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El efecto Coolidge: la lujuria no descansa
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El efecto Coolidge: la lujuria no descansa

El nombre responde al 30º presidente de los Estados Unidos y según con quien vayas a tener relaciones sexuales puede afectarte más o menos

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Uno de los factores que afectan a tus ritmos a la hora de mantener relaciones sexuales tiene que ver con un presidente de los Estados Unidos. Y no, no tiene nada que ver con el escándalo de Bill Cliton con Monica Lewinsky, ni sus posteriores mentiras. Aunque los cuernos también juegan un papel importante en este término.

Como el propio término indica, se refiere al 30º presidente estadounidense, Calvin Coolidge. Una curiosa anécdota de él y su esposa Grace ilustra este patrón de comportamiento sexual. Bajo el nombre de efecto Coolidge se recoge la respuesta y el comportamiento de un mamífero ante sus relaciones sexuales con una o varias parejas en las que el periodo refractario (el tiempo que se necesita para poder volver a consumar tras llegar al clímax), que puede aumentar o disminuir dependiendo de si va a acabar en la cama con la misma pareja sexual o una nueva. Este patrón psicológico y biológico señala que el tiempo de recuperación es mucho menor cuando el acto va a realizarse con una distinta y mucho mayor si se repite con la misma.

Foto: Lara Álvarez, Carlos Sobera, Matías Roure y Lidia Torrent (Mediaset España)

Un dicho popular cuenta que recibió este nombre después de la visita por separado del presidente y su esposa a una granja experimental del Gobierno. Cuando la Sra. Coolidge accedió al área de las gallinas, advirtió que uno de los gallos se apareaba con mucha frecuencia. Le preguntó al encargado por la frecuencia de los encuentros, y este le respondió: "Docenas de veces al día". Con mucha guasa Grace le dijo: "Cuénteselo al presidente cuando pase por aquí". Tras habérselo contado al presidente, Coolidge preguntó: "¿Con la misma gallina cada vez?". La respuesta fue: "Oh, no, señor Presidente; con una gallina distinta cada vez". Coolidge concluyó: "Cuénteselo a la Sra. Coolidge".

Así funciona el cuerpo

Como con casi todo lo que pasa en nuestro cuerpo -por supuesto, también la excitación sexual- tiene una explicación biológica. En concreto, el efecto Coolidge sucede porque, ante la posibilidad de una nueva relación sexual con otra persona distinta, los niveles de dopamina del cuerpo se incrementan, preparando al ser humano para estar más activos de lo habitual, lo que acaba traduciéndose en un periodo refractario mucho más pequeño o nulo de cara al sexo, recoge 'Sex and psychology'.

El tiempo de recuperación sexual es mucho menor cuando el acto va a realizarse con una pareja distinta y mucho mayor si se repite con la misma

Pero, si es una relación sexual con la misma pareja, el sistema límbico (gestiona respuestas fisiológicas ante estímulos emocionales), no reacciona tan rápidamente, haciéndose necesario un tiempo de recuperación de mayor duración que el anterior.

Del mismo modo, se puede interpretar el efecto Coolidge como la disminución progresiva de la propensión de un macho a aparearse con la misma hembra combinada con un mayor interés sexual en las distintas parejas sexuales. Eso sí, los machos que reconocen parejas anteriores y muestran preferencia por las nuevas deberían tener una ventaja selectiva ya que pueden distribuir el esperma de manera uniforme entre las hembras que encuentran.

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En todo el espectro de mamíferos, desde gatos hasta las ballenas, la reproducción es un imperativo genético. Y la necesidad de fecundar nuevas hembras está relacionado con la liberación de dopamina en el cerebro.

Uno de los factores que afectan a tus ritmos a la hora de mantener relaciones sexuales tiene que ver con un presidente de los Estados Unidos. Y no, no tiene nada que ver con el escándalo de Bill Cliton con Monica Lewinsky, ni sus posteriores mentiras. Aunque los cuernos también juegan un papel importante en este término.

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