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Ávila se convierte en el 'Sillicon Valley' de los geriátricos: "En este sector no falta trabajo"
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DESPOBLACIÓN Y ENVEJECIMIENTO, TORMENTA PERFECTA

Ávila se convierte en el 'Sillicon Valley' de los geriátricos: "En este sector no falta trabajo"

Tiene uno de los niveles de paro más altos, una de las poblaciones más envejecidas y una gran despoblación. Ante ese panorama, el cuidado de ancianos parece una salida atractiva

Foto: Los ancianos de Decanos, en Ávila, durante la fiesta de carnaval de este año
Los ancianos de Decanos, en Ávila, durante la fiesta de carnaval de este año

Cuando hace más una década Teresa terminó el Bachillerato, no podía imaginarse cuál sería su futuro. Su camino era previsible. Como el de tantos, universidad —en concreto, prevención de riesgos laborales— y un buen trabajo. La crisis fue laminando la empresa que la contrató, así que se vio obligada a buscar una alternativa. Una sorpresa doble: volvió a estudiar, esta vez un curso de Formación Profesional de técnico en atención socio-sanitaria, algo que no había pensado. "Era el sector donde más trabajo había", explica. "A los 18 ni me lo planteaba, a los 27 sí". Ahora tiene 33 y recuerda, contenta, que no tuvo problema para quedarse en Decanos, la residencia de Ávila capital donde hizo las prácticas.

Su historia sintetiza bien la tormenta perfecta que sobrevuela la provincia castellana. Es, al mismo tiempo, una de las que más población pierde (un 1% de su población en 2017), una de las más envejecidas (47,6, cuando la media nacional es de 43,1) y la que mayor paro sufre de toda la Comunidad (alrededor de un 22%). Triple combo. "Un 92% de los 248 municipios están amenazados por la extinción irreversible”, revela Ramón Cano, secretario general de la Asociación Española Contra la Despoblación. “Aunque no seamos conscientes de ello en la provincia, en 2017 es la que más población perdió en toda España". Es, además, una de las provincias con mayor paro de toda la comunidad con un 13,53%, superada únicamente por Palencia (15%) y Zamora (14,57%). Si no hay trabajo, la gente emigra, y si la gente emigra… Solo quedan los ancianos.

Tenemos problemas para encontrar personal cualificado para la residencia como auxiliares, médicos o enfermeros

Jóvenes como Teresa o su hermana, que también trabaja en una residencia, han sorteado el exilio estrujando esa pirámide poblacional cabezona, cada vez más amplia por arriba y más estrecha por abajo, como remedio ante el paro y la despoblación. La auxiliar admite su suerte por no haber pensado en emigrar, ya que su marido también trabaja en Ávila, pero reconoce que la mayoría no corre la misma suerte. "Yo estoy contenta con este trabajo, que es muy gratificante, y ni me lo planteo, pero mis hermanos pequeños probablemente tendrán que hacerlo: se está perdiendo industria y cuidar de ancianos es lo que va a quedar".

Ávila es una de las regiones españolas con un mayor número de residencias por anciano, una tendencia común en toda Castilla y León. Junto con Galicia, la comunidad con más plazas residenciales. Según el informe 'Envejecimiento en Red', la ratio de plazas por cada 100 personas de más de 65 años es del 25,5%. "Nos encontramos en situaciones muy complicadas a la hora de encontrar gente; los auxiliares, los enfermeros y los médicos pueden ser muy difíciles de encontrar", explica Andrea Varela, responsable de formación del Grupo Domus. La profesionalización de los cuidados ha provocado que los requisitos cambien: "En certificados de profesionalidad, por ejemplo, el de instituciones sociales es el que tiene más empleabilidad". Algo está claro: la media de edad no va a descender.

Una alternativa jugosa en una provincia donde gran parte de la industria se ha esfumado. "En educación o magisterio aún hay algo, quizá si eres un hombre un poco más en mecánica y electrónica...", añade Teresa con una pausa final que significa "y deja de contar". Ese es el problema: la transición del sector secundario al terciario no es fácil con una población envejecida y en descenso. A ello hay que añadirle el influjo magnético de la cercana Madrid, que provoca tanto el exilio diario o de lunes a viernes de muchos de sus habitantes a la capital como que muchos madrileños decidan dejar a sus padres y abuelos en las residencias cercanas, más baratas y con un aire más puro, de la provincia abulense.

Cuidado: profesión vocacional

Un gran porcentaje de los trabajadores que han terminado quedándose a trabajar en residencias como Decanos provienen de los ciclos de Formación Profesional del CIFP Ávila, que se encuentra a apenas unos pasos. "Ávila es una ciudad pequeña con una empresa pequeña, así que tenemos muchos alumnos que vienen recomendados por los departamentos de orientación de los institutos de la zona", señala Margarita López, responsable de dicho centro educativo. La demanda es tan elevada que muchos suelen quedarse fuera. "Lo que hemos intentado es que, por lo menos, sea una profesión vocacional".

Como había trabajo, se apuntaba gente que no daba el perfil, así que intentamos que sepan cómo es una residencia desde el primer curso

La directora sabe que el ciclo de Atención a personas en situación de dependencia es uno de los más golosos ofertados por su centro. "Es previsible que el ciclo tenga una alta inserción laboral", explica. No solo por el envejecimiento de la población, sino también por la aprobación de la Ley de Promoción de la Autonomía Personal en 2006, que dio un acelerón al sector aunque, como lamenta López, aún no tenga el empuje suficiente lo que hace que en ocasiones no sea tan fácil. Los servicios de atención a domicilio o diurna han experimentado un pequeño aumento durante los últimos años, pero aún le queda mucho margen de crecimiento.

Como explica Ana Rodríguez, directora de la residencia, la colaboración comenzó con los módulos de Animación de Actividades Físicas y Deportivas y Peluquería y Estética en las fiestas de Carnaval del centro, y de ahí pasó a otros cursos como Atención sociosanitaria o el de personas en situación de dependencia. El problema, explica, era que "solía utilizarse como plataforma para otros módulos, y algunos de los alumnos no encontraban lo que esperaban". "Como era un sector donde había mucho trabajo se apuntaba mucha gente que quizá no cumplía con el perfil", añade. La solución fue introducir a los estudiantes en la residencia desde el primer curso para que pudiesen ver el trabajo real, de forma que los que considerasen que no era lo suyo "tuviesen la posibilidad de retirarse y dejar su sitio a otros".

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Los inquilinos de la Domus celebran sus cumpleaños de febrero

"Nosotros desde siempre hemos cogido a los que hacían las prácticas durante el verano como cantera, y muchos de nuestros indefinidos provienen de ahí", explica la directora. Aproximadamente, unos 12 cada verano. En su colaboración con el instituto, los alumnos comenzaron acudiendo un día, más tarde una semana y próximamente serán pioneros junto a Decanos en los programas de Formación Dual. El de Atención a personas en situación de dependencia es uno de los 36 que han recibido el apoyo del programa de Ayudas Dualiza y FP Empresa de Bankia, con el objetivo de que 31 alumnos del ciclo reciban 35 horas de formación en las tareas que se llevan a cabo en la residencia como aseo de los residentes, apoyo en sus actividades, básicas o acompañamiento. Pero sobre todo, que descubran cuanto antes cuál será su futuro laboral.

"Estamos muy contentos porque estamos impulsando un sector que reclama personal especializado y que está en crecimiento en Ávila, una zona que la gente elige para pasar esta parte de sus vidas y donde se necesita personal con mucha vocación y especializado en residencias y atención domiciliaria", añade Cristina Rodríguez, coordinadora territorial de la Fundación Bankia, que explica que es su granito de arena contra la galopante despoblación: "Muchos estudian en Ávila y se marchan a trabajar a Madrid, así que esta es una salida profesional muy válida para ellos y una manera de captar y fijar el talento para que se queden allí".

Solución definitiva o parche

Aunque la suma de formación profesional y residencias parece arrojar un saldo positivo para jubilados y jóvenes en paro, también anticipa la posibilidad de que España termine convirtiéndose en un país de ancianos necesitados de cuidados y jóvenes dedicados por completo a ellos. Cano no tiene tan claro que esta ecuación sea la mejor. "Laboralmente puede ser una solución, pero hay que contar con los ancianos no solo porque la mayoría de los geriátricos son privados, sino también porque hay que tenerlos activos, y a menudo municipios de 200 habitantes con 190 jubilados no pueden económicamente tener una residencia, lo que hace que estas se localicen en capitales de comarca y que esto también contribuya a la despoblación", explica.

En Ávila no sabemos denominar lo que está ocurriendo, aunque en 2017 fuésemos la provincia que más población perdió

Una de las dificultades de Ávila respecto a otras regiones del entorno es que no existe la misma conciencia del problema de la despoblación que sí hay en Guadalajara, Soria o Teruel, donde las manifestaciones son relativamente habituales. "Siempre que se habla de Ávila no se visualiza, algo que en otros lugares la población sí está muy concienciada de ello y sale a la calle para presionar a sus políticos", matiza. "Aquí no somos conscientes, porque parece que no sabemos denominar lo que está ocurriendo, aunque en 2017 fuimos la provincia de toda España que más población perdió".

Cano ha seguido el camino opuesto: desde Madrid, donde ha trabajado y sigue formándose, ha vuelto a su pueblo, El Arenal, con menos de 1.000 habitantes. "No por volver al pueblo eres el perdedor, hay que cambiar esa mentalidad", añade. Y tiene una última petición: que los políticos ofrezcan soluciones de verdad y que no se limiten a prometer lo que no cumplirán. Pero la campaña ya está en marcha: el secretario provincial del PSOE, Jesús Caro, afirmaba que "el envejecimiento y la despoblación" son los grandes problemas de la región, mientras que el eurodiputado del PP Agustín Díaz de Mera hacía referencia recientemente al "envejecimiento generacional y despoblación del medio rural". Los dos caballos del apocalipsis abulense.

Cuando hace más una década Teresa terminó el Bachillerato, no podía imaginarse cuál sería su futuro. Su camino era previsible. Como el de tantos, universidad —en concreto, prevención de riesgos laborales— y un buen trabajo. La crisis fue laminando la empresa que la contrató, así que se vio obligada a buscar una alternativa. Una sorpresa doble: volvió a estudiar, esta vez un curso de Formación Profesional de técnico en atención socio-sanitaria, algo que no había pensado. "Era el sector donde más trabajo había", explica. "A los 18 ni me lo planteaba, a los 27 sí". Ahora tiene 33 y recuerda, contenta, que no tuvo problema para quedarse en Decanos, la residencia de Ávila capital donde hizo las prácticas.

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