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Pone en alquiler en Airbnb un apartamento de 2,5 millones. Y se la liaron
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Pone en alquiler en Airbnb un apartamento de 2,5 millones. Y se la liaron

¿Qué harías si alquilas tu apartamento y deciden montar una macrofiesta donde corren el alcohol y las drogas? Esto es lo que le ha pasado a una ciudadana londinense...

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

Como todas las cosas populares en esta vida, Airbnb cuenta con detractores y fanáticos a partes iguales. Hay personas que lo recomiendan ya sea para ir Teruel o a Etiopía, pues encuentran que se establece una verdadera comunicación entre el autóctono y el visitante, que podrá conocer muchos más matices del lugar en el que se encuentra gracias a la ayuda del que alquila su apartamento. Otros, sin embargo, no se fían. Ya sea por temor a que un extraño entre en tu casa o a visitar un lugar que no conoces, deciden que no está hecho para ellos. Y, por supuesto, en muchos países se trata de penalizar porque les parece que contribuye a la gentrificación y compite de una manera ilegal con el sector hotelero.

Pero ¿qué sucedería si decides alquilar tu casa y descubres que tus huéspedes no son, lo que se dice, de fiar? Ya se han dado algunas anécdotas al respecto bastante curiosas. Aquel que entró en su casa y la habían quemado, o el que no sabía que su morada se había convertido en un prostíbulo. Somos millones de seres humanos y hay muchas historias posibles en este ancho mundo. Quizá eso haya aliviado un poco a esta anfritriona que encontró hace unos días una macrofiesta llena de drogas en su propio apartamento, según informa 'The Independent'.

Macrofiesta patrocinada por Airbnb

Elizabeth Sterling, de 60 años, puso su apartamento de 2,5 millones de libras (unos 2 millones de euros) en el sitio web y se sorprendió cuando los asistentes a la fiesta se presentaron y se negaron a marcharse. Solo después de que llegara la policía fue cuando, finalmente, se vieron obligados a abandonar su hogar. La dirección de la señora Sterling está cerca del restaurante Sticky Fingers, propiedad del ex bajista de Rolling Stones Bill Wyman, en un área conocida por ser para las élites y de alto nivel.

El apartamento, valorado en 2,5 millones de euros, se llenó de gente "elegantemente vestida" que bebía y fumaba y que no tenía intención de marcharse

Los juerguistas, contrariamente a lo que pueda parecer, también cumplían con el nivel de la zona. Al parecer, los vecinos se sorprendieron cuando vieron a decenas de desconocidos "elegantemente vestidos" fumando y bebiendo botellas de vino en la calle. La policía confirmó que se les llamó a primera hora del pasado domingo 20 de enero, informándoles del disturbio que involucró a un gran número de personas en el apartamento en Philimore Gardens.

placeholder La zona acaudalada donde vive la víctima.
La zona acaudalada donde vive la víctima.

La reacción de Airbnb tampoco se ha hecho esperar. Un portavoz de la firma dijo: "Tenemos tolerancia cero para este tipo de comportamiento. Por supuesto, hemos suspendido al huésped de nuestra plataforma mientras investigamos y brindamos todo nuestro apoyo a la señora Sterling. La seguridad de nuestra comunidad es una prioridad y, con dos millones de visitantes que cada día deciden viajar a algún lugar del mundo y confían en nuestro servicio, este tipo de experiencias negativas son extremadamente raras".

"Si bien es imposible eliminar todos los riesgos" añadió, "nuestro equipo trabaja arduamente para fortalecer constantemente las defensas en nuestra plataforma y mantenerse al frente de los que actúan creando perjuicios. Todas las personas que ofrecen su casa están cubiertas por una garantía, que cubre hasta pérdidas de un millón de euros en gastos, además es gratuita". No sabemos si para la señora Sterling eso será suficiente y repetirá con la plataforma después de la mala experiencia pero, por ahora, ha decidido retirarse... por lo menos por un tiempo.

Como todas las cosas populares en esta vida, Airbnb cuenta con detractores y fanáticos a partes iguales. Hay personas que lo recomiendan ya sea para ir Teruel o a Etiopía, pues encuentran que se establece una verdadera comunicación entre el autóctono y el visitante, que podrá conocer muchos más matices del lugar en el que se encuentra gracias a la ayuda del que alquila su apartamento. Otros, sin embargo, no se fían. Ya sea por temor a que un extraño entre en tu casa o a visitar un lugar que no conoces, deciden que no está hecho para ellos. Y, por supuesto, en muchos países se trata de penalizar porque les parece que contribuye a la gentrificación y compite de una manera ilegal con el sector hotelero.

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