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La ciencia descubre cuál es la mejor manera de agarrar el volante al conducir
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LA MEJOR POSTURA NO ES LA DE LAS 2 MENOS 10

La ciencia descubre cuál es la mejor manera de agarrar el volante al conducir

Un estudio analiza cómo afecta a nuestra forma de conducir las sensaciones sensoriales que experimentamos

Foto: Los brazos deben estar en posición simétrica para que la fuerza se alterne entre ambos al girar
Los brazos deben estar en posición simétrica para que la fuerza se alterne entre ambos al girar

Cuando una persona se apunta a una autoescuela con la intención de aprender a conducir y sacarse posteriormente el carné, lo primero que se le enseña es a colocarse en el asiento. La espalda recta, los ojos con perfecta visión de los espejos y los brazos extendidos y ligeramente flexionados sujetando el volante de forma que simule un reloj a las 2 menos 10.

Sin embargo, la ciencia acaba de demostrar que esa teoría que lleva años instalada entre nosotros no es la mejor para conducir. Un estudio de la Universidad de Hiroshima publicado en la revista científica PLOS One revela cómo la posición de las manos en el volante afecta al funcionamiento de nuestros músculos, lo que a su vez distorsiona el giro que tenemos que realizar al conducir. Y no, la mejor posición para conducir no es las 2 menos 10.

Foto: Gracias al invento de Alain Gassler el pilar del coche desaparece virtualmente (Foto: YouTube)

Los investigadores analizaron a nueve hombres y midieron su esfuerzo muscular en cuatro posiciones distintas, con cambios de 30 grados de una a otra. Solo se les permitía poner una mano en el volante y descubrieron que la "mejor posición" es la de las 3 menos cuarto, es decir, la mano izquierda sobre las 9 y la mano derecha sobre las 3.

Más comodidad, más ligereza

En el estudio se pedía a los conductores que fueran girando el volante a partir de una posición original que suponía hacer un esfuerzo de 2.0 Newtons por metro (Nm). Se les preguntaba si al cambiar la posición necesitaban más o menos fuerza que en la posición original, aumentando o disminuyendo la fuerza en 0.2 Nm en cada cambio.

El estudio revela que si la sensación de esfuerzo no es la adecuada podemos girar el volante más o menos de lo necesario, lo que es peligroso

El objetivo era analizar cómo afecta a nuestra forma de conducir las sensaciones sensoriales que experimentamos. Los investigadores han explicado a Popular Mechanics que “la posición del brazo cambia la forma en que usamos nuestros músculos para realizar tareas. Una posición incómoda o extraña puede hacer que nuestra sensación de esfuerzo sea mayor o menor, por lo que el objeto (en este caso el volante) se siente más ligero o más pesado de lo que realmente es". Eso haría que lo giráramos más o menos de lo necesario, lo que podría provocar un accidente.

La mayoría de los conductores colocan sus manos en una posición simétrica, tal y como se recomienda al aprender a conducir, y eso ayuda a que la fuerza que se utiliza al mover el volante varíe, alternando de un brazo a otro. Este descubrimiento podría aplicarse directamente cuando nos colocamos en posiciones poco comunes al volante, por ejemplo al aparcar en paralelo o realizar maniobras con ángulos de visión extraños.

Cuando una persona se apunta a una autoescuela con la intención de aprender a conducir y sacarse posteriormente el carné, lo primero que se le enseña es a colocarse en el asiento. La espalda recta, los ojos con perfecta visión de los espejos y los brazos extendidos y ligeramente flexionados sujetando el volante de forma que simule un reloj a las 2 menos 10.

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