Descubren cómo dos medicamentos para "otras enfermedades" hacen adelgazar

Investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN) pertenecientes al Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago y la Universidad de Santiago de Compostela han descubierto cómo algunos fármacos "utilizados para el tratamiento de otras enfermedades" consiguen disminuir el peso corporal sin necesidad de reducir la ingesta de alimentos. Más concretamente, se trata de la bromocriptina —aprobada para el tratamiento de la diabetes tipo 2 en Estados Unidos— y la cibergolina —utilizada para activar la señalización de dopamina—.

El estudio, que acaba de publicarse en la revista 'Nature Metabolism' bajo el amparo de grupos internacionales de Francia, Suiza, Holanda y Reino Unido, demuestra con experimentos farmacológicos y ensayos genéticos que la activación de un receptor de la dopamina en unas neuronas muy concretas del cerebro es capaz de generar una reacción en la grasa parda o marrón. Al contrario de la grasa blanca, este tipo de tejido adiposo se encarga de gastar calorías para generar calor y, por tanto, aumenta el gasto energético.

La activación de un receptor de la dopamina en unas neuronas muy concretas del cerebro es capaz de generar una reacción en la grasa parda o marrón

Los resultados del trabajo, realizado principalmente en ratones, también han sido corroborados en pacientes tratados con cabergolina. La última parte ha sido posible gracias a la colaboración del grupo de Gema Frühbeck y Javier Salvador, pertenecientes a la Clínica Universitaria de Navarra y también adscritos al CIBEROBN, quienes observaron que pacientes tratados durante un año con este fármaco mostraban un incremento del gasto energético y una pérdida de peso manifiesta.

El café, un activador natural

La grasa cumple múltiples funciones: amortigua algunas zonas delicadas del cuerpo, acumula energía y regula la temperatura corporal. Esta última labor es la que realiza la grasa marrón o parda, que recibe este nombre por su tono más oscuro. Hasta hace poco, los nutricionistas creían que sólo estaba presente en los recién nacidos, pero en la actualidad está confirmado que los adultos cuentan con unos 100 gramos en la zona clavicular e intervertebral y que producen en torno al 20% del calor corporal quemando calorías cuando hace frío.

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No obstante, su presencia varía mucho entre unas personas y otras: bien sea por el sexo —suele haber más grasa marrón en mujeres que en hombres—, la edad —su cantidad decrece con el paso de los años, y el nivel de glucosa en sangre —hay un mayor porcentaje de grasa parda en individuos con un peso saludable y niveles normales de glucemia—. Al activar la temogénesis, lo cual se traduce en la transformación de los triglicéridos y la glucosa en energía, también es una posible arma terapéutica contra la diabetes.

Hace apenas unos meses, científicos a cargo de la Universidad de Nothingham advirtieron el poder del café para estimular la activación de la grasa marrón. Fue el primer estudio en humanos que “muestra que algo como una taza de café puede tener un efecto directo en nuestras funciones de grasa parda", de acuerdo a Michael Symonds, codirector del proyecto. "Las implicaciones potenciales de nuestros resultados son bastante grandes, ya que la obesidad es un importante problema de salud para la sociedad y también estamos ante una creciente epidemia de diabetes. Potencialmente, la grasa marrón podría ser parte de la solución para hacer frente a ambas enfermedades", apuntaba.