Qué sucede de verdad cuando se comete un delito en un avión
Estás volando y sucede un altercado, ¿te encuentras en una ciudad sin ley donde nadie puede hacer nada? Pista: no tienes de qué preocuparte
Hemos visto de todo. Sexo, mujeres que insultan a sus compañeros de avión, hombres que confunden la salida con el baño, ancianas que lanzan monedas a las hélices para tener suerte en el viaje y pilotos que se equivocan de parada. Todo nos ha hecho reír o sorprendernos pero, quizá no hemos pensado, cuando se comete un delito y se rompe una ley en pleno vuelo, ¿a quién le corresponde hacerse cargo? Es un asunto complicado.
Lo primero que debes saber es que el objetivo principal de cada aerolínea es la seguridad. Se supone que, en una situación hipotética, esta podría prevenir una situación antes de que ocurra. Aunque no lo creas, los trabajadores están vigilando a todos los pasajeros que pueden ser conflictivos, ya sea porque tienen comportamientos agresivos o parezcan ir bajo los efectos de alguna sustancia. "Si se produce un problema con algún pasajero antes de que el vuelo comience, se hará todo lo posible por calmarlo. Si esto fallara se puede tomar la decisión de hablar con la policía del aeropuerto para que lo arreste", cuenta en 'CNN Traveler' Juliea Braithwaite, que supervisa la seguridad en un aeropuerto de Bahamas.
Los auxiliares de vuelo están capacitados para resolver casi cualquier conflicto, pero si tuvieran problemas, también hay comisarios aéreos
Pero ¿y una vez que el avión ya se encuentra en las nubes? Entonces cualquier clase de responsabilidad recae en los auxiliares de vuelo. En la mayoría de los casos están capacitados para solventar la situación. Si la tripulación de cabina tuviese dificultades para restablecer el orden, los vuelos tienen comisarios aéreos o miembros de la tripulación que en ese momento no trabajan y que podrían intervenir para ayudar. Según el artículo diez del Convenio de Tokio, que todavía rige gran parte de los delitos de aviación en la actualidad, en una situación en la que cualquier persona, incluido un pasajero, cree que alguien cerca de ellos representa una amenaza para el avión u otro pasajero, tiene derecho a tomar " medidas preventivas razonables" sin pedir permiso.
En caso de que no se pueda controlar una situación, se notificará rápidamente al piloto, que se convierte en comandante jefe una vez que comienza el vuelo. De acuerdo con este mismo Convenio de Tokio, ellos son los únicos a bordo que pueden ordenar que un pasajero sea arrestado o incluso pueden decir si aterrizar en algún otro lugar para resolver una situación. También deben reportar cualquier incidente al control de tráfico aéreo. ¿Y si un pasajero la lía en tu vuelo y hay que proceder a detenerlo? Entonces cuando el avión aterrice, deberás permanecer en tu asiento hasta que la policía suba a bordo y se lleve al delincuente.
Si se produce un gran altercado y todo acaba en un tribunal dependerá del juez decidir si tienes que pagar una multa o enfrentarte a una pena de prisión
Si un caso es tan grave que se presenta ante un tribunal (como con un incidente que sucedió hace unos meses con un vuelo de Dublín a Malta en el que varios pasajeros acabaron llegando a las manos), dependerá del juez decidir si el acusado tiene que pagar una multa o enfrentarse a una pena de prisión. Si bien el Convenio de Tokio otorga derechos de jurisdicción explícitos al país de registro de la aerolínea, también deja la puerta abierta para que otras naciones intenten extraditar al delincuente para ejercer su jurisdicción penal.
Aunque todo parece estar bien atado, no todos los países están de acuerdo con el Convenio de Tokio, que ya tiene 56 años. Los países más pequeños se han quejado sistemáticamente ante la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) de que sus leyes nacionales no siempre están al día con las complejidades en constante cambio de la aviación mundial. Sea como fuere, si alguna vez te habías preguntado si los aviones son un reducto, algo así como una ciudad sin ley en las que todo el mundo puede hacer lo que quiera sin ninguna consecuencia, ya sabes que no. A partir de ahora puedes respirar tranquilo cada vez que pises un avión y preguntarte otras cosas, como, por ejemplo, de qué país son los niños que nacen a 20.000 metros de altura.
Hemos visto de todo. Sexo, mujeres que insultan a sus compañeros de avión, hombres que confunden la salida con el baño, ancianas que lanzan monedas a las hélices para tener suerte en el viaje y pilotos que se equivocan de parada. Todo nos ha hecho reír o sorprendernos pero, quizá no hemos pensado, cuando se comete un delito y se rompe una ley en pleno vuelo, ¿a quién le corresponde hacerse cargo? Es un asunto complicado.