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El número de Dunbar: por qué solo podemos tener un máximo de 150 relaciones
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CURIOSIDADES ANTROPOLÓGICAS

El número de Dunbar: por qué solo podemos tener un máximo de 150 relaciones

La teoría de este experto sostiene que solamente podemos conservar una cifra determinada de conexiones personales, pero ¿funciona de verdad en la era de las redes sociales?

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Si alguna vez te has sentido rechazado sentimentalmente por alguien que quería nada más que ser tu amigo, es posible que hayas respondido algo parecido a esta frase: "Ya tengo suficiente". Aunque creas que existe un tope, resulta que no es solo una excusa. Hay unos límites bien definidos para la cantidad media de colegas y conocidos que se pueden tener. Lo confirma la ciencia.

Pero la pregunta es si estas lindes son los mismas o se complican en el mundo de las redes sociales, en un sistema en el que es común tener perfiles en muchas aplicaciones o foros con miles de seguidores. Según el antropólogo británico Robin Dunbar el "número final" es 150.

Foto: Fotograma 'Los miserables'.

No, no tienes cientos de amigos y no los tendrás jamás. El desarrollo de nuestro cerebro limita la cifra de personas con las que nos relacionamos. Hace un cuarto de siglo, el científico propuso esta teoría y restringió aproximadamente el número de conexiones entre individuos. En una investigación, Dunbar se convenció de que había una relación entre la cantidad de gente con la que los primates tenían una conexión social y el tamaño de su neocórtex (parte asociada a la cognición y el lenguaje), considerada la zona más moderna del encéfalo.

Límites en el sistema social

El científico y sus compañeros aplicaron este principio básico a los humanos examinando datos psicológicos históricos, antropológicos y contemporáneos sobre el tamaño de los grupos sociales, incluida la forma en que los más grandes se forman antes de separarse o colapsar. Descubrieron también una notable consistencia alrededor del número 150. "Si se excede este número lo más posible es que esa red dure poco o no sea coherente", explican en 'BBC'.

Además, la organización de nuestras amistades está guiada en gran medida por nuestra capacidad cognitiva a la hora de manejarlas, es decir, por la cantidad de tiempo y esfuerzo mental que podemos dedicar a las mismas. Así lo demuestra otro estudio publicado por la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) y la de Oxford en una publicación de la revista 'PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences)'.

Todos los medios digitales, en realidad solo te están proporcionando otro mecanismo para contactar con amigos

"No podemos tener relaciones con unas 150 personas y que todas sean íntimas y cercanas", por lo tanto, "si se tienen muchísimas, tiene que ser al coste de que casi todas sean superficiales", aclara a 'EFE' Ignacio Tamarit, de la UC3M. Además, según predice el modelo del profesor Dunbar, nuestras relaciones se dividen en capas o círculos de mayor o menor intensidad: contamos con una media de tres o cinco personas con las que tenemos una relación muy estrecha (amigos íntimos y/o familia), alrededor de diez buenas amistades, un grupo más amplio de unas 30-35 on las que tratamos frecuentemente y un centenar de conocidos en nuestro día a día.

Dunbar no está seguro de por qué estas capas de números son múltiplos de cinco, pero dice que "este número parece ser fundamental para los monos y simios en general". Por supuesto, todas estas cifras representan el rango. Los extrovertidos tienden a tener una red más grande y se extienden más débilmente entre sus amigos, mientras que los introvertidos se concentran en un grupo más pequeño de contactos.

¿Y con las redes sociales?

"Lo que determina estas capas en la vida real, en el cara a cara, es la frecuencia con la que ves a las personas", dice el experto. "Tienes que tomar una decisión todos los días sobre cómo invertir el tiempo que tienes disponible para la interacción social, y eso es limitado", añade. En una entrevista anterior concedida a El Confidencial, el científico asegura que lo único que hacen las redes sociales es abrir el abanico de posibilidades.

"Obviamente, el mercado es mucho mayor, pero no se acerca ni de lejos a todo el planeta (¡ni siquiera habría tiempo para revisar cada uno de ellos!) La única diferencia es que internet te ofrece más opciones para elegir de las que tendrías en el mundo real", comenta.

No podemos tener relaciones con 150 personas y que todas sean íntimas y cercanas. Si se tienen muchas, serán superficiales

Los investigadores también han realizado una investigación en Facebook utilizando factores como el número de grupos en mensajes comunes y privados enviados para mapear la cifra de vínculos. Cuando las personas tienen más de 150 amigos en Facebook o seguidores en Twitter, Dunbar argumenta, que estos representan las capas externas normales de contactos (o las conexiones de bajo riesgo). Para la mayoría de las personas, tener más conexiones significa que es menos posible tener intimidad. "Estos medios digitales e incluyo teléfonos, en realidad solo te están proporcionando otro mecanismo para contactar con amigos", explica.

Pero la propia investigación de Dunbar sugiere diferencias generacionales. Los que tienen entre 18 y 24 años tienen redes sociales mucho más amplias que los que tienen 55 o más. Y la primacía del contacto físico en la hipótesis del cerebro social puede aplicarse menos a los que tienen menos edad porque nunca han conocido la vida sin internet, para quienes las relaciones digitales pueden ser tan significativas como las analógicas.

Tiene sentido que haya un número finito de amigos que la mayoría de las personas podamos tener. Lo que está menos claro es si esa capacidad se está expandiendo o contrayendo por las formas siempre cambiantes que tenemos de interactuar en las redes sociales.

Si alguna vez te has sentido rechazado sentimentalmente por alguien que quería nada más que ser tu amigo, es posible que hayas respondido algo parecido a esta frase: "Ya tengo suficiente". Aunque creas que existe un tope, resulta que no es solo una excusa. Hay unos límites bien definidos para la cantidad media de colegas y conocidos que se pueden tener. Lo confirma la ciencia.

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