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Confesiones de una adúltera: "Me sentía culpable, pero pensé en el sexo y se me pasó"
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Confesiones de una adúltera: "Me sentía culpable, pero pensé en el sexo y se me pasó"

Sigue siendo un tabú en nuestra sociedad moderna, pero muchas mujeres buscan el placer fuera de la comodidad de su hogar. Una de ellas cuenta el porqué

Foto: "Ssssssh". (iStock)
"Ssssssh". (iStock)

"El deber es sentir lo que es grande, amar lo que es bello, y no aceptar todos los convencionalismos de la sociedad, con las ignominias que ella nos impone". De una poética manera y con una sensibilidad infinita, así se refería Flaubert en 'Madame Bovary' al adulterio femenino. Sigue siendo un tabú, aunque creamos que hemos avanzado mucho. Las Anna Karenina de la sociedad siguen siendo marcadas, señaladas con el dedo al pasar.

¿Cómo es ponerse en la piel de una mujer infiel por un día? La revista 'Men's Health' ha decidido hacer la prueba. Seguir los pasos de la protagonista de nuestro artículo para entender qué pasa por su cabeza y entender por qué decide dejar la comodidad de su hogar y a su pareja, esperándola, para dirigir sus pasos hacia el otro extremo de la ciudad, donde pueda fundirse con otro cuerpo entre las sábanas de algún hotel sórdido.

¿Por qué lo hace?

"Si mi amante fuera también mi marido... eso es algo que pienso ocasionalmente", asegura la adúltera anónima. "Pero cuando estoy sentada en el bar, esperándole, y pienso en los orgasmos que me proporcionará esta noche, entonces todo cambia. Bajo la mirada, intentando no fijarme en el diamante que, como un trofeo, expongo en mi dedo anular y que indica mi alianza y mis votos".

¿Su historia? Común, como tantas otras. Un noviazgo demasiado temprano, en la universidad. "No hubo fuegos artificiales en ningún momento", asegura, "pero él era mi elegido, y por ello cuando me pidió matrimonio dije que sí". Cinco años después también hay tres hijos, una hipoteca, responsabilidades y, por supuesto, una vida sexual aburrida y monótona, terriblemente frustrante. "Es un sexo demasiado convencional para mí", explica. "No quiere ni hablar de empotrarme contra la pared, simplemente se corre y yo me quedo al otro lado de la cama, insatisfecha. Así es como empezó todo esto".

Nunca antes había practicado el sexo oral y mi amante lo sabía. Nadie le ha dado tanta importancia a mi propio placer como él

Una noche de tantas descargó una aplicación de citas diseñada especialmente para infieles. Una mujer con un dedo en la boca, haciendo el gesto de silencio, encabeza la fotografía de la portada. "Miles de personas como tú buscan una cita discreta. La vida es corta, es muy fácil quedar atrapado en la rutina", señalan algunas frases sugerentes a la izquierda de la imagen. Ella se atrevió y dio el paso, cruzó la frontera.

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"La idea vino mientras hacía una cola para comprar algo. Un hombre se acercó a mí por detrás y, con una voz profunda y sugerente, señaló que era una verdadera pena que llevara anillo de casada. Comencé a pensar que mi marido no sabía apreciar lo que tenía. Esa conversación flotaba en mi cabeza cuando decidí apuntarme a la aplicación de citas, así fue como conocí a Jared (nombre ficticio). Era guapo, amable y aventurero, después de dos semanas de conversaciones decidimos quedar".

Foto: Foto: iStock.

"Nunca nadie me había practicado sexo oral antes y Jared lo sabía. Estaba tan nerviosa como una colegiala en su primer día, al principio me sentí culpable por mi marido, pero pensé en todas las veces que le había propuesto a mi marido hacer cosas nuevas y él se había negado. Era innegociable. Nadie ha dado tanta importancia a mi placer como Jared, y por eso desde entonces quedo con él por lo menos dos veces al mes".

"Pero sé lo que estás pensando: ¿por qué no dejo a mi marido? Es simple: tenemos hijos y son mi prioridad, y mi esposo es un gran padre. Tal vez no sea realista por mi parte esperar que él sea todo lo que necesito. Y tal vez no sea realista por parte de mi marido no esperar que yo necesite más".

"El deber es sentir lo que es grande, amar lo que es bello, y no aceptar todos los convencionalismos de la sociedad, con las ignominias que ella nos impone". De una poética manera y con una sensibilidad infinita, así se refería Flaubert en 'Madame Bovary' al adulterio femenino. Sigue siendo un tabú, aunque creamos que hemos avanzado mucho. Las Anna Karenina de la sociedad siguen siendo marcadas, señaladas con el dedo al pasar.

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