Siete trucos para evitar que las finanzas arruinen tu relación de pareja

No es lo mismo quedar a cenar dos veces por semana que empezar a vivir bajo un mismo techo. Cuando las relaciones de pareja evolucionan hacia la convivencia su realidad financiera cambia y esto puede, si no se lleva de la manera más transparente posible, derivar en problemas. De hecho, la falta de comunicación y los problemas financieros son dos de los principales motivos por los que aproximadamente cada cinco minutos, una pareja se divorcia en España según los datos recogidos por el Instituto Nacional de Estadística correspondientes al año 2016.

Para evitar que esto ocurra, se pueden tomar medias que faciliten, tanto la comunicación como la óptima gestión del dinero personal y comunitario que impidan, en medida de lo posible, que las finanzas se conviertan en un problema que acabe derivando en una ruptura o un divorcio y que deberían tomarse casi desde el inicio de la relación o la convivencia:

1. Tener un plan: Una de las principales claves para evitar malentendidos es trazar un plan y procurar ajustarse a él. Cuando una pareja empieza a convivir o simplemente quiere trazar un plan económico común para alcanzar un objetivo como puede ser un realizar un gran viaje, lo más importante es sentarse a hablar y dar forma a un plan. De esta conversación debería salir una meta realista y alcanzable así como un compromiso para alcanzarla.
2. Crear presupuestos: El segundo truco para mantener una vida financiera en pareja saludable es establecer presupuestos. ¿Qué se va a invertir en ocio? ¿Cuánto en comida? ¿Se va a pagar Netflix y HBO o solo una de ellas? La planificación de la inversión, según indican desde HelpMyCash, es esencial para poder ahorrar y además permite conocer a qué se destina el dinero y por lo tanto, ver si se puede recortar por algún lado en caso de que sea necesario.
3. Crear una cuenta común: Otro truco que hará que la vida financiera de una pareja sea mucho más práctica es la apertura de una cuenta bancaria común. Aquí cada miembro deberá ingresar una cantidad mensual (pactada en los presupuestos) para cubrir los gastos habituales como el alquiler, la hipoteca y la lista de la compra. En caso de que se desee pagar desde aquí también el ocio compartido, deberá tenerse en cuenta en los presupuestos para que de repente, no falte dinero para las necesidades básicas a causa de una cena romántica en un restaurante.
4. Pactar los ingresos a la cuenta común: Aunque lo más sencillo es pensar que el 50-50 es la mejor fórmula para repartir el dinero que debe ingresarse en la cuenta común para los gastos cotidianos, no para todas las parejas tiene por que resultar efectiva. En los casos en los que existe mucha disparidad en los ingresos individuales, puede ser más adecuado optar por otra proporción, pues el 50% de lo necesario puede ser mucho para uno de los miembros y poco para el otro, que en caso de ingresar mucho más que su pareja y adaptar sus gastos diarios a este podría sentirse frustrado por tener que renunciar a algunas cosas que encarecen la factura mensual. ¿60-40? Puede ser una proporcionalidad aceptable, todo depende del caso y de lo que se pacte.
5. Mantener la independencia financiera: Aunque se trace un plan común y se cuente con una cuenta bancaria común, es esencial que cada miembro de la pareja cuente también con una independiente para gestionar el resto de su dinero sin tener que dar explicaciones a nadie.
6. Tener un fondo de emergencia: A veces los imprevistos dañan la economía familiar y por consiguiente la relación de pareja. Contar con un fondo de emergencia es recomendable para evitar sobresaltos en caso de aparición de gastos inesperados como pueden ser las averías en el hogar o en el coche.
7. Hablar sobre el fin: Este truco, aunque resulte muy poco agradable en un principio, puede ser clave para evitar un desastre financiero. Según la comunidad Ahorradoras.com, las parejas deben respaldarse legalmente para que su dinero esté a salvo en caso de ruptura. Se debe acordar cómo se repartirán tanto el dinero ahorrado como las deudas adquiridas y debe hacerse cuando todo va bien para evitar luego discusiones.