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Por qué los hombres y las mujeres usamos el condón de forma diferente
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Por qué los hombres y las mujeres usamos el condón de forma diferente

Un reciente estudio ha analizado el comportamiento de un grupo de personas de 18 a 25 años y ha concluido que a la hora de usar protección nuestros comportamientos varían

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Llega el momento, vais a casa, apagáis las luces (o las dejáis a poca intensidad, lo que prefiráis) y aunque estáis muy nerviosos también impacientes porque se va a cumplir vuestra fantasía sexual, esa que lleva rondando vuestra cabeza muchos meses. De repente uno de los dos suelta la frase: "¿Tienes un condón?". Algo que desde el principio debería ser consensuado y simple (al fin y al cabo, estamos hablando de evitar las enfermedades de transmisión sexual y los embarazos) puede convertirse en una discusión incómoda y problemática. ¿Por qué?

Los hombres y las mujeres negocian el uso del preservativo de una manera diferente. Al menos, a esa conclusión ha llegado un reciente estudio que analizaba si realmente estamos cegados por el deseo y cómo negociamos este tema. Los encuestados fueron varones y hembras de 18 a 25 años y se concluyó que, en función de si eres hombre o mujer, heterosexual u homosexual, la negociación es muy diferente.

Ellas son más proclives a usarlo, ellos más reacios, aunque depende del compromiso en su relación

Los hombres heterosexuales tienden a estar más dispuestos a tener relaciones sexuales sin condón, las mujeres pueden rechazar las relaciones si su pareja no está dispuesta a ponérselo y los hombres homosexuales buscan un equilibrio entre ambos enfoques. Sin embargo, no todo es blanco o negro. "Las mujeres heterosexuales podrían estar más dispuestas a asumir riesgos cuando tienen una motivación más fuerte y consideran que la pareja con la que harán el amor es una pareja potencial" indicó la investigadora sexual Kristen Mark en 'CNN'.

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"Otros datos sugieren también que, en ocasiones, ellas se muestran tan solícitas por complacer a sus parejas que asumen que ellos no van a querer usar preservativo. Ellos, por su parte, se sienten menos motivados a usar condón cuando la relación no les importa en exceso. Parece un oxímoron, pero parece que los hombres que están verdaderamente interesados en mantener una relación de pareja tienden a correr menos riesgos cuando se trata de protegerse a sí mismos y a sus parejas de embarazos no deseados y ETS".

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La terapeuta advierte que el uso del condón debería estar tan normalizado como ponerse el cinturón de seguridad o lavarse las manos. No solo porque se eviten los embarazos no deseados, sino también otras enfermedades como el virus del papiloma humano (VPH), la sífilis, la clamidia o la gonorrea. En el caso de los hombres homosexuales también hay que atajar otro problema: está comenzando a reducirse el uso del preservativo debido a la prefilaxis preexposición (PrEP), la administración de fármacos antirretrovirales de forma continuada con el fin de prevenir el sida.

Normalizar el uso del condón

Es necesario. Es cierto que muchos jóvenes dicen perder la erección cuando se lo ponen, pero esto es propiciado por la ansiedad de mantenerla y por la incomodidad de su uso. Si tienes problemas con ellos, los especialistas recomiendan usarlo cuando te masturbes a solas, para acostumbrarte poco a poco y no hacerlo con la presión de que algo pueda salir mal y fastidiar la velada.

"Algunas personas parecen pensar que un condón es una barrera que no nos permite estar 'totalmente' con alguien", dice Mark. "¿Pero qué es más sexy que alguien que quiere proteger su salud sexual? Deberíamos estar reinventando la imagen que tenemos de los condones, que no fueran no solo objetos, sino la cosa más sensual que tu pareja puede hacer por ti".

En otras palabras, el sexo seguro es importante, y también lo es el placer sexual. Lo que debe reivindicarse es la conjunción de ambos, sin que uno prevalezca por encima del otro, para poder llegar al verdadero éxtasis sin tener remordimientos a la mañana siguiente por lo que hiciste.

Llega el momento, vais a casa, apagáis las luces (o las dejáis a poca intensidad, lo que prefiráis) y aunque estáis muy nerviosos también impacientes porque se va a cumplir vuestra fantasía sexual, esa que lleva rondando vuestra cabeza muchos meses. De repente uno de los dos suelta la frase: "¿Tienes un condón?". Algo que desde el principio debería ser consensuado y simple (al fin y al cabo, estamos hablando de evitar las enfermedades de transmisión sexual y los embarazos) puede convertirse en una discusión incómoda y problemática. ¿Por qué?

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