¿Cuánta agua necesitamos beber realmente cada día?
Habrás oído mil veces aquello de que es beneficioso para la salud tomar dos litros de agua al día. En este artículo te resolvemos la eterna duda, ¿cuánta hay que ingerir?
O te pasas o no llegas. Escuchamos continuamente aquello de que tenemos que beber uno o dos litro de agua al día -al fin y al cabo, nosotros mismos tenemos cerca de un 60% en nuestro cuerpo-, pero si nos pasamos el día hidratándonos nos sentimos poco menos que ranas. Y, de cualquier manera, ¿cuánto hay de verdad en esa vieja leyenda? ¿Es realmente beneficioso para la salud?
Pues es una leyenda, ni más ni menos, porque no está respaldada por hallazgos científicos. Al parecer, según indican en 'BBC', esa idea de que debes llevar tu botella de agua a todas partes para poder beber dos litros diarios parte de dos fuentes que se han interpretado erróneamente.
El consumo
La primera de ellas: En 1945, la Junta de Alimentos y Nutrición del Consejo Nacional de Investigación de Estados Unidos aconsejó a los adultos que consumieran un mililitro de líquido por cada caloría de alimentos, es decir, unos dos litros por mujer y dos litros y medio por hombre. ¿El error? La recomendación no era exclusiva para el agua, las frutas y las verduras contienen un 98% de esta sustancia. La segunda: en 1974, el libro 'Nutrition for Good Health', de los nutricionistas Margaret McWilliams y Frederick Stare, recomendó que los adultos consumieran entre seis y ocho vasos al día, pero de nuevo esto también podía incluir frutas, verduras, cafeína e incluso refrescos o cerveza.
Cuando tenemos sed no estamos deshidratados, es una falacia, nuestro cuerpo funciona a la perfección y nos avisa antes de que eso ocurra
Esto no es una apología contra el agua. Por supuesto, su consumo es muy importante, más si tenemos en cuenta que constantemente la perdemos a través del sudor, la orina o la respiración. Asegurarnos, por tanto, de que tenemos suficiente es crucial para nuestra salud. La deshidratación, por ejemplo, tiene un sinfin de síntomas que podemos observar, y es especialmente frecuente en lactantes, niños o ancianos. Mareos, piel seca, orina muy oscura o de color ámbar o latidos cardíacos rápidos pueden ser la clave de que nos encontramos ante una de ellas, aunque la mayoría de los expertos coinciden en que no necesitamos más líquido que la cantidad que nuestro cuerpo pide, cuando lo hace. Aseguran de igual forma que el control de la hidratación es una de las cosas que mejor hemos desarrollado en la evolución.
En un cuerpo sano, el cerebro detecta cuando se está deshidratando el cuerpo y activa la sed. "El mito de que cuando tienes sed ya es demasiado tarde y estás muy deshidratado es mentira", indica la doctora Courtney Kipps, especializada en medicina deportiva, de Reino Unido. "Si todo en el cuerpo es perfecto, ¿por qué tendría que ser imperfecta la sed? No tiene sentido".
Aunque el agua es la mejor opción, porque no tiene calorías, otras bebidas que incluyen el té, el café y las bebidas alcohólicas, también nos hidratan. Eso sí, no sigas la moda de Sillicon Valley, en donde han comenzado a pasar del agua del grifo o embotellada están optando por la tendencia del "agua cruda", es decir, la que se obtiene directamente de un manantial sin haberse filtrado ni tratado químicamente. Por mucho que nos parezca pura y cristalina puede estar contaminada con bacterias, virus o parásitos, no te la juegues, especialmente si estás de viaje en otro país.
Volviendo a la hidratación, algunas investigaciones apuntan que beber lo suficiente ayuda a la función cerebral y a nuestra capacidad para realizar tareas simples o a resolver problemas. Sin embargo, hay otras dos leyendas que, desgraciadamente, no parecen tener suficientes evidencias científicas como para ir mucho más lejos de la mera suposición: beber agua antes de las comidas no ayuda a adelgazar, aunque otra cosa es tomar más H2O a través de alimentos como la sopa, y tampoco es cierto que mejore la piel.
Entonces, ¿cuánto hay que beber?
Beber ocho vasos al día no provoca daños, pero sí que es cierto que un exceso de líquido en el organismo puede ser grave cuando causa una dilución de sodio en la sangre, que crea una inflamación del cerebro y los pulmones. Según Kipps, se conocen al menos 15 casos de atletas que murieron por exceso de hidratación en eventos deportivos en las últimas décadas. "Es porque desconfiamos de nuestro propio mecanismo de sed y creemos que necesitamos beber más de lo que nuestros cuerpos requieren", indica. "Algo tan simple puede ser mortal".
Por tanto, insiste en que no debemos preocuparnos. La mayoría de los expertos están de acuerdo en que no tenemos que preocuparnos por beber una cantidad arbitraria de agua por día: nuestros cuerpos nos avisan cuando estamos sedientos, como lo hacen cuando estamos hambrientos o cansados. Aunque, a medida que envejecemos -una vez rondamos los 60 años- nuestro mecanismo de sed pierde sensibilidad y por eso los mayores son más propensos a deshidratarse. No te obsesiones, entonces, y bebe cuando tu cuerpo te lo pida.
O te pasas o no llegas. Escuchamos continuamente aquello de que tenemos que beber uno o dos litro de agua al día -al fin y al cabo, nosotros mismos tenemos cerca de un 60% en nuestro cuerpo-, pero si nos pasamos el día hidratándonos nos sentimos poco menos que ranas. Y, de cualquier manera, ¿cuánto hay de verdad en esa vieja leyenda? ¿Es realmente beneficioso para la salud?