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El remordimiento: por qué no nos perdonamos cosas que hicimos hace tiempo
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El remordimiento: por qué no nos perdonamos cosas que hicimos hace tiempo

Qué mas da. Puedes pasar página de una vez. Si te has quedado atascado en el pasado te contamos cómo seguir adelante

Foto: Fotograma de 'Manchester frente al mar'.
Fotograma de 'Manchester frente al mar'.

Todo el mundo ha hecho cosas de las que no está orgulloso. Tal vez gastaste la mitad del presupuesto de comida del mes en un modelito para salir de fiesta, no llegaste al cumpleaños de tu mejor amigo, has dejado a tu madre en una residencia de ancianos o, cuando el maullido del gato te molestó, lo dejaste fuera y allí lo atropelló rápidamente un coche.

Perdonarse a uno mismo no es fácil, al igual que creer que amigos y familiares nunca te disculparán si supieran lo que hiciste. ¿Cómo te sientes? ¿Notas esa carga tan pesada que a veces no te deja ni dormir? La culpabilidad te emborracha cada día y te ahoga hasta el fondo de la vergüenza.

Foto: ¿Quién quiere recordar durante toda la vida? (iStock)

Seguro que un psicólogo puede ayudarte. Lo primero que debes hacer es ponerte en manos de un especialista para que te ayude a olvidar esa culpa que te está reconcomiendo por dentro. "Perdonarse a uno mismo es muy subjetivo. No es dos más dos son cuatro", asegura el psicólogo Orestes Ots a El Confidencial.

Poco a poco

Equivocarse es humano. Cometer errores es parte fundamental del apredizaje emocional, así que tranaquilo. No existe una persona que jamás haya errrado. Aunque no lo creas, es mucho más fácil hacerlo con los demás; a la hora de perdonarnos a nosotros mismos, estamos solos. Es un proceso interno en el que no hay que dar explicaciones ni justificarse ante nadie. "Nadie te acompaña en este camino, por ello hay que tener muy claro que queremos perdonarnos y dejar a un lado nuestros miedos. Debemos tener en cuenta si sabemos realmente en qué nos hemos equivocado. ¿Cuál ha sido la equivocación?", explica.

"Por otro lado, hay que preguntarse cuáles fueron las circunstancias que nos rodeaban en ese momento. Por supuesto, no vamos a echar balones a los tejados vecinos, pero esto servirá precisamente para lo contrario: para asumir nuestra parte de responsabilidad. No es raro pensar que la siguiente pregunta que debemos atender es el porqué. Cuáles fueron los motivos y cómo nos sentíamos cuando actuamos de una determinada manera. Escucharnos a nosotros mismos nos permite conocer nuestros sentimientos y vivirlos de una forma más consciente. Todas estas preguntas nos llevarán a alcanzar el primer paso: comprender y admitir el error", añade.

El camino de la vida comienza por saber quién somos y continúa por saber que equivocarse no es más que aprender a vivir y a querernos

No estás solo. A todo el mundo le pasa. Ese sentimiento negativo que utilizas para maltratarte es algo muy común, aunque en cada persona tiene un nivel diferente. Usamos la culpa para castigarnos como consecuencia de algunas malas acciones y entramos en una espiral de maltrato. Es una forma de penitencia, pero hay que dejarlo atrás y responsabilizarse o intentar reparar el daño y no arrastrar esa sensación de miseria toda la vida.

No lo hagas solo por ti, sino por quien está a tu lado porque de no ser así recibirá una paliza emocional cada vez que intente apoyarte. Es inevitable porque serás demasiado crítico, más retraído y menos abierto de lo que deberías. Amigos, pareja, familiares... todos lo sufrirán también. Y esto no es solo mental, tu cuerpo crea muchos compuestos químicos que van a tus órganos vitales y que aumentan la frecuencia cardíaca, la presión arterial, interrumpen la digestión, tensan los músculos, descargan el colesterol en el torrente sanguíneo y reducen la capacidad de pensar con claridad.

No es de extrañar que los estudios sobre el perdón hayan llevado a los científicos a sospechar que aquellos que tienen dificultades para perdonar tienen más probabilidades de experimentar ataques cardíacos, hipertensión, depresión y otras afecciones. "No significa que tengas que olvidar. Sufrir y arrepentirse es normal, pero eso tiene un fin y una etapa para avanzar y seguir adelante", explica Ots.

¿Qué puedes hacer?

Lo primero que debes hacer es categorizar por qué te sientes mal. Los motivos suelen ser casi siempre los mismos: fracaso ante una tarea importante, has hecho algo malo a alguien, eres autodestructivo o no hiciste algo muy importante que debías. Una vez lo has localizado es posible alejarte y empezar a curarte. Después debes saber cómo te hace sentir y contárselo a alguien para tener apoyo, atención y consejo. Compratir te hará darte cuenta de que todos cometemos errores y confesarlo evitará que caigas en lo negativo.

No es necesario que te reconcilies con la otra persona (en el caso de que la haya), solo tienes que liberarte de la culpa, deshacerte de la vergüenza y estar tranquilo. Además, hay una serie de reglas que adoptamos cuando somos pequeños que no son realistas. Las aceptamos y creemos que son las correctas, pero solo nos hacen más daño. Intenta ser objetivo.

Identifica el dolor y valora lo que te hace mal. Es tu reacción a eso lo que causa el problema y ese hábito debe desaperecer. Repetirte una y otra vez lo mismo no tiene sentido, así que cuando ese pensamiento se vuelva a presentar, piensa en algo positivo. A veces lo más sencillo es afrontar y pedir disculpas. Cuesta mucho, pero quizá darle un toque de humor ayude a hacerlo.

Equivocarse es humano. Cometer errores es parte fundamental en el aprendizaje emocional, pero recuerda que es un camino en el que estás solo

"Como bien sabemos nuestros actos tienen consecuencias. Ha llegado el momento de afrontarlas, aquí está la clave. No hay que percibirlas como un castigo. Los sentimientos de tristeza, culpabilidad e incluso rabia e impotencia son indicadores. Hemos tomado una decisión y nos ha llevado a este punto. Es el momento de analizar si ese punto nos hace sentir bien. No hay duda de que esto nos ayudará a aprender y conocernos, saber lo que queremos y lo que no. Equivocarse es lícito y debemos asumir la responsabilidad", continúa.

Como es lógico, el pasado no se puede cambiar, pero tienes todo un presente para actuar de manera diferente. Ahora que sabemos lo que queremos y lo que nos lleva a comportarnos así, estamos preparados para intentarlo de nuevo. La vida nos presenta constantemente oportunidades. Aprovéchalas. El camino de la vida comienza por saber quién somos y continúa por saber que equivocarse no es más que aprender a vivir y a querernos, buscando siempre nuestra mejor versión", concluye Ots.

Todo el mundo ha hecho cosas de las que no está orgulloso. Tal vez gastaste la mitad del presupuesto de comida del mes en un modelito para salir de fiesta, no llegaste al cumpleaños de tu mejor amigo, has dejado a tu madre en una residencia de ancianos o, cuando el maullido del gato te molestó, lo dejaste fuera y allí lo atropelló rápidamente un coche.

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