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Esto es lo que los padres deberían enseñar a sus hijos (pero no hacen), según Stanford
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La capacidad de no distraerse es clave

Esto es lo que los padres deberían enseñar a sus hijos (pero no hacen), según Stanford

"No basta con olvidarse de educar a los nativos digitales a la espera de que se formen por sí mismos", sino que es necesario enseñarles a ser dueños de su propio tiempo y su atención

Foto: Un padre sostiene a su hijo a hombros. (iStock)
Un padre sostiene a su hijo a hombros. (iStock)

Todos los padres quieren que sus hijos sean inteligentes y capaces de triunfar en un entorno digital que ellos sólo conocen de pasada. Muchos de ellos son optimistas, al pensar que si los más pequeños han nacido y crecido con la tecnología no tendrán ningún problema a la hora de conseguir un empleo digitalizado, pero lo cierto es que "no basta con olvidarse de educar a los nativos digitales a la espera de que se formen por sí mismos", tal y como explica Marc Prasky en su ensayo 'Nativos e inmigrantes digitales'.

A juicio de Nir Eyal, experto de la Escuela de Negocios de Stanford que ha pasado años estudiando la relación entre la psicología y la tecnología, en el futuro próximo habrá dos tipos de personas: los que permiten que su atención sea dirigida por otros y los que son capaces de controlar su propia vida. Por ello, considera que "la habilidad más importante en el siglo XXI" será la capacidad de no distraerse: "Uno de los errores más grandes que observo en los padres es que no dan a sus hijos la autonomía para controlar su propio tiempo".

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Incluso magnates tecnológicos como Steve Jobs y Bill Gates tenían estrategias para limitar el tiempo que sus hijos pasaban frente a las pantallas, explica Eyal en un artículo publicado en 'CNBC'. Restringirles el acceso a los dispositivos es "un gran regalo" aunque a ellos les parezca un castigo en un primer momento, pero deben ser los niños quienes aprendan a manejar el tiempo y la atención que ganan. Es necesario transmitirles que el tiempo de las pantallas resta horas a sus actividades preferidas como jugar con amigos, jugar a fútbol o divertirse con sus padres.

Es importante que nuestros hijos entiendan las motivaciones de las empresas tecnológicas

"Cuando mi hija tenía cinco años y exigía su 'tiempo de iPad' supimos que teníamos que actuar", recuerda el especialista. Poco a poco, le hicieron entender que las aplicaciones y los vídeos de los que disfrutaba en la tableta habían sido creados por personas muy inteligentes con la intención de mantenerla "enganchada". "Es importante que nuestros hijos entiendan las motivaciones de las empresas de videojuegos y redes sociales: si bien estos productos nos venden diversión y conexión, también se benefician de nuestro tiempo y atención".

Después, le preguntaron cuánto tiempo de pantalla al día consideraba adecuado. Esperaba que dijera "¡Todo el día!", pero no lo hizo. "Armada con la lógica sobre por qué era importante limitar el tiempo frente a la pantalla y la libertad de decidir en qué invertía su tiempo, tímidamente nos dijo: dos capítulos". Un par de episodios de su serie infantil preferida equivalía a 45 minutos, de forma que le consultó: "¿Te parece que 45 minutos está bien?". Sonrió y asintió.

placeholder Un niño juega con una tableta. (iStock)
Un niño juega con una tableta. (iStock)

Todos contentos, pero la negociación continuaba. "¿Cómo planeas asegurarte de no pasar más de 45 minutos al día?", le inquirieron. A lo que la pequeña respondió proponiendo un temporizador de cocina. "Suena bien, pero si mamá y papá se dan cuenta de que no puedes cumplir la promesa que te hiciste a ti y a nosotros, tendremos que revisar este acuerdo", zanjaba.

Un compromiso de esfuerzo

La niña tiene diez años a día de hoy y sigue estando a cargo del tiempo que pasa frente a la pantalla. Ha hecho algunos cambios en su rutina como intercambiar episodios diarios por noches de cine durante los fines de semana o reemplazar el temporizador de cocina por Alexa, pero sigue respetando la norma. "Lo importante es que estas son sus reglas, no las nuestras, y que ella se encarga de hacerlas cumplir. Cuando se acaba su tiempo, no es su padre quien le avisa de que lo está haciendo mal, sino que lo hace la herramienta que ella misma ha configurado".

"Muchos padres quieren saber cuál es la cantidad concreta de tiempo que tienen que imponerse sus hijos, pero no existe una cifra absoluta", matiza. "Hay demasiados factores en juego, incluidas las necesidades específicas del niño, lo que el niño está haciendo en línea y las actividades que reemplaza el tiempo frente a la pantalla". A este respecto, insiste: "Lo más importante es involucrar al niño en la decisión y ayudarlo a establecer sus propias reglas. Cuando los padres imponen los límites sin la aportación de sus hijos, están sembrando resentimiento e incentivando que en un futuro les engañen".

Todos los padres quieren que sus hijos sean inteligentes y capaces de triunfar en un entorno digital que ellos sólo conocen de pasada. Muchos de ellos son optimistas, al pensar que si los más pequeños han nacido y crecido con la tecnología no tendrán ningún problema a la hora de conseguir un empleo digitalizado, pero lo cierto es que "no basta con olvidarse de educar a los nativos digitales a la espera de que se formen por sí mismos", tal y como explica Marc Prasky en su ensayo 'Nativos e inmigrantes digitales'.

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