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Los dulces pueden ser los culpables de tu tristeza navideña
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Los dulces pueden ser los culpables de tu tristeza navideña

¿Sientes que cuando llegan estas fechas estás de bajón? Quizá las fiestas no sean las responsables sino todo el turrón que comes

Foto: Foto: iStock.
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Hay dos clases de personas en esta vida: las que adoran la Navidad por encima de todas las cosas y las que no. Las primeras suelen ser poseídas por el espíritu de estas fechas, compran regalos por doquier, adoran las luces, cantan villancicos y aprovechan para decirle a sus seres queridos cuánto les aman. Las segundas, sin embargo, odian las aglomeraciones que se forman en el centro de las ciudades y como el Grinch, solo esperan la visita de tres espíritus que les recuerden que esta no es una época tan mala como parece.

Quizá seas de los segundos, y una tristeza se apodere de ti conforme se van acercando estas fechas que parecen obligarte a ser feliz. Si es así, puede que los villancicos y los caganer del Belén no sean lo culpables, sino el azúcar. Según un estudio publicado en la revista 'Medical Hypotheses', aquello que podría endulzar tu vida y engordar tu cintura podría ser, en realidad, el culpable de tu melancolía navideña, informa 'Best Life'.

Como el Grinch

Investigadores de la Universidad de Kansas analizaron una amplia variedad de datos sobre los efectos psicológicos del consumo de azúcar agregada, que es la protagonista de muchos postres que nos encanta tomar durante las vacaciones. Determinaron que ingerir demasiada podría tener un efecto similar a beber demasiado alcohol. El coautor del estudio, Stephen Ilardi, profesor asociado de psicología clínica en la Universidad de Kansas, se explicó en un comunicado: "El alcohol es, básicamente, calorías puras, nada nutritivo y tóxico en dosis muy altas. El azúcar es muy similar", indicó.

Igual que sucede con el alcohol, cuando tomas azúcar experimentas una sensación temporal de alegría, pero a largo plazo pasa a ser tristeza

"Estamos descubriendo que cuando se trata la depresión las personas que optimizan su dieta deben proporcionar todos los nutrientes que el cerebro necesita, y, en su mayoría, evitar estas toxinas potenciales", añadió. Esto es especialmente cierto para aquellos que son propensos a sufrir depresión estacional, que cada vez afecta a más personas. Al igual que cuando bebes varias copas de vino, comerte una caja de galletas puede proporcionar una sensación temporal de comodidad y alegría, pero si lo consumes en grandes cantidades lo más probable es que experimentes malestar.

Foto: Muchos empleados se quedaron con la boca abierta tras ver el contenido de sus sobre (Foto: Vimeo)

"Cuando consumimos dulces actúan como una droga", dijo Ilardi. "Tienen un efecto inmediato de elevación del estado de ánimo pero en dosis altas también pueden tener una consecuencia paradójica y perniciosa a largo plazo y empeorar el estado de ánimo así como reducir el bienestar, elevar la inflamación y causar aumento de peso". También señaló que comer una cantidad excesiva de azúcar se ha relacionado con una inflamación de bajo grado que podría llevar al cerebro a un estado de depresión severa.

Pero, ¿cuándo es demasiado? Igual que sucede con el alcohol, depende un poco de la persona en cuestión. Ilardi sugiere que no existe un enfoque único para predecir exactamente cómo reaccionará el cuerpo de cualquier persona a una dosis determinada. Como regla general la Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere limitar el consumo de azúcar de alguien con una masa corporal normal a 25 grados aproximadamente, o, en otras palabras, no superar el 5% de la ingesta calórica diaria. Al final es decisión tuya elegir cuánto turrón partes, en función de cuánto odies o ames estas esperadas fechas.

Hay dos clases de personas en esta vida: las que adoran la Navidad por encima de todas las cosas y las que no. Las primeras suelen ser poseídas por el espíritu de estas fechas, compran regalos por doquier, adoran las luces, cantan villancicos y aprovechan para decirle a sus seres queridos cuánto les aman. Las segundas, sin embargo, odian las aglomeraciones que se forman en el centro de las ciudades y como el Grinch, solo esperan la visita de tres espíritus que les recuerden que esta no es una época tan mala como parece.

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