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Los ocho empleos de clase obrera que triunfaban y que han desaparecido
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daban empleo a miles de personas

Los ocho empleos de clase obrera que triunfaban y que han desaparecido

En cinco años desaparecerán muchos oficios que conocemos, sí, pero esto no es nada nuevo. Alguno de esta lista puede que lo hayas conocido y otros quizá ni te suenen

Foto: Fotograma: 'Las chicas del cable'.
Fotograma: 'Las chicas del cable'.

Nos gusta repetir que de aquí a cinco años, debido a la automatización, la mayoría de los empleos tal y como los conocemos desaparecerán -al menos es lo que aseguran los estudios-. Nos llevamos las manos a la cabeza, pero lo cierto es que cuando eso suceda, si realmente sucede, el sol seguirá saliendo por el este y poniéndose por el oeste y nosotros, simplemente, nos acostumbraremos a ello.

Históricamente han surgido y desaparecido muchos empleos. Es normal. No necesitamos médicos que curen la peste, serenos que hagan rondas nocturnas, frenólogos que nos estudien la cabeza o pianistas que toquen en cines mudos. Suenan antiguos, pero lo cierto es que hace tan solo 50 años eran muchos los oficios que, a día de hoy, los más jóvenes ni siquiera conocen. 'Business Insider' ha hecho un compendio de algunos de ellos.

Mecanógrafa

En el principio fue el Verbo, y luego Internet. O eso creemos. Lo cierto es que, aunque ahora nos parezca imposible, hubo un tiempo en el que la gente no trabajaba frente a un ordenador. En esos tiempos estaban los mecanógrafos (o mecanógrafas, porque la mayoría eran mujeres) que se encargaban de tomar dictado y escribirlo por triplicado. Una vez que aparecieron en escena los ordenadores, estos oficios evolucionaron al de secretarias o pasaron al departamento de procesamiento de textos.

Es poco probable que con el auge de internet muchos de estos trabajos resurjan

De hecho, aún a día de hoy existen, principalmente en bufetes de abogados, pero teniendo en cuenta que a día de hoy todos somos nuestros propios mecanógrafos (y no lo hacemos nada mal, aunque quizá no con la misma rapidez que las figuras de antaño) parece poco probable que vuelvan a surgir.

Repartidor de leche

Como con el niño que repartía periódicos en Times Square, esta figura se nos antoja más propia de una película norteamericana, pero lo cierto es que en España también existieron. Y no solo se encargaban de repartirla por barrios o pueblos, motorizados o en bicicleta, sino que también ordeñaban al animal antes y trabajaban absolutamente todos los días de la semana.

En los años 60, con la llegada de las industrias lácteas y la entrada en vigor de una normativa de salud pública, estos trabajadores tuvieron que renunciar a su modo de vida. Hoy estamos acostumbrados a elegir entre las numerosas marcas que nos ofrece el supermercado, así que también parece otro oficio que se quedará en los recovecos de nuestra memoria para siempre.

Empleado en videoclub

Mientras que es bastante difícil que la generación millennial conociera al lechero o al mecanógrafo, probablemente sí recuerda con cierta nostalgia acudir a su videoclub de cabecera, donde alquilaba la película para el finde. La primera tienda de vídeos abrió sus puertas en 1977 en los Ángeles, y con el auge de la piratería y plataformas como Netflix, Blockbuster quebró en 2010.

Foto: Foto: iStock.

Pero en su apogeo contaba con 84.300 empleados. Probablemente recuerdes con cariño a aquella persona que se sentaba detrás de la caja y te aconsejaba sobre la película que estabas a punto de llevarte. Ahora, con meterte en Filmaffinity y ver la puntuación que han puesto otros usuarios a ese filme que quieres ver te haces una idea.

Telefonista

Sí, te vendrán a la cabeza 'Las chicas del cable'. Los primeros telefonistas fueron niños, pero en 1878 se comenzaron a contratar mujeres para esta labor. En cada centro trabajaban una o varias operadoras que recibían las solicitudes de sus clientes y hacían las conexiones oportunas. Cuando un abonado quería realizar una llamada, se dirigía a su operadora que se ponían en contacto con la telefonista de la centralita del segundo abonado para transmitirla. Por supuesto, debían ser rápidas y discretas.

Este oficio llegó a España en 1881, y las telefonistas debían trabajar de pie. Con la automatización de las centralitas, el oficio de telefonista, tal y como se conocía anteriormente, ha desaparecido, por lo menos como labor exclusiva.

Proyeccionista de cine

Se proyecta una película de Rodolfo Valentino o Lillian Gish. Bueno, tampoco hace falta irse tan lejos, en los 70 ir al cine significaba sentarse en la oscuridad mientras un proyeccionista en una cabina envolvía carretes de películas de celuloide en los proyectores y observaba el símbolo que marcaba el final de un rollo y la señal para cambiar al siguiente. En función de lo rápido que fuera, quizá notaste la ruptura entre los distintos rollos o quizá no.

A día de hoy, la mayoría de las proyecciones son digitales y, en gran parte, automáticas. Existen pocos proyeccionistas a día de hoy y el empleo ahora implica presionar algún botón que otro, no intercambiar carretes.

Tipógrafo

O cajista. Se trataba de un oficial de imprenta cuyo cometido era componer los moldes que se han de imprimir. El oficio se remontaba a los inicios de la imprenta, y se podía ser tanto corrector como compaginador, aunque la profesión evolucionó con el tiempo. Se dedicaban a componer, básicamente, líneas de textos para periódicos o libros. Algunos sindicalistas como Pablo Iglesias, del PSOE, se formaron en esta clase de talleres.

Vendedor de enciclopedias

No es que ser vendedor puerta a puerta sea un chollo precisamente, sobre todo cuando sabes que la mayoría de la gente no querrá abrirte la puerta. En la decada de los 70 el golpe en tu puerta bien podía ser uno de estos vendedores de enciclopedias, cargados con volúmenes que pesaban un montón. Eran la Wikipedia de aquel entonces.

Encyclopedia Britannica, una de las más populares, dejó de vender en 1996 y finalizó su edición impresa en 2010. Otro claro ejemplo de una especie extinta.

Chica de los cigarrillos

Se trata de una figura bastante común de los años 20, que apareció en los clubes y los bares. Eran mujeres que se encargaban de entregar una selección de cigarros a potenciales clientes. Llevaban las muestras es una bandeja con un cordel que se ataba a su cuello. De lo que estamos seguros es de que, con el cambio de mentalidad y la estigmatización que ha sufrido el tabaco, ahora que sabemos todos sus riesgos, es muy difícil que este empleo vuelva a proliferar.

Nos gusta repetir que de aquí a cinco años, debido a la automatización, la mayoría de los empleos tal y como los conocemos desaparecerán -al menos es lo que aseguran los estudios-. Nos llevamos las manos a la cabeza, pero lo cierto es que cuando eso suceda, si realmente sucede, el sol seguirá saliendo por el este y poniéndose por el oeste y nosotros, simplemente, nos acostumbraremos a ello.

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