Es noticia
"Si no hay risa, no sabes cuándo empezar de nuevo": el desafío de la comedia sin público
  1. Alma, Corazón, Vida
Risas en cuarentena

"Si no hay risa, no sabes cuándo empezar de nuevo": el desafío de la comedia sin público

Charlamos con Goyo Jiménez, Bob Pop y J.J. Vaquero sobre la necesidad de los espectadores como termómetro, las redes sociales como refugio y la importancia del humor actualmente

Foto: J.J. Vaquero, Goyo Jiménez y Bob Pop
J.J. Vaquero, Goyo Jiménez y Bob Pop

El dramaturgo Lope de Vega se refería a "la cólera del español sentado" para burlarse de las exigencias de los espectadores, que querían, por el precio de una entrada, asistir a un drama que lo abarcase absolutamente todo. Hoy en día, en los tiempos del coronavirus, decenas de cómicos en nuestro país desearían poder enfrentarse al público más exigente, pero la pandemia ha dejado al humor huérfano.

Desde que el covid-19 comenzó a propagarse por España, los monólogos en directo dejaron de representarse y los programas de televisión de humor –que siguieron con su emisión– eliminaron a los asistentes en plató.

placeholder Ilustración: J. Rojo
Ilustración: J. Rojo

Los cómicos perdieron a una de las partes más importantes de sus ‘shows’: el público. Los espectadores en directo son el termómetro perfecto para saber si las bromas están teniendo gracia, hasta dónde se puede alargar un chascarrillo, marcar el ritmo del espectáculo y conocer el éxito del artista, entre otros cometidos.

En resumidas cuentas, la audiencia en vivo es imprescindible en los monólogos y muy necesaria en los programa de televisión. Hacer comedia sin público “es como si estuvieras tocando un instrumento que no sabes si está afinado o no”, explica a El Confidencial Roberto Enríquez (‘aka’ Bob Pop), productor ejecutivo de ‘Late Motiv’. Y para el consagrado cómico Goyo Jiménez, “es la diferencia entre el coito y la masturbación”. Ambos coinciden en que hacer comedia sin público, aunque posible, es muy difícil y un reto bastante complicado.

Desde hace unas semanas, el programa de Bob Pop continúa sus emisiones con un formato distinto, desde casa y, por supuesto, sin el apoyo de las risas de las más de 130 personas que disfrutaban a diario del programa en el plató: “El público tiene una energía muy especial. Les ves las caras y sabes si está yendo bien, te anima a improvisar y a jugar con según qué cosas. Sin público vas mucho más perdido”.

Goyo Jiménezacostumbrado a llenar alrededor de 800 butacas en el centro de Madrid cada día del fin de semana, desde hace años– se muestra a este periódico preocupado, tanto desde el punto de vista empresarial, como el personal: “Soy media persona sino actúo en directo y con público”.

En este sentido, apunta a que existe una remota posibilidad de hacer comedia sin espectadores, pero no tiene nada que ver. El artista participa con otros compañeros en el programa de radio de Carlos Alsina, en el que no suele haber espectadores presentes como tal (aunque sí el apoyo del resto de la mesa): “Pero el día que tenemos público en el estudio nos venimos arriba. Hay una diferencia brutal”.

“En el caso concreto de los monólogos, no verás un especial de comedia en el que hayan grabado a un cómico sin público. Es como la música, puedes escuchar un disco, pero el concierto es el concierto”, señala.

Las redes sociales: el nuevo público

Muchos humoristas han encontrado en las redes sociales un lugar en el que resguardarse en estos tiempos de pandemia. Visto que hacer comedia sin espectadores parece una quimera, el ‘feedback’ que obtienen los artistas a través de estas se ha convertido en lo más parecido a un público en directo.

Uno de los cómicos que se ha cobijado en la Red estos días es J.J. Vaquero, una de las caras conocidas de ‘El Hormiguero’, que lleva años dando vueltas por España con sus monólogos. Las cuentas de Twitter e Instagram del artista se han llenado de contenido humorístico para entretener esta cuarentena.

El guionista, que coincide en que es complicadísimo hacer humor sin público en directo, señala a este periódico que está intentando aprender a hacerlo. Por el momento, relata que lo que le anima a seguir y le hace saber que su humor está funcionando es ese 'feedback' de los espectadores que recibe a través de comentarios e interacciones positivos en redes. De hecho, ha notado que recibe más público en los directos de Instagram, que realiza con otros cómicos, cuando interactúa con los espectadores.

J.J. Vaquero ha representado varios monólogos en directo a través de las redes sociales de salas con las que tenía planificado un espectáculo

Vaquero no solo ha empleado las plataformas digitales para subir vídeos al uso o realizar emisiones en directo. El cómico, que tenía fijadas varias actuaciones en distintas salas de todo el país –las cuales, evidentemente, fueron canceladas–, tuvo una idea para que pudieran salir adelante estos espectáculos.

“Mi mujer tiene una sala en Valladolid en la que se suspendió un monólogo que había de otro compañero y se nos ocurrió seguir adelante con una actuación mía, pero en Facebook. Publicamos un cartel, ‘El domingo como siempre a las 19.00 monólogo, esta vez en directo en Facebook’, y resultó ser un éxito”, relata el cómico.

A raíz de este experimento, decidió ponerse en contacto con cinco locales con los que tenía apalabrada una función y a través de sus cuentas de la citada red social realizó también su espectáculo; no necesariamente en la misma fecha y sin cobrar un duro: “Fue un agradecimiento a tantos años de comedia y por ayudar a mantener las salas”.

Pero insiste en que hacer humor de este modo, sin público, es muy difícil: “Yo me puse a mi mujer de espectadora, como si fuera la mítica persona de primera fila; y a mi hija mayor fuera de cámara solo para que se oyera la risa. Necesitaba la risa para llevar el ‘timing’, necesitaba el aplauso para beber, porque la boca se queda que no puedes ni hablar. Además, todas las cosas van medidas y si de repente no hay risa, no sabes cuándo empezar otra vez”.

“Siendo sinceros, puede que mi mujer se riese alguna vez porque le hiciese gracia, pero ella lleva toda la vida conmigo, sabe cuando necesito una risa y un aplauso. Creo que me ayudó a mí y al público que lo estaba viendo”, añade.

Goyo Jiménez también busca su huequito en las redes y cuenta que todavía está planeando la estrategia para adaptarse: “Estoy estudiando este nuevo ecosistema para saber qué se puede hacer para ayudar a través de la comedia, que además necesito seguir haciendo”.

En esta misma línea, para un programa televisivo como el que presenta Andreu Buenafuente, “ahora mismo lo más parecido al público son las reacciones en redes sociales”, apunta su productor ejecutivo.

La comedia: ¿un bien de primera necesidad?

Todo el mundo tiene claro en estos momentos qué es de primera necesidad. Pero la importancia de la risa en esta situación pandémica podría no haberse tenido en cuenta lo suficiente.

En este sentido –como una broma más– el programa de David Broncano, ‘La Resistencia’, ha cambiado su nombre por ‘Lo que de verdad importa’, haciendo alusión a que una de las cuestiones que no se deberían dejar de atender en estos momentos complicados es el humor.

Para Goyo Jiménez la risa es "la salida de emergencia en el pasillo de la angustia"

Para Bob Pop, cuyo programa comparte productora con el de Broncano, “como espectador, el humor es necesario. Sobre todo porque es una forma de obligar a buscar la parte más positiva, luminosa y de mayor alivio en un momento donde todo es muy pesado. Eso sí, debe ser una evasión inteligente”.

Por su parte, el cómico residente en el centro de la capital, define la risa como “la salida de emergencia en el pasillo de la angustia. Hasta ciertos animales se ríen en las situaciones de angustia”.

Vaquero apunta en la misma línea que sus compañeros, pero antepone: “Es de primera necesidad trabajar y mi trabajo es este”. “Creo que se ha demostrado que hay cosas que hay que cuidar mucho, como directamente la salud. Pero para tener una buena salud hay que tener un buena salud mental y aquí el humor juega un papel muy importante”, concluye.

El dramaturgo Lope de Vega se refería a "la cólera del español sentado" para burlarse de las exigencias de los espectadores, que querían, por el precio de una entrada, asistir a un drama que lo abarcase absolutamente todo. Hoy en día, en los tiempos del coronavirus, decenas de cómicos en nuestro país desearían poder enfrentarse al público más exigente, pero la pandemia ha dejado al humor huérfano.

Comedia Goyo Jiménez
El redactor recomienda