Las lecciones de vida que dan a diario los perros a las personas
Los canes, esas mascotas inseparables de sus dueños, son una fuente inagotable de buenas conductas y grandes actitudes que nos regalan cada día sin cesar
Si hay algo que tienen en común los mejores amigos de los seres humanos con nosotros son las ganas de divertirse. La ciencia ha comprobado como el hecho de tener a un can como mascota puede ayudar a las personas a superar momentos vitales trascendentes o bien aliviar los síntomas de trastornos mentales desgraciadamente tan comunes hoy en día, como la depresión o la ansiedad.
Aunque también muestran signos de tristeza o decepción, los perros no necesitan nada para ser felices. Ya sea rebozándose en la hierba o persiguiendo el palo que les tira su dueño, estos animales parecen disfrutar de cada segundo que les regala la vida. Es por ello que, como algunos aseguran, su papel bien podría asemejarse a la de un gurú espiritual que guía hacia el camino de la iluminación.
Los perros no son rencorosos, aunque sus seres queridos les dejen solos, no se enfadan. Su actitud hacia ellos seguirá siendo la misma
Si de verdad crees que tenemos mucho que aprender de los perros, sigue leyendo atentamente. La revista 'Best Life' ha hecho un recopilatorio con las lecciones de vida que cada día nos brindan y en las que apenas reparamos.
Atención
Los seres humanos somos complicados. Nos pasamos la vida con pensamientos en la cabeza triviales o demasiado complicados. En cambio, un perro vive constantemente en el presente y, evidentemente, carece del raciocinio suficiente como para hacerse muchas preguntas. Son auténticos maestros de la atención plena a cada segundo, lo que puede inspirarnos para enfocarnos siempre en aprovechar cada momento.
Expresar gratitud
Aunque no sean capaces de articular un "gracias", los canes demuestran estar encantados si complaces lo que quieren o necesitan a cada momento. Basta con interpretar sus muecas y gestos como para saberlo. Ser feliz muchas veces pasa por centrarte en lo que tienes y no en lo que no posees. De ahí que estos animales se alegren tanto al verte entrar por la puerta: todos los días se repite la misma escena y su emoción no decrece, ¿cómo es que valoran tanto lo que tienen?
Vivir en el presente
A pesar de que algunos casos confirmen la excepción, un perro siempre puede reeducarse o rehabilitarse tras haber vivido una experiencia traumática en el pasado. Algo que a los humanos también nos cuesta sobremanera. Del mismo modo, los perros nunca se enfadan, y aunque sientan que sus seres queridos les traicionen o les dejen solos (como por ejemplo una noche en la que sus dueños salen a cenar), su comportamiento y actitud para con ellos seguirán siendo las mismas.
Amor incondicional
Como decíamos anteriormente, un perro siempre te va a querer, hagas lo que hagas o seas quien seas. Es como si en su código genético estuviera el hecho de amar sin esperar nada a cambio. ¿No deberíamos ver así la vida?
Mantener la calma
Muchos perros bien educados adquieren la actitud de esperar la llegada de su amo pacientemente. Al traspasar la puerta, se quedan sentados en el suelo para ya aguardar su próximo encuentro. Pero en ningún caso, salvo los canes más mal educados, se vuelven tan insoportables como para tener que llevarles contigo.
Siempre dispuestos a vivir aventuras
En muchas ocasiones los humanos nos dejamos llevar por la pereza y acabamos diciendo que no a un plan social con amigos por miedo o vergüenza. Los perros, en cambio, siempre te seguirán vayas a donde vayas. Excepto si hay una señal inequívoca de peligro, como por ejemplo si oyen petardos.
Nunca mostrar cansancio
Aunque evidentemente lo sufren, siempre están más preocupados de hacer que de quejarse o mostrar señales de flaqueza. Esto también lo puedes aprovechar para salir a hacer ejercicio con tu can. Por mucho que corras, el te seguirá el ritmo como si nada. Esto convertirá el hecho de salir a entrenar en una actividad compartida, y él quedará mucho más encantado si al final del viaje premias su esfuerzo con una suculenta cena.
Hay muchas cosas que tu perro puede hacer por ti, así como por tu salud. Por ejemplo, acariciarlo reduce la presión arterial, según un estudio publicado en el 'Journal of Behavioral Medicine'. Esta investigación reunió a 60 personas, dividiéndolas entre aquellas que hablaban con una persona y otras que tan solo acariciaban a un can. El grupo que estaba en contacto con los animales vio reducida su presión arterial, lo que demostró la hipótesis del estudio. Del mismo modo, la investigación comprobó que también ayuda a calmar el estrés, ya que darle mimos produce la liberación de la oxitocina, la hormona asociada a la confianza.
Si hay algo que tienen en común los mejores amigos de los seres humanos con nosotros son las ganas de divertirse. La ciencia ha comprobado como el hecho de tener a un can como mascota puede ayudar a las personas a superar momentos vitales trascendentes o bien aliviar los síntomas de trastornos mentales desgraciadamente tan comunes hoy en día, como la depresión o la ansiedad.