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Un hombre gana dos veces la lotería en 4 meses y sigue viviendo en un remolque
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Su hijo también tuvo suerte en el sorteo

Un hombre gana dos veces la lotería en 4 meses y sigue viviendo en un remolque

Tras más de un millón de dólares con dos rasca y gana no quiere cambiar de vida: es feliz con lo poco que necesita

Foto: Robert Stuart, con el cheque de un millón de dólares que ganó en el mes de mayo (Foto: Maine Lottery)
Robert Stuart, con el cheque de un millón de dólares que ganó en el mes de mayo (Foto: Maine Lottery)

Robert Stuart es un tipo sencillo que lleva más de cuarenta años viviendo en un remolque y cumpliendo cada día la misma rutina: se levanta, va a trabajar, para a cenar mientras regresa en un restaurante cercano y cada día termina con una hamburguesa, un perrito o un sándwich de langosta con patatas. Es el prototipo de persona al que le gusta la lotería.

Sin embargo, desde hace cinco meses su vida podría haber cambiado de arriba a abajo. El pasado mes de mayo se convirtió en el ganador de un millón de dólares gracias a un rasca y gana que compró en una tienda. Y cuatro meses después, en septiembre, la suertele volvía a sonreír: esta vez su boleto contenía 100.000 dólares.

Foto: Un participante de una lotería rellena un boleto. (iStock)

En total, Bobby, como le conocen sus amigos, ha añadido a su cuenta 1.100.000 dólares, aproximadamente un millón de euros, aunque con los impuestos se le quedará en una cantidad sensiblemente inferior. Pero él no ha cambiado sus hábitos: cinco meses después de ser millonario sigue viviendo en su remolque de siempre.

"Hago lo mismo una y otra vez"

Ser una persona sencilla le ha llevado a seguir con su vida de siempre. A sus 65 años no quiere cambiar sus hábitos y, pese a haberse convertido en doble ganador de la lotería del estado de Maine, en el este de Estados Unidos, él sigue haciendo lo mismo que hacía cada día. Y una de esas rutinas es seguir viviendo en su remolque de siempre.

Su mujer murió hace dos años, después de 37 casados, y no tiene con quién ir de viaje

Bobby ha explicado al Boston Globe que "no hay nada realmente diferente. Hago lo mismo una y otra vez". De hecho, si no fuera de dominio público que era el ganador de dos premios de la lotería, nadie lo hubiera sospechado: sigue llamando ‘casa’ a su remolque y haciendo las mismas cosas que hacía antes de ser millonario.

Por ejemplo, sigue trabajando en turnos de 11 horas en una empresa constructora de Maine y, cuando termina su jornada, para cada día en el mismo restaurante para cenar. Día tras día. No ha añadido lujos a su vida tranquila: ni coches, ni joyas, ni vacaciones exóticas. Su único despilfarro es que "puse nuevas ventanas en mi remolque", aunque reconoce que el trabajo se lo hizo un amigo de su hijo por un buen precio.

placeholder Un rasca y gana como los que ganó Robert Stuart
Un rasca y gana como los que ganó Robert Stuart

Pero Robert Stuart es así: hijo de una familia de granjeros, nunca ha sido amante de los excesos. Sabe muy bien lo que cuesta ganar el dinero y apenas se permite caprichos. De hecho, reconoce que el único derroche que comete cada año es asistir a una carrera de Nascarque tiene lugar en Loudon, en el estado de New Hampshire.

Su hijo también ganó a la lotería

La hermana de Bobby se llama Becky y vive en el mismo terreno que el ganador de la lotería. Explica que se criaron con lo justo y que se han acostumbrado a vivir de esa manera. Por eso no sorprende que tardara una semana en cobrar su boleto premiado: tenía que recorrer una hora y media hasta Augusta, la capital del estado, y el horario de su trabajo le impedía hacerlo antes.

Foto: Kashaf Ali Khan. Foto NCA

Los administradores de la lotería de Maine le recomendaron entonces contratar a un abogado o un contable financiero que le ayudara a gestionar sus ganancias, tal y como hacen con todos los ganadores de la lotería. Sin embargo, Bobby tenía claro que no le hacía falta: "¿Por qué debería pagarles a esos tipos?" En vez de eso, usó el asesor gratuito que le ofrecía su banco de siempre.

Pero si hay algo que sorprende es que siga viviendo en el mismo remolque que hace 40 años. Su hermano le ofreció derribar el viejo y construir uno nuevo, pero él no lo necesita: tiene su televisor, su sillón reclinable y fotos de su familia por toda la casa. ¿Para qué quiere más? Su hijo Greg, de 46 años y que también ganó 250.000 dólares a la lotería en el pasado, lo explica con la misma sencillez que su padre: "¿Una casa nueva? No la quiere".

El único capricho que se da cada año es ir a ver una carrera de coches de la Nascar

No le importaría viajar, pero no tiene con quién. Su mujer, Christine, murió hace dos años después de 37 años casados, y desde entonces no quiere cambiar nada en su vida. Ha dado una parte de sus ganancias a cada uno de sus tres hijos, para que hagan lo que quieran con el dinero. De momento, sigue comprando boletos rasca y gana como el que le hicieron millonario, porque le gusta: los dos últimos, comprados la semana pasada en una gasolinera, estaban premiados con 500 dólares. Un tipo sencillo… y con suerte.

Robert Stuart es un tipo sencillo que lleva más de cuarenta años viviendo en un remolque y cumpliendo cada día la misma rutina: se levanta, va a trabajar, para a cenar mientras regresa en un restaurante cercano y cada día termina con una hamburguesa, un perrito o un sándwich de langosta con patatas. Es el prototipo de persona al que le gusta la lotería.

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