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Así es la vida de los que trabajan imaginando todo tipo de catástrofes
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Así es la vida de los que trabajan imaginando todo tipo de catástrofes

¿Cómo nos anticipamos a un terremoto, una pandemia o una crisis económica devastadora? Así se realizan los modelos de los desastres que podrían suceder en cualquier momento

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

A la hora de plantear el escenario de una hipotética catástrofe si tienen algo claro los expertos es su infinito rango de impredecibilidad. Ya sea un terremoto, una poderosa tormenta tropical o una pandemia, nunca puedes estar al cien por cien seguro de cuáles son los estragos que va a producir en el medio ambiente, las infraestructuras y la población. Sin embargo, a la hora de predecir qué es lo que podría pasar en caso de que se dé un desastre determinado también se pueden saber unas cuantas cosas: básicamente, porque ya ha podido ocurrir otras veces en escalas más o menos parecidas a lo que en su día ocurrió.

El imaginario colectivo nunca se ha visto tan plagado de catástrofes. Más aún ahora, en plena pandemia mundial por coronavirus. De ahí que diferentes compañías especializadas en la gestión y predicción de este tipo de desastres hayan adquirido especial relevancia para gobiernos e instituciones. "Antes de que ocurra algo malo, ofrecemos una mejor comprensión de cómo prevenir o mitigar esta serie de problemas en el momento en que suceden", asegura Kevin Stamber, director de un equipo de análisis de infraestructuras en momentos críticos llamado Sandia.

Usamos modelos sin darnos cuenta, como para averiguar cómo llegar al supermercado y que te dé tiempo a recoger a los niños

En un artículo de la 'BBC', el experto y su equipo intentan responder a la pregunta clave que él y su equipo llevan haciéndose durante más de 20 años que llevan trabajando juntos: ¿qué podemos esperar si de repente ocurriese lo peor? En realidad, no es una ciencia nueva: desde hace mucho tiempo existen una serie de compañías como la de Stamber que trazan modelos informáticos sobre determinadas contingencias que podrían afectar gravemente a la vida cotidiana de un país. Estos modelos se usan para elaborar estrategias y saber qué pasos hay que tomar en caso de que ocurra lo peor.

Desastres predecibles

El estudio de desastres no solo se refiere a criris humanitarias y desastres naturales, también a situaciones que pongan en juego la economía de una nación o su capacidad de suministro. Como por ejemplo, hace seis años el Departamento de Energía de Estados Unidos contó con Stamber y su equipo para que valorase los efectos que podría producir en la población de California la caída de la producción del petróleo después de que una refinería cercana tuviera que interrumpir su actividad.

Las crisis son cambios dramáticos imprevisibles, el mayor problema es que tus predicciones no funcionen como guía para el futuro

En ese caso, el modelo mostró la enorme magnitud que alcanzaría un hipotético desastre en caso de que alguien decidiera atacar o sabotear la segunda refinería más importante del estado: precios disparados, falta de suministro de combustible en gasolineras y, lo más importante y decisivo, una población caldeada porque no puede usar su automóvil en una de las zonas con más tráfico diario del mundo.

"Un modelo es solo una serie de cálculos que representan, de manera abstracta, algún sistema en el mundo real", explica Chris Baraniuk, periodista de la 'BBC'. "Usamos modelos a todas horas sin darnos cuenta. Por ejemplo, para averiguar cómo llegar al supermercado y que te dé tiempo después para recoger a los niños de la escuela. Seguramente pienses en cuál es la mejor ruta para llegar. O, directamente, la mayoría de nosotros acabaría preguntando al teléfono móvil cuál es la mejor opción para que decida él por nosotros".

Foto: Barceloneta durante el segundo día en que se permitía la actividad deportiva tras el confinamiento (EFE)

Al fin y al cabo, un modelo tan solo consiste en una serie de datos pasados con variables que se ordenan para predecir qué podemos esperar en el futuro más inmediato frente a un conjunto determinado de circunstancias. "A medida que aumenta el número de variables, también lo hace la tarea informática", asegura Baraniuk. "Algunos de los modelos más potentes, cuyo objetivo es pronosticar eventos casi impredecibles, utilizan el aprendizaje automático para buscar patrones en los datos que de otro modo se podrían perder. A medida que se ingresa más y más información, estos algoritmos de inteligencia artificial se actualizan y adaptan".

Otra de las grandes empresas que están implantando tecnología puntera a la hora de realizar modelos de desastres es Sandtable. A diferencia de Sandia, está mucho más especializada en predecir el comportamiento de las multitudes ante la catástrofe, no tanto en los daños materiales o económicos que podría producir. "Las crisis son cambios dramáticos imprevisibles, y el mayor problema es que tus predicciones no funcionen como guía para el futuro", reflexiona el CEO de la compañía, Andrew Skates. En el caso de crisis como la que hemos vivido, era fácilmente predecible que la gente acudiera en masa a los supermercados para hacer acopio de víveres y productos esenciales, ya que la mayoría de nosotros sabíamos que íbamos a pasar una larga temporada confinados en casa.

Existe un estereotipo de que las personas están predispuestas a dejarse llevar por el pánico en momentos de crisis, y no es así

A pesar de que existe un rango de predicibilidad sobre cómo actuarán las masas, hallar un modelo de respuesta fiable sobre el comportamiento colectivo de la población sigue siendo lo más difícil de calcular. En primer lugar, los expertos analizan el grado de adherencia a las normas que se estipulan una vez estalla la crisis. "Las personas que han experimentado huracanes en los últimos cinco años tienden a ser las que realizan las labores de evacuación de la manera más eficaz", observa Joshua Dozor, responsable de la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias, (FEMA, por sus siglas en inglés). "Cuanto más tiempo ahorramos, más vidas podremos salvar", asegura.

La información sobre el hipotético comportamiento de la multitud arroja pistas a la hora de tomar decisiones sobre qué grupo de gente debe ser evacuado primero o cuándo se debe dar la orden. Aunque los humamos somos imprevisibles en las distancias cortas, también somos muy fáciles de predecir a nivel colectivo. Sin embargo, los modelos también aseguran que ante situaciones excepcionales somos capaces de obedecer y dar lo mejor de nosotros mismos.

Foto: Foto de archivo: EFE / Toni Albir

"Existe un estereotipo bastante común de que las personas están muy predispuestas a dejarse llevar por el pánico en momentos de crisis", asevera Michelle Meyer, directora del Centro de Recuperación y Reducción de Riesgos de la Universidad de Texas. "Uno de los principales desubrimientos es que las personas por norma general no entran en pánico. A menudo sí, pero solo en situaciones muy específicas". Sea como sea, mas nos vale estar bien preparados para cuando llegue la próxima alarma y tengamos que lamentar las menos pérdidas posibles.

A la hora de plantear el escenario de una hipotética catástrofe si tienen algo claro los expertos es su infinito rango de impredecibilidad. Ya sea un terremoto, una poderosa tormenta tropical o una pandemia, nunca puedes estar al cien por cien seguro de cuáles son los estragos que va a producir en el medio ambiente, las infraestructuras y la población. Sin embargo, a la hora de predecir qué es lo que podría pasar en caso de que se dé un desastre determinado también se pueden saber unas cuantas cosas: básicamente, porque ya ha podido ocurrir otras veces en escalas más o menos parecidas a lo que en su día ocurrió.

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