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Las historias más locas entre vecinos, contadas por ellos mismos
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'AQUÍ NO HAY QUIEN VIVA'

Las historias más locas entre vecinos, contadas por ellos mismos

¿Eres fan de la famosa serie de 'Telecinco' en la que no para de haber disputas en los rellanos del bloque de pisos? Pon atención a estos relatos reales

Foto: Fotograma de 'La que se avecina'.
Fotograma de 'La que se avecina'.

Hace ya casi veinte años que Álex de la Iglesia dirigió 'La Comunidad', una película protagonizada por Carmen Maura en la que los vecinos de un edificio se volvían locos por conseguir 300 millones de pesetas que uno de sus moradores escondía en su piso. A partir de ahí, el resto de residentes hacían lo imposible por quedarse con el dinero, incluso hacerle la vida mucho más difícil al resto.

Además, series como 'Aquí no hay quien viva' o 'La que sea avecina' triunfan en la televisión de nuestro país con las situaciones más locas entre rellanos y viviendas. Lo cierto es que si no vives en un chalet apartado de la civilización, es raro no tener vecinos. Igual que el roce hace el cariño también conduce a la disputa. Ya sabes que del amor al odio hay una línea muy final y es normal que entre el 2º A y el 2º B haya cosas en las que no se pongan de acuerdo.

Foto: Foto: iStock.

¿Crees que la gente que vive en la casa de al lado es molesta, fastidiosa y te encantaría que se fuera de allí para siempre? Lo cierto es que tener vecinos a veces es toda una aventura. También es posible que los conviertas en tus amigos y la relación sea estupenda, pero desde El Confidencial nos hemos puesto en contacto con personas que no tienen muchas buenas experiencias y desearían que la situación se relajase un poco. Vamos, que lo que les ocurre a las famosas moradoras de Valencia se queda corto: "¡Me rocía con orines!", gritaba una de ellas en 'Callejeros viajeros'

Amantes de los animales

¿Son la reencarnación del mal? ¿Hacen mucho ruido? ¿Gritan? ¿Tienen el sexo más sonoro del barrio? Es posible que no te des cuenta y que tú seas uno de ellos, pero es más fácil ver la paja en el ojo ajeno. Deberíamos ser todos un poco más tolerantes y no saltar a la mínima de cambio. A pesar de esto, hay algunas historias de lo más particulares.

"Mis vecinos tenían un perro al que dejaban solo. Lloraba continuamente. Era difícil de aguantar, pero es que ahora la cosa ha empeorado: han comprado una cotorra. No entiendo muy bien qué clase de persona decide tener un pájaro que está soltando graznidos todo el día en casa, pero así es. Además, deben estar enseñándola a llevar cosas, porque continuamente la felicitan. Me paso el día con los cascos puestos para no oír al zoo que tienen montado. ¡Esperemos que no aprenda a hablar o me volveré loca!", explica Ana, residente en el barrio de la Concepción de Madrid.

"Mi vecina y yo no nos llevábamos muy bien. Se murió este año y no me dio ninguna pena porque después de tantos años se seguía comportando fatal. Por las mañanas, cuando yo fregaba el rellano (en casa teníamos un perro y soltaba mucho pelo, así que limpiábamos algunas zonas comunes también) dejaba mi alfombrilla encima de la de la casa de enfrente mientras se secaba el suelo, solo unos minutos. Ella abría la puerta y nos la lanzaba contra nuestra casa gritándonos que le afeábamos la entrada. ¡Qué loca!", comenta Maria Teresa, residente en el barrio de Ciudad Jardín de Málaga.

"A veces la puerta de mi casa olía mucho a orines y no entendía por qué. Limpiaba cada mañana con lejía, pero el olor volvía. Descubrí que los que vivían al lado dejaban mear a su perro cada día en mi puerta. Descubrí que cada vez que el animal lo hacía, le daban un premio. Los denuncié y les acabaron echando de la casa. Menudos sinvergüenzas", explica María, residente en el centro de Huelva.

¡Obras!

Martillos, golpes constantes, radiales... Si eres de los que tiene poca paciencia cuando hay reformas y te vuelves loco porque los empleados trabajan a deshora, ten cuidado. Por ejemplo, la ordenanza de Madrid marca que se puede realizar obras de lunes a viernes en horario de 7 a 22 h; y sábados y festivos, de 9 a 22h. ¿Se ha puesto el fin de semana a la hora de la siesta? Lo sentimos, pero está en su derecho.

Si tus vecinos hacen ruido, lo primero que debes hacer es identificar si es algo esporádico o se ha convertido en una rutina

"Mi marido y yo compramos un ático en el que viví de alquiler durante 5 años. Hicimos una reforma en la que pusimos especial cuidado en la terraza porque durante nuestra época de arrendatarios habían surgido algunas goteras en el piso de abajo. A pesar de haberlo hecho con todas las garantías, las filtraciones se repitieron en varias ocasiones", explica Vicente, dueño de la vivienda en Callao, Madrid.

"Los vecinos afectados querían responsabilizarnos a toda costa, pero los peritos de los seguros llegaron a la conclusión de que las humedades las producía la terraza del edificio vecino, cosa que no aceptaron. Empezaron con una serie de denuncias a la comunidad y a nosotros y la convivencia fue bastante complicada porque querían entrar en todo momento a nuestra casa para ver lo que pasaba en la terraza, cosa que al principio aceptamos de buen grado, pero la situación se volvió difícil porque lo intentaban en todo momento. Llegaron a presentarse con agentes de la policía (sin una orden) para presionarnos para entrar a la vivienda. Finalmente, los juicios fallaron a nuestro favor. Aunque hemos decidido vender el inmueble y olvidarnos de ellos", concluye.

Ruidos

Es uno de los problemas más comunes. Si vives en un bloque de pisos lo raro sería no escuchar de vez en cuando las ocasiones en las que alguien grita o pone un poco de música, pero hay unos ciertos límites. Lo primero que debes hacer es identificar si es algo esporádico o se ha convertido en una rutina. Hablar con tu vecino es la clave para tener una buena relación. Piensa que debes convivir y si la cosa va mal puede convertirse en una pesadilla.

"Mi habitación da a un patio interior. Justo encima vive una madre con su hija y me ponen reguetón cada sábado y cada domingo a las ocho de la mañana. Lo peor no es escuchar esa música sino a las dos juntas berreando los estribillos. Alguna vez he tenido que llamar a la policía y ya no por estos casos sino porque cuando hacen fiestas en casa abren las ventanas de par en par y puede oírse absolutamente todo, y no hasta las 00:00 de la noche, hasta altas horas de la madrugada. No saben lo que es la empatía", cuenta Antonio, residente en el barrio de la Amistad de Guadalajara.

Ten paciencia y sé más empático. Es posible que no te des cuenta y que tú seas uno de ellos, pero es más fácil ver la paja en el ojo ajeno

"A todos nos gusta mantener relaciones sexuales, pero el escándalo que monta mis vecinos no es normal. Además, mientras lo hacen, les gusta mucho hablar y decirse cosas sucias. Me parece divertido, pero en algunos momentos, cuando estamos viendo una película en casa y se ponen con el tema, es raro escuchar 'oh sí, dale a tu perrito' o cosas así. Al principio me reía, pero ha llegado un punto en el que tienen sexo a todas horas y se hace insoportable. Me sorprendió bastante cuando les vi por primera vez, ya que pensé que eran más jóvenes y serían de la edad de mis padres", afirma Manuel, morador de un barrio del centro de Barcelona.

"Los vecinos de arriba (un grupo de chavales jóvenes) se dedicaban, por sistema, a poner música electrónica todos los fines de semana desde las 4 de la tarde y algunos días hasta las 7 de la mañana. Un día nos quejamos/enfrentamos a ellos porque nos retumbaba toda la casa. Una semana más tarde bajaron a pedirnos permiso con la excusa de que uno de ellos era 'productor musical y necesitaba reproducir los archivos y ponerla a tope para ensayar'. Evidentemente era una excusa absurda. Nos tomó por tontos y siguieron haciéndolo hasta que contratamos a unos amigos actores (se hicieron pasar por policías)", explica Fran, que vivía en Moncloa (Madrid).

Hace ya casi veinte años que Álex de la Iglesia dirigió 'La Comunidad', una película protagonizada por Carmen Maura en la que los vecinos de un edificio se volvían locos por conseguir 300 millones de pesetas que uno de sus moradores escondía en su piso. A partir de ahí, el resto de residentes hacían lo imposible por quedarse con el dinero, incluso hacerle la vida mucho más difícil al resto.

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