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Por qué debes dejar el calzado siempre fuera de casa (y no es por el olor)
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ES MUY PELIGROSO SI NO LO HACES

Por qué debes dejar el calzado siempre fuera de casa (y no es por el olor)

¿Debes usar o no zapatillas dentro de tu hogar? El debate ha trascendido tanto que ha dado lugar a varios estudios científicos

Foto: Portada del disco de 'El canto del loco'.
Portada del disco de 'El canto del loco'.

Si vas a Japón y no te quitas los zapatos antes de entrar en casa será una gran falta de respeto y un gesto de mala educación. Pero no son los únicos que los dejan en la puerta: canadienses, indios, rusos, finlandeses, turcos, alemanes, chinos, indonesios o saudíes (entre otros muchos) también lo hacen.

Por el contrario, en nuestro país, junto a Estados Unidos, Australia, Italia, Latinoamérica o gran parte de África no tenemos esa costumbre. De hecho, más de uno habrá recibido una bronca en casa por ir descalzo escuchando "vas a coger frío".

Foto: Foto: iStock.

¿Por qué deberías empezar a ser como los japoneses? Tu salud está en juego. Sí, aunque no lo creas, cada vez que pasas a tu casa con los zapatos puestos estás inundándola con millones de gérmenes. No solo arrastras la suciedad, también llevas restos de bacterias fecales que pueden provocarte muchos tipos de enfermedades. La afirmación es clara: tus bambas tienen más bacterias que un inodoro.

Higiene vs comodidad

Un estudio de 2008 encontró una media de 421.000 gérmenes en el exterior de los zapatos analizados y 2.887 en su interior. Para el estudio, diez personas usaron zapatillas nuevas durante dos semanas antes de que se les tomaran muestras. Entre los microbios que encontraron estaba el E. coli, que puede causar infecciones intestinales y urinarias o diarrea. Incluso Charles Gerba, microbiólogo de la Universidad de Arizona, que realizó una investigación sobre el tema, se sorprendió.

Los zapatos también recogen toxinas, polvo y productos químicos que pueden empeorar la calidad del aire de nuestro hogar

"Estoy empezado a emparanoiarme, pero portamos más restos fecales de los que pensamos", explicaba. "La tasa de transferencia de gérmenes de tu calzado a los azulejos limpios fue del 90% al 99%", continúa. Sin embargo, la posibilidad de infección es baja en estos casos.

Entramos en contacto con muchas más bacterias de las que nos damos cuenta diariamente, especialmente cuando caminamos sobre diferentes superficies. "Los microbios existen a nuestro alrededor y se adhieren a las superficies con las que entran en contacto", explica el científico Michael Loughlin a 'The Independent'.

¿Solución?

En los países nórdicos tienen la costumbre de quitárselos, básicamente, por un problema meteorológico. Son zonas en las que llueve bastante, y en los meses de invierno la nieve es algo habitual. Con este panorama, no parece muy lógico entrar en casa con las botas que, como poco, estarán llenas de barro y nieve. ¿Qué hacer? Dejarlas en la puerta y sustituirlas por un calzado más confortable y que ayude a entrar en calor.

Parece mentira, pero es real: tus zapatos tienen muchas más bacterias y gérmenes que la tapa de un inodoro

Por si no fuera suficiente, andar descalzo también tiene un montón de beneficios para la salud. Es muy saludable para nuestra espalda, corrige el desequilibrio de los movimientos, ayuda a fortalecer los músculos, los huesos de los pies y los tobillos… Además, tiene también ventajas a nivel psicológico, ya que al caminar sin zapatillas se estimulan algunos puntos de energía beneficiosos para las emociones (ansiedad, depresión…), sin entrar en aspectos más subjetivos como puede ser el hecho de que, al quitárnoslos, estamos dejando atrás el agobio de la ciudad y el trabajo para acceder a nuestra zona de confort.

No solo eso, sino que los zapatos también recogen toxinas, polvo y productos químicos que pueden empeorar la calidad del aire de nuestro hogar. Es mucho mejor para nuestros pies que estos respiren libremente, sobre todo teniendo en cuenta que pasamos al menos la tercera parte del día con zapatos puestos. Caminar descalzo por casa contribuye a que la piel del pie respire y a que los músculos descansen de la tensión generada por el calzado diario.

Si vas a Japón y no te quitas los zapatos antes de entrar en casa será una gran falta de respeto y un gesto de mala educación. Pero no son los únicos que los dejan en la puerta: canadienses, indios, rusos, finlandeses, turcos, alemanes, chinos, indonesios o saudíes (entre otros muchos) también lo hacen.

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