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El mensaje embotellado de la Guerra Fría que ha sido encontrado 50 años después
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El mensaje embotellado de la Guerra Fría que ha sido encontrado 50 años después

La próxima vez que pasees por una playa tal vez quieras probar a lanzar una carta para que vague por el agua. Quizá, como en esta historia, llegue a la otra punta del planeta

Foto: Foto: iStock.
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Se trata de una idea que suele recorrer las mentes de adultos y niños cuando se encuentran en algún lugar marítimo: escribir un mensaje (de auxilio, por ejemplo), guardarlo en una botella y lanzarlo al agua, con la esperanza de que algún día no muy lejano llegue a algún otro punto del planeta. Lo hemos podido ver en cientos de películas sobre náufragos y siempre tiene un resultado halagüeño, pero a la hora de la verdad son pocos los que realmente se inclinan a hacerlo.

Como la realidad siempre supera la ficción, 'BBC' ha informado recientemente de una noticia que bien podría formar parte de una novela por lo insólito de la misma: Tyler Ivanoff, un ciudadano de Alaska, se encontraba buscando leña para hacer fuego cerca de Shishmaref, cuando se topó de bruces con algo bien distinto, un mensaje guardado en una botella con más de 50 años, y escrito en cirílico. "Me topé con una botella verde con una tapa hermética de corcho", relató en una entrevista, "y pude ver que dentro había una nota". También comentó que el tapón estaba fuertemente encasquetado y que tuvo que tirar muy fuerte e incluso usar los dientes para abrirlo.

Mil leguas de viajes submarinos

Por suerte las redes sociales se han convertido en métodos eficaces para la propagación de noticias, y como Ivanoff, a pesar de su apellido, no entendía la carta, decidió colgarla en Facebook solicitando una traducción del ruso. De esta manera supo que provenía de un marinero que había estado a bordo de un barco ruso llamado Sulak y que había escrito la carta el 20 de junio de 1969, durante la Guerra Fría. De esta manera, descubrió lo que ponía en el mensaje.

Estaba buscando leña y encontré una botella verde con un mensaje dentro, tuve que usar los dientes para abrirla

"¡Saludos sinceros!", comienza la misiva. "Desde la nave nodriza de la flota rusa del Lejano Oriente VRXF Sulak. Saludo a quien se encuentre la botella y solicito que responda a la dirección Vladivostok 43. Toda la tripulación del barco le deseamos buena salud, largos años de vida y feliz navegación. Hoy es 20 de junio de 1969", concluía.

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La historia, como no podía ser de otro modo, se hizo viral y varios medios rusos se hicieron eco de ella. Como Ivanoff había adjuntado la carta en su mensaje de Facebook, los ciudadanos rusos que leyeron el periódico pudieron observar la letra, y así fue como dieron con el autor de la misma, o más bien él dio con ellos. Se trataba del capitán Anatoly Botsanenko, de 86 años, que, según los periódicos, estalló en lágrimas al leer la información. "Parece mi letra", dijo en el canal de televisión Rossiya 1. "Seguro, y también coincide lo de la flota pesquera de la industria oriental".

Botsanenko escribió la carta un 20 de junio de 1969, cuando estaba a bordo del Sulak y tan solo tenía 33 años

Botsanenko supervisó la construcción del Sulak en 1966 y navegó a bordo del mismo hasta 1970. En ese momento era el capitán más joven del Pacífico, según contó él mismo, pues tan solo contaba con 33 años. No se sabe si Ivanoff decidió responder a la carta tras descubrir que el remitente estaba vivo, pero en cambio sí volvió a escribir en Facebook.

"Ha sido genial ver cómo una pequeña foto se ha convertido en una historia. Es probable que yo en el futuro haga algo similar con mis hijos. Simplemente lanzar una botella con un mensaje dentro y observar hacia dónde se dirige", explicó. Quizá una historia como esta te anime a enviar una pequeña carta en tu propia botella cuando tus pasos te encaminen por una playa. Quién sabe, puede que dentro de 50 años recibas una respuesta proveniente de la otra punta del planeta.

Se trata de una idea que suele recorrer las mentes de adultos y niños cuando se encuentran en algún lugar marítimo: escribir un mensaje (de auxilio, por ejemplo), guardarlo en una botella y lanzarlo al agua, con la esperanza de que algún día no muy lejano llegue a algún otro punto del planeta. Lo hemos podido ver en cientos de películas sobre náufragos y siempre tiene un resultado halagüeño, pero a la hora de la verdad son pocos los que realmente se inclinan a hacerlo.

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