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Cómo es liarse con el instructor del gimnasio: "Nos poníamos a tono en la clase"
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Cómo es liarse con el instructor del gimnasio: "Nos poníamos a tono en la clase"

¿Te pasas el día pensando cuándo llegará la hora de bajar a hacer unas pesas y correr en la máquina? No eres el único al que Cupido ha clavado una de sus flechas

Foto: "¿Te haces unos burpees?" (iStock)
"¿Te haces unos burpees?" (iStock)

Te ha pasado. Le podría suceder a cualquiera, pero has sido tú. No ha sido en el trabajo, ni en el autobús que coges todos los días, ni en clases de italiano... ha sido en el gimnasio, ese lugar al que (se supone) vamos a esculpir el cuerpo y relajarnos un poco de nuestra vida estresante y sedentaria. De repente no puedes dejar de mirar al instructor o instructora de tu clase de (introduzca nombre de un deporte aquí). ¿Y ahora qué?

No estás solo, así que no sufras. No es una cosa tan rara. Endorfinas + piel expuesta = feromonas, tan fácil como eso. Leora Manischewitz, psicóloga clínica y psicóloga sexual certificada en Nueva York señala para 'Men's Health' que pillarse por alguien del gimnasio es algo común, pero que puede ser tanto una experiencia buena como mala. “Lo bueno es que hay muchas personas solteras, es fácil conversar con alguien, y normalmente estás cerca de otras personas físicamente. Lo malo es que si te obsesionas mucho puede llegar a dar mal rollo...".

A veces puede salir bien. Como es el caso de este primer encuestado, que se enamoró de su profesora de spinning. "Al principio pensaba que era una actividad de chicas, así que solo iba para verla a ella y me colocaba en la última bici de la clase, la del fondo", explica. "Es un poco mayor que yo, y siempre me han atraído las mujeres mayores. Después de coquetear de un lado a otro unas cuantas clases, se acercó a mí, me pidió mi número y el resto es historia".

Solo iba a la clase de spinning para verla a ella, así que me colocaba en la bici del final

"Después de siete años de novios y tres casados creo que, oficialmente, puedo decir que soy el ojito derecho de la profesora. Era la primera vez que ambos salíamos con alguien del gimnasio, pero nuestra historia fue tan fuerte e intensa desde el principio que nadie se atrevió a decirnos que no podíamos empezar nada siendo profesora y alumno".

Por un yogui en tu vida

"Comencé a sentirme atraído por mi profesora de yoga", relata otro. "Ella daba unas clases de hatha yoga estupendas y, al terminar, siempre nos servía un té, así que empezamos a hablar y decidimos probar con un par de citas. El sexo era genial y además nos poníamos a punto en las clases, porque ella no quería que se supiera lo nuestro así que todo era mucho más excitante".

"Pero, finalmente, nos dimos cuenta de que no buscábamos las mismas cosas", continúa. "Ella quería formar una familia y yo no, así que la ruptura fue bastante amarga. Además, después no me dejó volver a su clase, lo que es un fastidio porque era realmente buena. Todavía sigo haciendo las posturas que me enseñó en casa".

Lo manteníamos en secreto y el sexo era muy excitante... en las clases ya nos poníamos a tono para seguir luego

El tercer encuestado también asegura que es mucho mejor decirlo. "No puedes estar meses y meses babeando por una persona y no atreverte, además, el gimnasio es un lugar muy fácil para ligar. Puedes decirle que te ayude con algún entrenamiento y entonces... aprovechas. Eso fue lo que hice yo".

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"El instructor de mi gimnasio es súper atractivo", cuenta este chico. "Después de seis meses finalmente se atrevió a acercarse y entonces empezaron las citas y lo normal... de hecho, perdí la virginidad con él. Mi consejo es que no tardes tanto como nosotros. Yo, por mi parte, he de decir que salir con él ha sido una gran motivación para hacer mis entrenamientos. No había estado en tan buena forma en mi vida.

El entrenador de crossfit...

Qué peligro tiene. "Cuando la conocí yo tenía pareja", cuenta un cuarto entrevistado, "pero en cuanto lo dejé fui a por mi entrenadora de crossfit, que sabía que estaba soltera. A día de hoy seguimos juntos y nos animamos el uno al otro. El gimnasio es como cualquier otro lugar donde te arriesgas, ni más ni menos. Tienes que conocerte a ti mismo. Si acabas de salir de una relación y estás un poco frágil mejor ligar en un sitio donde sepas que no vas a ver a la persona todo el tiempo. Además, si no funciona, ¿qué es lo peor que puede pasar? Como mucho que dejes de ir un tiempo al gimnasio o probablemente sabrás las horas de esa persona y variarás las tuyas para no coincidir".

Te ha pasado. Le podría suceder a cualquiera, pero has sido tú. No ha sido en el trabajo, ni en el autobús que coges todos los días, ni en clases de italiano... ha sido en el gimnasio, ese lugar al que (se supone) vamos a esculpir el cuerpo y relajarnos un poco de nuestra vida estresante y sedentaria. De repente no puedes dejar de mirar al instructor o instructora de tu clase de (introduzca nombre de un deporte aquí). ¿Y ahora qué?

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