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¡Deja de hacer el vago! Cómo la ciencia te puede ayudar a corregir la procrastinación
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¡Deja de hacer el vago! Cómo la ciencia te puede ayudar a corregir la procrastinación

Afrontar los problemas sin obsesiones, utilizar tiempos muertos y dejar descansar al cerebro pueden ser la solución a un problema muy común

Foto: No es que seamos vagos, es que el cerebro se evade (Foto: Corbis)
No es que seamos vagos, es que el cerebro se evade (Foto: Corbis)

A quién no le ha pasado alguna vez en la vida que tiene que hacer algo que no le apetece y prefiere aplazar esa tarea y sustituirla por otra que le guste más. Esa es, a grandes rasgos, la definición de procastinación, uno de los grandes retos de la productividad humana y que ahora podría tener arreglo gracias a la neurociencia.

Una profesora universitaria, Barbara Oakley, explica a la BBC que diversas investigaciones científicas han demostrado que existen diferencias en el cerebro de las personas que son procastinadoras, comparadas con la que no lo son. Y señala que “las regiones neuronales relativas al autocontrol y a la regulación emocional no parecen funcionar de forma normal”.

Foto: Foto: iStock.

Pero, ¿se puede cambiar? Porque la procastinación nos hace sentir bien de forma temporal, pero no es beneficiosa para nosotros a largo plazo. Según Oakley, por supuesto que se puede, aunque “se necesita cierto grado de autocontrol para empezar con estos cambios”. Y nos da la pista para comenzar a hacerlo: la técnica Pomodoro.

La ciencia como herramienta

Barbara Oakley es, junto al profesor Terrence Sejnowski, directora del curso online ‘Aprender a aprender’, que ofrecen tres universidades norteamericanas: Coursera de California, San Diego y McMaster. En ese curso que tiene un gran éxito ofrecen a los estudiantes información sobre la técnica Pomodoro y un enfoque para combatir la procastinación.

placeholder El cerebro es fascinante (Foto: iStock)
El cerebro es fascinante (Foto: iStock)

La técnica Pomodoro es un método que se utiliza para mejorar la administración del tiempo que dedicamos a una actividad. Se trata de dividir el tiempo en periodos de 25 minutos, llamados pomodoros, después de los cuales se hace un descanso de 5 minutos. Y a partir del cuarto pomodoro, esos periodos de descanso se hacen más extensos.

Oakley explica que “hemos descubierto que enseñar sobre la técnica Pomodoro como forma de escabullirse de sentimientos previos de dolor en el cerebro es una forma muy efectiva de motivar a los estudiantes para que se hagan cargo de su tendencia a la procrastinación. Se les da una herramienta cognitiva directa con la que poder identificar de forma concreta cuándo y por qué están procrastinando”.

La técnica Pomodoro es un método que se utiliza para mejorar la administración del tiempo que dedicamos a una actividad

Pero Oakley habla también de las redes neuronales contra el bloqueo, un conjunto de conexiones subcutáneas que se activan en el cerebro cuando nos atascamos ante un problema. Explica que el cerebro “alterna entre estados de concentración y estados de divagación”, ya que se ha calculado que entre un 30 y un 50 por ciento de las horas en las que estamos despiertos pensamos en cosas que no tienen relación con lo que estamos haciendo.

Afrontar los problemas

¿Estas redes neuronales contra el bloqueo ayudan a no procastinar? Sí, sobre todo cuando nos bloqueamos ante un problema que no sabemos resolver o una situación que no sabemos afrontar. En esos casos, lo peor es seguir enfrascados en el problema y lo mejor que se puede hacer es tomar distancia de él.

Foto: Belén Esteban

Barbara Oakley cree que al resolver un problema “nuestros pensamientos se mueven a través de rutas neuronales que ya están marcadas porque ya hemos resuelto problemas como ese antes. Pero si nos atascamos, es decir, si no podemos usar las rutas normales de resolución de problemas, necesitamos alejarnos del foco del problema para permitir que el modo difuso comience a trabajar.

Por eso la solución puede estar en el descanso: “A veces nosotros -y nuestros hijos- trabajamos durante horas en un problema, intentando sin éxito un enfoque tras otro. Solo después de darnos por vencidos, alejarnos y apartar verdaderamente nuestra mente del problema, nuestro cerebro comienza esa búsqueda inconsciente en nuestros antecedentes que necesitamos para encontrar la solución”.

A quién no le ha pasado alguna vez en la vida que tiene que hacer algo que no le apetece y prefiere aplazar esa tarea y sustituirla por otra que le guste más. Esa es, a grandes rasgos, la definición de procastinación, uno de los grandes retos de la productividad humana y que ahora podría tener arreglo gracias a la neurociencia.

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