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La historia del hombre que sobrevivió al hundimiento del Titanic y del Lusitania
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SUPERVIVIENTE POR DOS VECES

La historia del hombre que sobrevivió al hundimiento del Titanic y del Lusitania

George Beauchamp era bombero a bordo de los dos buques más famosos de la historia. Hoy, 75 años después de su muerte, sus familiares recuerdan su pasado

Foto: Una imagen de archivo del RMS Lusitania. (Cordon Press)
Una imagen de archivo del RMS Lusitania. (Cordon Press)

"He tenido suficientes barcos grandes, ahora voy a trabajar en barcos más pequeños". Puede decirse de todo sobre un hombre llamado George Beauchamp, pero si hay algo claro es que es una persona con mucha suerte. Tras haber sobrevivido a dos desastres navales de tal envergadura, como el del Titanic en 1912 y el del Lusitania en 1915, seguramente se le fueron quitando las ganas de volver a pisar un navío.

Según sus familiares, quienes han relatado su historia para el diario británico 'The Daily Mail', se trata de la única persona en el mundo que consiguió escapar de las dos peores tragedias marítimas del todo el siglo XX. Beauchamp trabajaba como bombero en la cubierta de los dos barcos. Jamás se le fue de la cabeza el enorme estruendo que provocó el Titanic al estrellarse contra las paredes de hielo del iceberg, así como tampoco los rostros de pánico y terror de las personas de abordo minutos después. Lo hemos visto gracias a famosas películas, pero nunca podremos hacernos a la idea de lo que sintieron en esos momentos sus supervivientes.

Tenía un pie en la cubierta y otro en el bote para ayudar a las mujeres y niños a subir

"Sentí una sacudida y luego un ruido como de un trueno". Doce menos cuarto del 14 de abril de 1912, noche estrellada. El vigía del buque Frederick Fleet avista la sombra de un enorme bloque de hielo a unos pocos metros. Hizo sonar la alarma y corrió a avisar al capitán, William Murdoch, quien ordenó girar todo el timón a estribor y parar la sala de máquinas con el objetivo de disminuir la velocidad del impacto. Pero por desgracia, ninguna de estas maniobras logró que el crucero sorteara el obstáculo, y aunque no llegó a producirse un catastrófico choque frontal, no se pudo evitar que el hielo sumergido rasgara el casco, produciendo una herida mortal en su estructura que más tarde hundiría la flota.

Beauchamp lo recuerda así: "Nos ordenaron cerrar los amortiguadores cuando el agua se derramó sobre la placa, por lo que comenzamos a ascender por la escalera de emergencia". Su testimonio lo recogen los informes y registros de la época, y su nombre aparece en la lista de personas que ayudaron a subir a los pasajeros al bote salvavidas número 12. "Tenía un pie en la cubierta y otro en el bote para ayudar a las señoras y niños a subir", rememora.

Foto: Fotograma de la película 'Titanic'.

"Tuvimos muchas dificultades para mantener el bote salvavidas alejado del costado del barco y conseguir evitar que el agua entrase", declaró, en palabras recogidas por sus familiares. "Tiramos de los remos para alejarnos lo máximo posible de la succión del motor de la nave a medida que se hundía. Vi que en un primer momento el barco se inclinó. Todavía se veía la popa. Luego desapareció".

El bombero relata que bien podrían haber regresado a la zona del accidente a salvar a muchos otros más, pero la embarcación que comandaba estaba llena de supervivientes y no cabía ni uno solo más. Horas más tarde, fueron rescatados por el RMS Carpathia, cuyos pasajeros les recibieron con los brazos abiertos y conmocionados por lo sucedido, aunque admite que hubo problemas para gestionar el rescate de las 705 personas.

Gran Bretaña aprovechó el ataque al Lusitania para enfadar a Estados Unidos y que se uniera en su bando contra la Triple Alianza

Tras el disgusto, volvió a tierra firme. Pero a los tres años, regresó a una embarcación, esta vez al gigantesco Lusitania. El 7 de mayo de 1915 fue torpeado en las costas de Irlanda por los germanos, llevándose un total de 128 víctimas al mar. El hundimiento brindó a Gran Bretaña la oportunidad para difundir propaganda contra los alemanes. Diseñado por Leonard Peskett y construido en Escocia, fue botado en 1906. Pronto, se ganó la fama de ser uno de los buques más grandes del mundo, midiendo 240 metros de largo con nueve cubiertas disponibles para los pasajeros. En su interior acogió a 552 pasajeros en primera clase, 460 en segunda, 1.186 en tercera, a lo que hay que añadir un total de 850 tripulantes y 7.000 toneladas de carbón para las calderas.

El hundimiento pronto causó una oleada de protestas en Estados Unidos, ya que había 128 estadounidenses entre los fallecidos, en un ataque que en total se llevó la vida de 1.198 personas. Gran Bretaña aprovechó la coyuntura para enfadar a Estados Unidos y que se uniera en su bando de aliados contra la Triple Alianza. Así pues, en 1917 el país norteamericano declararía la guerra a Alemania, internacionalizándose el conflicto. La imagen del RMS Lusitania se convirtió en icono y animó a los soldados a luchar en una campaña militar caracterizada por la guerra de trincheras. Hoy, ambas historias regresan de la mano de la familia de este superviviente que, con motivo del 75 aniversario de su muerte, celebran su homenaje.

"He tenido suficientes barcos grandes, ahora voy a trabajar en barcos más pequeños". Puede decirse de todo sobre un hombre llamado George Beauchamp, pero si hay algo claro es que es una persona con mucha suerte. Tras haber sobrevivido a dos desastres navales de tal envergadura, como el del Titanic en 1912 y el del Lusitania en 1915, seguramente se le fueron quitando las ganas de volver a pisar un navío.

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