¿Quieres entrar en las fiestas sexuales más exclusivas? Es muy fácil
Si alguna vez habías querido formar parte de uno de estos selectos clubs y pensabas que eran solo para la élite, estabas muy equivocado
Igual que los romanos que disfrutaban en sus populares bacanales, a las que solo podían acceder aquellos que formaban parte de las clases altas y pudientes (con presencia mayoritaria de miembros del sexo masculino), en la actualidad existen muchas fiestas de carácter sexual a las que, a priori, parece difícil acceder a no ser que formes parte de una élite muy concreta.
¿O no? El imaginario colectivo nos proporciona, cuando pensamos en fiestas sexuales exclusivas, imágenes de grupos de personas ricas que deciden organizar orgías en habitaciones oscuras en Manhattan. Se trata, por supuesto, de experiencias sexuales consensuadas por todos aquellos que forman parte del club, y que sirven para explorar otros lados oscuros y recónditos de nuestra sexualidad que quizá no conocíamos.
Trámites burocráticos
"Las fiestas sexuales son necesarias, gracias a ellas muchas personas aparentemente normales de Nueva York pueden dar rienda suelta a sus más privadas fantasías e instintos reprimidos, es un autodescubrimiento personal", "me he acostado con más de 40 hombres desde que mi chico y yo comenzamos a asistir a estas fiestas", "todo es bastante surrealista, hay muchos 'voyeurs' que miran pantallas donde se proyecta porno o a parejas que están en la cama" son algunos de los testimonios de personas que han acudido a estas fiestas privadas, pero, ¿cómo se puede acceder entonces a una de ellas?
Formar parte de una de estas sórdidas historias de las que está plagado internet no es tan complicado como parece. Quizá lo más difícil sea pasar por Nueva York, la ciudad que nunca duerme, pero una vez que te encuentras alojado ahí los trámites son mucho más protocolarios y burocráticos de lo que imaginabas. Eso sí, pasarlo bien es la única regla en estas salas oscuras donde deben susurrarse contraseñas para poder acceder y en las que nos dejamos llevar por nuestros más bajos instintos.
"Para formar parte del club NSFW, con sede en Manhattan, no hace falta mucho", asegura la periodista Crystal Cox en 'Business Insider'. "Las experiencias sexuales consensuadas son, por supuesto, el sello del club, pero en realidad puedes acudir sin tenerlas, y pasar el tiempo fumando un porro o bebiendo un cóctel mientras conversas con otros miembros del club. Para formar parte solo debes someterte a un riguroso proceso de solicitud".
Cuanto más pagas, más beneficios obtendrás, incluidas entradas con descuento para talleres acerca de cómo mejorar tu relación de pareja
El fundador del club, Daniel Saynt, asegura que su equipo recibe alrededor de 400 nuevas solicitudes cada mes y de ellas se aceptan alrededor de 80. "Especialmente se centran en la personalidad", cuenta Jennifer, una mujer de 35 años que trabaja en Nueva York y que no ha querido dar su apellido por motivos de privacidad. "El hecho de que no se fijaran tanto en la apariencia física fue lo que me decidió a apuntarme. NSFW es el primer club sexual que me ha interesado tanto como para unirme", cuenta.
Según explica Saynt, el club ahora tiene 2.000 miembros, de los cuales cada uno paga un precio anual según su membresía, que va desde los 200 dólares a los 2.690. Como es lógico, cuanto más pagas, más beneficios obtendrás, incluidas entradas con descuento para talleres que ofrece el club sobre cómo mejorar tu relación u otros conceptos básicos. Pero pagues lo que decidas pagar, todas las solicitudes comienzan de la misma manera: por internet, creando un perfil y respondiendo diferentes preguntas sobre intimidad, fantasías sexuales y placer.
"Yo solo expresé que quería sentirme segura y cuidada cuando me preguntaron por mi fantasía sexual", cuenta Jennifer. "También te preguntan qué puedes aportar a NSFW, así como las experiencias sexuales anteriores que hemos tenido o cómo nos identificamos sexualmente. Si no quieres responder a ello siempre puedes decir que las etiquetas son para las latas", se ríe.
Mirarán tus redes sociales
La aplicación también solicita un enlace a la página de Instagram del posible miembro. "Al principio eliminé algunas fotos y también incluí otras porque pensé que las fiestas que organizaban serían muy elitistas y yo no me veía suficientemente bien para formar parte de ellas. Ahora ese temor me parece una tontería" apunta Jennifer. Según Saynt, el equipo solicita los perfiles de las redes sociales para tener una mejor idea de los pasatiempos y visiones del mundo que tiene una persona. "Las cosas que buscamos son, más bien, aquellas relacionadas con sus círculos de amigos o si viajan mucho para saber la perspectiva que tienen de la vida", apunta.
BDMS, swinger, poliamor, plumas, pelucas... todo vale. Lo único que debes 'llevar' siempre contigo es una mentalidad abierta
En algunas ocasiones incluso es posible que se hagan algunas entrevistas adicionales, por teléfono, o con un vídeo. Parece un casting, sin duda, pero en la actualidad el club tiene tantos miembros que están pensando alquilar otro local o 'casa'. Tardan en responder alrededor de cuatro semanas y después te dicen si estás aceptado para formar parte del grupo. Entonces podrás acudir a algunas de sus fiestas y cenas, 'Game Night', 'Playdate' (hay varias ediciones, desde orgías hasta fiestas centradas en parejas) o 'Cannabliss' (la celebración que une sexo y consumo de marihuana) son algunas de las opciones.
Aquí también
Y para aquellos que no tienen ningún interés en formar parte de la élite neoyorkina, siempre podrán participar en las orgías patrias que se celebran en algunos locales españoles. En Madrid, por ejemplo, se celebran muchas, pero quizá no lo sepas porque las convocatorias suelen enviarse a listas de contactos exclusivas a las que no todo el mundo puede acceder. La mayoría tienen temática BDSM y suelen acudir entre 40 y 100 personas con una media de edad de 35 años.
Suelen durar entre cinco o seis horas y para algunas de estas fiestas es necesario pagar un precio (entre 20 y 30 euros) que va subiendo conforme se acerca el evento, no se anuncian en ningún lugar y fuera de los locales o la lista nadie sabe lo que está ocurriendo dentro. Swinger, poliamor, lentejuelas, plumas, pelucas, todo vale. Lo único que deben 'llevar' siempre consigo si se atreven a cruzar la puerta es una mentalidad abierta.
Igual que los romanos que disfrutaban en sus populares bacanales, a las que solo podían acceder aquellos que formaban parte de las clases altas y pudientes (con presencia mayoritaria de miembros del sexo masculino), en la actualidad existen muchas fiestas de carácter sexual a las que, a priori, parece difícil acceder a no ser que formes parte de una élite muy concreta.