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¿Cuántas veces puedo rellenar una botella de plástico?
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Un debate a cuentagotas

¿Cuántas veces puedo rellenar una botella de plástico?

Es importante fijarse en la parte inferior de los envases para saber con qué tipo de plástico se han fabricado y, en cualquier caso, lavarlos de forma similar a la vajilla si no están deteriorados

Foto: Una botella de plástico. (Unsplash)
Una botella de plástico. (Unsplash)

Reutilizar o no reutilizar. He aquí la cuestión que se plantean miles de personas cada vez que piensan en rellenar con agua del grifo una botella de plástico. Lo hacen motivados por una controvertida afirmación que rula de boca en boca: estos envases pueden liberar en el agua componentes tóxicos para la salud. ¿Advertencia útil o leyenda urbana? Lo cierto es que abundan los matices.

Las botellas plásticas que hay en el mercado se fabrican a partir de polímeros plásticos como polipropileno y copoliéster, lo que las hace ligeras y duraderas. Antiguamente, ciertos envases contenían Bisfenol A, un disruptor endocrino que provoca el desarrollo de alergias e intolerancias, e incluso problemas más graves de salud, como algunos tipos de cáncer e infertilidad a largo plazo, pero en la actualidad la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) certifica que todas las botellas se fabrican con polietileno tereftalato (PET). De hecho, en Europa está prohibido que los envases sensibles como los biberones contengan Bisfenol A, lo que da una idea del reconocimiento de sus efectos nocivos para la salud.

Precisamente, es con el calor cuando el consumo de agua es mayor y, a la misma vez, cuando el problema de las botellas plásticas se agudiza, pues los materiales de estos envases pueden desprenderse con más facilidad al someterse a altas temperaturas.

En Europa está prohibido que los envases sensibles contengan Bisfenol A, pero la mayoría de botellas están fabricadas con tereftlato de polietileno (PET)

"La mayoría de las botellas de plástico hoy en día no usan BPA", insiste al diario 'The Washington Post' John Swartzberg, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de California, que matiza: "El problema es que han reemplazado el BPA con otros materiales, pero no sabemos demasiado sobre estos otros que los han reemplazado". Aunque los efectos de sustitutivos como el bisfenol S no se han estudiado en humanos, varios estudios en animales sugieren que también podría ser perjudicial.

La clave está en los números

placeholder Tipos de plático. (Raw Foundation)
Tipos de plático. (Raw Foundation)

Las alternativas son los envases fabricados con otros materiales reciclados, etiquetados con letras mayúsculas y una cifra a modo de indicador del tipo de plástico. Así por ejemplo, un número 7 indica que la botella puede contener BPA, mientras que un 6 indicaría la presencia de espuma de poliestireno (EPS) y un 3 se refiere a policloruro de vinilo (PVC). El utilizado en las botellas comercializadas es el tereftlato de polietileno, etiquetado con las letras PET y el número 1.

Solo se recomienda reutilizar la botella si la parte inferior está marcada con PET 1, lo cual reflejaría que no desprende plásticos a medida que se utiliza. En cualquier caso, darles una segunda (o eterna) vida encierra riesgos para la salud a nivel microbiológico: si no se lavan regularmente, pueden contaminarse con bacterias procedentes de la boca, las manos o la propia exposición ambiental, más aún si se deteriora, teniendo en cuenta que las rayaduras o la pérdida de asepsia del material crea las condiciones perfectas para albergar microorganismos.

Por tanto, la botella de tereftlato de polietileno se puede rellenar tantas veces como se quiera bajo los supuestos de que se mantenga en su estado original y se lave de forma similar que cualquier elemento de una vajilla. La Asociación Nacional de Empresas de Aguas de Bebida Envasadas (Aneabe) aporta otra perspectiva desde su web: "No hay problemas de seguridad alimentaria, pero se aconseja no reutilizar las botellas para, por un lado, evitar fraudes y, por otro, como medida de prevención de accidentes".

El eterno retorno... al botijo

Las cifras de venta de agua embotellada no paran de crecer. Su producción ha aumentado cerca de un 50% desde 2001, según cifras de la patronal de agua envasada, pese a que durante la crisis cayeron las ventas. Pero el agua embotellada no puede competir con la del grifo en la mayoría de las ciudades de España, bajo el criterio de Facua. "El agua de la red pasa controles muy exhaustivos que garantizan una mayor seguridad que la que se vende embotellada. Además, no necesita envases, es más ecológica y, por supuesto, es mucho más barata: el agua embotellada puede costar hasta mil veces más que la que sale del grifo", recuerda en un comunicado la organización de consumidores, que recomienda envases de aluminio, de acero o de cristal.

Foto:  Diferentes envases de agua embotellada.

En la misma línea, llama a recuperar el botijo, un recipiente ancestral cuyo diseño permite enfriar el agua hasta 10 grados en condiciones de 30 grados de temperatura exterior y un 40% de humedad. Lo logra sudando, ya que la arcilla de la que está compuesto es porosa y responde al calor ambiental exudando el líquido, que al contacto exterior enfría el recipiente y, por extensión, el agua que contiene. "Este sencillo mecanismo termodinámico todavía no ha sido superado por la prepotente industria del envase de plástico, aunque el marketing haya inundado los establecimientos y los hogares con sus botellas que, para mayor desgracia, no son reutilizables en su mayoría", sentencia Facua.

Por su parte, Aneabe considera que "las aguas minerales tienen unas cualidades diferenciadoras del agua del grifo que son reconocidas tanto por la legislación nacional como europea". A este respecto, aclara que "se trata de aguas subterráneas, puras en origen, con una composición mineral constante y no necesitan ni reciben ningún tipo de tratamiento químico para su consumo. Son envasadas a pie de manantial en condiciones de absoluta asepsia y llegan al consumidor con la misma pureza, composición mineral y propiedades saludables que tienen en la naturaleza".

Reutilizar o no reutilizar. He aquí la cuestión que se plantean miles de personas cada vez que piensan en rellenar con agua del grifo una botella de plástico. Lo hacen motivados por una controvertida afirmación que rula de boca en boca: estos envases pueden liberar en el agua componentes tóxicos para la salud. ¿Advertencia útil o leyenda urbana? Lo cierto es que abundan los matices.

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