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Te gusta mucho el sofá: las cosas que señalan que ya eres viejuno
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¡cómo pasa el tiempo!

Te gusta mucho el sofá: las cosas que señalan que ya eres viejuno

Ha llegado el momento en que todo te molesta y en el que te sientes fuera de lugar. ¿Cómo ha sucedido? ¿Podrías haberte dado cuenta?

Foto: Foto: Carlos Areces en 'Torrente 5'.
Foto: Carlos Areces en 'Torrente 5'.

Ser joven ya no depende de la edad. La sociedad ha ido evolucionando: no es igual los cuarenta de ahora que los de hace medio siglo. La juventud o jovialidad tiene más que ver con un modo de vida interno, no con un cuerpo. Cómo sientes, hablas o haces no tiene por qué depender de cuándo naciste. Muchas personas mayores son jóvenes de espíritu, pero encerrados en una jaula que no les pertenece y viceversa.

En la última década se ha puesto de moda el término 'viejoven', empleado para referirse a aquellas personas que son jóvenes en años pero cuya alma tiene al menos una década más. Hasta Carlos Areces y su grupo Ojete Calor le han dedicado una canción a este término, pero ¿qué pasa llega un momento en el que no te has dado cuenta de que te has convertido en alguien mayor, en un viejuno? ¿Cuáles son las señales que lo indican?

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Todo ha cambiado

Antes eras el primero en apuntarte a una buena juega. Al principio no te importaba si era entre diario o fin de semana: unas cañas, unos vinos o lo que surgiera estaba bien. Poco a poco empezaste a dejar que sucediera un lunes o un jueves y ahora has acabado por como mucho salir a cenar y tomar un 'digestivo' después, si eso. Te encuentras desubicado en los pubs o discotecas y lo mejor es seguir sentado en la mesa del restaurante donde os encontráis. No te has dado cuenta, pero sí, la vida te ha alcanzado y sin frenos.

Antes querías irte de vacaciones en plan aventura dando la vuelta por el mundo y ahora prefieres estar tranquilamente en Benidorm "con los yayos"

Y no solo eso, si cuando te proponen ir a una fiesta prefieres ponerte Netflix en casa, la señal de alarma está sonando desde que lo has leído. Estar tumbado en el sofá viendo una serie o una peli (no, no todos los actores están susurrando, eres tú que te estás quedando sordo) es el mejor momento del día. Te relaja y aleja de música alta, gritos y mucha gente hablando al mismo tiempo. ¡Cuánto daño ha hecho la plataforma de ficción!

Si tu película preferida se ha convertido en un clásico sin que te dieras cuenta, es otra señal de que te has hecho mayor. Imagina que es 'Titanic', una acontecimiento que trastocó el mundo del cine porque sobrepasó todos los límites en 1998, ahora se hubiera convertido lo que para ti era 'Lo que el viento se llevó'. ¿Cómo es posible? ¿He chocado contra un iceberg y me estoy hundiendo sin darme cuenta?

Vas en el coche, pones tu emisora preferida y de los cuarenta minutos sin interrupciones no conoces nada más que una de las canciones que han puesto, y porque pertenece a tu programa favorito. Todo lo que han puesto en la radio te suena a chino (y es probable que alguno de los grupos lo sea). No tienes ni idea de quién canta o cómo se baila y piensas: "¿en qué siglo estoy?".

Sobran las palabras

Escuchas una conversación. Son unos chicos unos diez años menores que tú. Has puesto atención en entender qué decían, pero su jerga ha sido totalmente inentendible. Y lo peor de todo es que antes si alguien contaba algo te daba igual y ahora has puesto la oreja para saber de qué hablaban. Eres la nueva vieja del visillo versión 2.0. Además, has pensado cuando soltaban algún taco en qué mal hablados son "estos niños". ¡Recórcholis!

Si antes se te olvidaba dónde ponías las llaves o dónde habías aparcado el día anterior era normal, pero ahora ya no te acuerdas ni de cómo se llama tu vecino o uno de tus compañeros de trabajo al que ves a diario. Te estás dando cuenta de que hace poco compraste una agenda (y no del bazar, una buena) para apuntar las cosas y tenerlas presentes. El estrés laboral y el intento por cuadrar todo lo que tienes que hacer ha hecho que poco a poco se te olvide que tienes que llamar a alguien, mandar un email... pequeños detalles que te hacen sentir que tu memoria ya no es lo que era.

Si a la hora de comprar todavía tienes una tarjeta del banco que no tiene contactless, algo va mal. Estás perdiendo tiempo y haciéndolo perder a toda la fila que está esperando mientras pagas, pero claro te da pereza ir a la sucursal a que te la cambien. Y no hablemos de tener la 'app' en el movil. "Yo no pago así ni por internet que pereza seguro que me estafan". Madre mía, eres un viejo de mucho cuidado.

Si te paras a escuchar una conversación porque quieres enterarte y no entiendes de qué hablan por su corta edad, te estás haciendo mayor

¿Dónde vamos de vacaciones? Si has pasado de querer hacer una ruta por la India o Tailandia a preferir planes tranquilos como Benidorm o Gandía, ¡ay, amigo!, no hay quien te salve. Ve cogiendo la sombrilla, las palas y la neverita que toca planazo tranquilote.

Y por último, si te da lo mismo comerte algo caducado, definitvamente has llegado a una edad de no retorno. Si eres de lo que tus hijos (si los tienes) están continuamente advirtiéndote de que vas a sufrir una intoxicación alimentacia porque eso que ingeriste estaba pasado, date por vencido. Yogures, huevos, salsas, fruta oxidada... ¡Mira, niño. Si todavía huele bien se puede comer!

Ser joven ya no depende de la edad. La sociedad ha ido evolucionando: no es igual los cuarenta de ahora que los de hace medio siglo. La juventud o jovialidad tiene más que ver con un modo de vida interno, no con un cuerpo. Cómo sientes, hablas o haces no tiene por qué depender de cuándo naciste. Muchas personas mayores son jóvenes de espíritu, pero encerrados en una jaula que no les pertenece y viceversa.

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