente más americano, para que la historia pueda parecer más creíble. Y tiene incluso su versión masculina en película: Ali G, con Sacha Baron Cohen, protagoniza una escena que irremediablemente nos hace pensar en 'Sorpresa sorpresa'.

El caso de Kelly Michaels

Lo que podría parecer una leyenda sin importancia más, en realidad ha causado graves problemas y expone una verdad terrible: en 1985, un comentario hecho por un niño de una guardería en el momento en que sus padres le ponían un termómetro en el recto ("esto es lo que mi maestra me hace a la hora de la siesta en la escuela") y que podría haberse pasado por alto, convirtió en un infierno la vida de Kelly Michaels, la maestra que presuntamente violó y agredió a los niños que cuidaba con cuchillos, cucharas y bloques de Lego. Entre las terribles acusaciones que se hicieron contra ella (desde que tocaba el piano desnuda en la guardería a que hacía a los pequeños beber su propia orina) también se encontraba un sucedáneo de la leyenda urbana de Ricky Martín: los fiscales aseguraron que obligaba a los niños a lamer mantequilla de cacahuete de sus genitales. Ninguno mostraba ninguna lesión o señal, pero aún así Michaels pasó diez años en la cárcel hasta que la condena fue sobreseída. Una auténtica cacería de brujas y una reputación que, pese a todo, ya no podía repararse.

Se cree que la leyenda apareció por primera vez en una revista satírica canadiense en 1994. La mujer se untaba mantequilla de cacahuete

Según cuenta en 'Mel Magazine' el profesor Bill Ellis, de Penn State University: "Es una leyenda que probablemente se remonte a los años 30, sin embargo, hay algo remarcable y que se debe tener en cuenta: los que se han encargado de investigarla han caído en la cuenta de que, generalmente (aunque hay otras versiones) es una mujer a la que encuentran por casualidad realizando ese perverso juego con el perro y la que se muestra completamente avergonzada".

Explica, además, que oyó por primera vez sobre la leyenda en una revista satírica canadiense llamada 'Franc' en 1994, aunque también la reproducirían otros como 'Chicago Sun Times'. Según cuenta la web 'Snopes': "Un hombre decide organizar una fiesta sorpresa para su prometida. Todos los invitados se esconden en su habitación cuando ella llega a casa. Ella no baja las escaleras inmediatamente, sino que va directamente al baño y se mete en la ducha, así que deciden esperar hasta que salga para sorprenderla. Después de su ducha, baja las escaleras llamando al perro. Entonces todos encienden las luces y gritan: 'Sorpresa'. Descubren a la mujer completamente desnuda, excepto por un poco de mantequilla de cacahuete que ha puesto sobre sus pezones y entrepierna. La historia termina con la boda cancelada, la mujer renunciando a su trabajo y huyendo de la ciudad". Hay algunas variaciones de la historia, pero generalmente es parecida a la que cuenta la web, y el perro también responde a varios nombres (Lucky, Chief, Kippy, o Skippy).

En casi todas las versiones la protagonista es una mujer. Es una forma de avergonzar a aquellas que no se ajustan a la norma

"Es una forma de avergonzar a las mujeres que no se ajustan a la norma", asegura Ellis. "No es casualidad que la protagonista sea una mujer y tenga que huir de la ciudad y dejar su trabajo. Como los cuentos, esta clase de chismes tienen una enseñanza: está tratando de explicar lo que no debes hacer. Se trata de un control de la moralidad, debes hacer esto para salvaguardar tu reputación". Lo cierto es que la historia de Ricky Martín cobró tanta importancia en nuestro país que incluso el periodista Antonio Ortí la recogió en 'Leyendas urbanas en España' y aseguró que el rumor comenzó con una persona que llama a 'Hablar por hablar' en la Cadena Ser para que le confirmen ese rumor que ha oído. El resto es historia. Es poco probable que, con la proliferación de las 'fake news' y, por decirlo en español, los bulos de toda la vida, la proliferación de esta clase de leyendas desaparezca. Al menos, cuando alguien vuelva a preguntarte si viste el famoso vídeo de la niña de la mermelada en 'Sorpresa sorpresa', podrás remontarte a sus verdaderos orígenes.

Es una leyenda urbana del calibre de los cocodrilos ciegos que viven en el alcantarillado de Nueva York o la niña de la curva. No hay una sola persona en España que probablemente no recuerde el mito del la niña de la mermelada, pero por si acaso la generación Z no está muy familiarizada con ella, la contaremos: en los años 90 Isabel Gemio o Concha Velasco (depende de a quién preguntes) presentaba un famoso programa llamado '¡sorpresa sorpresa!' al que presuntamente Ricky Martín fue invitado para sorprender (nunca mejor dicho) a una fan. Encerrado en el armario de la casa de la niña, según algunas versiones, debía esperar a que ella apareciese y saludarla. Sin embargo, cuando finalmente salió, se la encontró completamente desnuda y jugando con su perro y un tarro de mermelada.

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