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"Acostándose con desconocidos": así han cambiado las imágenes del sexo
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la reformulación del deseo

"Acostándose con desconocidos": así han cambiado las imágenes del sexo

Obras del cine como 'Moonlight' o 'Call Me By Your Name' eran impensables hasta hace pocos años. ¿Cómo nos han influido sexualmente las películas a lo largo del tiempo?

Foto: Un fotograma de 'Dogvillle'.
Un fotograma de 'Dogvillle'.

Hay instantes en la gran pantalla que bien podrían cambiar una vida entera. El rastro de las imágenes por el ojo humano es mucho más prolongado de lo que podemos pensar. Su efecto puede durar días, meses, años, décadas. Ya lo dijo el experto en ciencia política Giovanni Sartori en su libro 'Homo Videns', cuya tesis podría resumirse de forma simple con el siguiente dicho popular: “Más vale una imagen que mil palabras”. Tanto la pequeña como la gran pantalla han servido para moldear la forma de pensar del espectador y del público a partir de contenidos que han ido cambiando a lo largo del tiempo hasta llegar a lo que somos ahora como sociedad. Es evidente. Esta función, que no deja de ser eminentemente política, ha recorrido la historia del cine de masas en las sociedades occidentales, sobre todo en un territorio como el de la sexualidad, sobre el que hasta hace varios años, apenas existían voces críticas.

David Thomson, un veterano crítico de cine estadounidense, famoso por haber escrito la pretenciosa obra 'The New Biographical Dictionary of Film', acaba de publicar un nuevo libro en el que aborda esta espinosa cuestión del sexo en películas que le marcaron tanto a él como a la sociedad occidental. 'Sleeping With Strangers: How the Movies Shaped Desire' (“Acostándose con extraños: cómo las películas formaron el deseo”) aborda la crisis cultural estadounidense en la que se enfrentan los delirios de la masculinidad hegemónica contra el despertar feminista y el espíritu de resistencia queer. A través de la crítica, su enciclopédico conocimiento de la historia del cine y sus memorias personales, Thomson examina cómo en los últimos años la gran pantalla ha encontrado el camino hacia una nueva reformulación del deseo.

Ambos géneros quedaban señalados: el masculino por su falta de representación homosexual, como el femenino, sobre el que recae el rol de sujeto sexual

Al empezar con el proyecto, Thomson se planteó como objetivo redactar un libro sobre la historia de la homosexualidad dentro de las películas. “Todos los 'films' desprendían un aire gay, una sospecha creciente de que las fórmulas románticas socialmente aceptadas podrían ser maníacas”, explica para 'The Atlantic'. Incluso en los géneros más heterosexuales de los clásicos de Hollywood, como los westerns ('El feo, el bueno y el malo', 'Río Rojo', 'Centauros en el desierto'…), los musicales ('Cantando bajo la lluvia', 'West Side Story') o las conocidas como “screwball-comedies” (comedias alocadas o de enredos), como por ejemplo 'Sucedió en la noche', 'Las tres noches de Eva' o 'El amor llamó dos veces').

placeholder Portada de 'Sleeping With Strangers'. (Amazon)
Portada de 'Sleeping With Strangers'. (Amazon)

Sin embargo, un hecho hasta ahora inédito en la historia llevó a Thomson a replantearse su escritura: la explosión del movimiento #MeToo. Gracias a él, el prestigioso crítico comprendió que no solamente se trataba de ver las películas desde otro ángulo que no fuera necesariamente el heterosexual, sino que el conflicto iba más allá. Ambos géneros quedaban señalados: tanto el masculino por su falta de representación homosexual, como el femenino. Especialmente las mujeres, sobre quienes ha recaído el rol de sujeto sexual dentro de las ficciones cinematográficas, así como fuera de la pantalla, detrás de las cámaras, en el mundo real. Una dominación sexista por parte de directores y productores que cristalizó en la avalancha de denuncias de acoso sexual por parte de grandes nombres de la industria, como Harvey Weinstein o James Toback. Este último, precisamente, íntimo amigo de Thomson.

Un asunto de cowboys

Existen cantidad de películas, tanto modernas como antiguas, a las que se le podría aplicar el método Thomson, por el cual, muchos comportamientos homosexuales aparecerían de manera subterfugia, camuflados bajo capas de heterosexualidad políticamente correcta. Seguramente el lector recuerde la hermosa cinta 'Cowboy de Medianoche' (1969), en la que los dos actores, Jon Voight y Dustin Hoffman -quien por cierto dos años antes había protagonizado 'El Graduado', un film cien por cien heterosexual gracias a las sugerentes medias de Anne Bancroft-, protagonizan una relación solitaria, bucólica y trágica en medio de la urbe neoyorkina que hoy en día hace pensar. El más conocido, sin embargo, es el caso de 'Ben Hur', con Charlton Heston y Stephen Boyd, los cuales escenifican un apasionado reencuentro cargado de emoción, que más tarde revienta en la célebre carrera de cuádrigas, cuando Boyd agoniza con el cuerpo destrozado y le espeta a Heston: “Todavía queda en mí mucho hombre para ti”. Son algunos ejemplos de una larga lista.

Tanto en Hollywood como en la vida real, las lesbianas están infrarrepresentadas en comparación a los gais

Todas estas historias de homosexualidad sumergida sufrieron su respectiva censura por parte de la industria. Se trata del llamado “Código Hays”, por el cual los productores y guionistas eran coartados a la hora de retratar relaciones entre personas del mismo sexo. Afortunadamente, estas prohibiciones empezaron a suavizarse en los años 70 con 'Los chicos de la banda', en la que un grupo de amigos hombres disfrutaban de su condición sexual sin tormentos.

placeholder Fotograma de 'Brokeback Mountain', una de las películas pioneras en representar la homosexualidad.
Fotograma de 'Brokeback Mountain', una de las películas pioneras en representar la homosexualidad.

En los últimos años se han presentado películas como 'Moonlight' o 'Call me by your name', que abordan desde distintos puntos de vista el tema de la homosexualidad. Pero seguramente no habrían sido posibles si no hubiera sido por 'Brokeback Mountain' (2005), de Ang Lee, la cual supuso sin duda una entrada triunfal de la temática en el cine de masas. Dos cowboys -nótese aquí el guiño de respuestas en honor a todos esos westerns masculinos en los que nunca saltó la chispa-, interpretados por Heath Ledger y Jake Gyllenhaal, se conocen de forma fortuita. Cuando su jefe les envía a cuidar el ganado a una montaña, entre ambos surge un sentimiento especial que acaba derivando en una relación muy íntima.

Apartar a los hombres “como moscas”

“Cuando escribe sobre la representación de la sexualidad femenina, Thomson parece menos cómodo”, argumenta Dana Stevens, autora de una extensa crítica sobre el libro del autor, en 'The Atlantic'. “Sus reflexiones sobre las mujeres ocupan muchas menos páginas que las de los hombres heterosexuales”. Y pone de ejemplo la descripción que hace sobre Marlene Dietrich: “un tratamiento de la belleza femenina tan educado que constituye una indagación sobre los límites del glamour”. La actriz se convierte en “una imagen pura, un icono deslumbrante que trata a los hombres como moscas”. Habla, claramente, de 'El Ángel Azul', película dirigida por Josef von Sternberg, la cual, según el crítico, representa a la perfección “un desprecio por el romance tradicional”.

placeholder Nadie mira como Marlene Dietrich a la pantalla en 'El Ángel Azul'.
Nadie mira como Marlene Dietrich a la pantalla en 'El Ángel Azul'.

'Thelma y Louise', rodada por Ridley Scott y protagonizada por Geena Davis y Susan Sarandon, es una muestra más de cómo el personaje femenino se rebela contra el mundo hecho por y para los hombres. Las dos amas de casa deciden huir del influjo de la sociedad patriarcal y embarcarse en una aventura en la que lo que menos importa son las consecuencias de sus actos. Completamente libres y desbocadas, la relación entre ambas se vuelve de camaradería y compañerismo, pero en este caso concreto no afluyen sentimientos más profundos entre ambas, algo que sorprende, ya que como hemos visto en las anteriores películas de personajes masculinos, al menos la relación homosexual aparecía de forma subliminal. Sin embargo y desafortunadamente, tanto en Hollywood como en la vida real, las lesbianas están infrarrepresentadas frente a los gais. Si ya las has visto, merece la pena visualizar el épico y emocionante final, una auténtica oda a la libertad:

Uno de los giros narrativos más interesantes en lo que se refiere a roles femeninos es el de Nicole Kidman en 'Dogville' del director danés Lars Von Trier, a quien también dedica varias líneas Thomson en su libro. En esta obra de cine minimalista, el personaje interpretado por la actriz, de nombre Grace, huye de un mafioso y se esconde en un pueblo. Pronto (espóiler a continuación), seduce a sus aldeanos tanto por su físico como por su cándida forma de ser. Pero las cosas se tuercen, ya que Grace no puede complacer a todos y cada uno de los deseos tanto terrenales como ocultos, que le profesan. Por ello, acaban traicionándola y torturándola de mil maneras. Ella acaba vengándose sin mostrar ni un resquicio de resentimiento por todos ellos, pasando de ser una mujer frágil e inocente a una asesina sin escrúpulos que decide acabar con esa masculinidad tóxica que los aldeanos esgrimían hacia ella.

Hay instantes en la gran pantalla que bien podrían cambiar una vida entera. El rastro de las imágenes por el ojo humano es mucho más prolongado de lo que podemos pensar. Su efecto puede durar días, meses, años, décadas. Ya lo dijo el experto en ciencia política Giovanni Sartori en su libro 'Homo Videns', cuya tesis podría resumirse de forma simple con el siguiente dicho popular: “Más vale una imagen que mil palabras”. Tanto la pequeña como la gran pantalla han servido para moldear la forma de pensar del espectador y del público a partir de contenidos que han ido cambiando a lo largo del tiempo hasta llegar a lo que somos ahora como sociedad. Es evidente. Esta función, que no deja de ser eminentemente política, ha recorrido la historia del cine de masas en las sociedades occidentales, sobre todo en un territorio como el de la sexualidad, sobre el que hasta hace varios años, apenas existían voces críticas.

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