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¿Por qué enviamos felicitaciones por Año Nuevo a gente a la que jamás vemos?
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nochevieja 2018

¿Por qué enviamos felicitaciones por Año Nuevo a gente a la que jamás vemos?

Cuando se acerca Nochevieja algunos se obcecan en buscar algún tipo de felicitación especial para repartir entre la larga lista de contactos. ¿Por qué lo hacen?

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Cuando se acercan determinadas fechas clave son muchos los que se obcecan en buscar algún tipo de felicitación especial para repartir entre la larga lista de contactos que tenemos en nuestro teléfono móvil. Días como el 25 de diciembre o la última noche del año, hemos pasado de hacer llamadas telefónicas a los más cercanos a enviar mensajes de texto —aquellos SMS que tan poco se utilizan hoy en día— a una lista de personas que no entra en ninguna clasificación de "próximos" a uno. Con la llegada de los 'smartphones' y las aplicaciones de mensajería instantánea, como WhatsApp o Telegram, enviar mensajes es algo tan gratuito como impulsivo, y muchas veces lo que se hace es aprovechar un mensaje 'enlatado' para felicitar las fiestas a todos los contactos.

De repente, 100, 300 ó 500 personas reciben casi al mismo tiempo el mismo mensaje: del clásico 'Que en estas fechas tan señaladas reine el amor, la paz y la felicidad en tu hogar y que el espíritu de la Navidad invada tu corazón y te guíe durante todo el año' al algo más original 'Que todos tus problemas duren lo mismo que tus propósitos de año nuevo', las mismas imágenes, gifs, palabras de felicitación navideña o vídeos circulan por las redes de contactos de amigos, primos y demás familia.

Foto: Einar Sveinsson disfrazado de Papá Noel durante el festival Villa Navidad en El Salvador (Reuters)

Pero, ¿qué nos lleva a mandar estos mensajes? La psicóloga de Doctoralia Amparo Calandín apunta hacia a la tradición o la rutina. "Nos dejamos llevar por la masa", indica la especialista, que señala que se trata de un comportamiento que busca la integración en un grupo a causa de una necesidad de aprobación. "Podemos pensar que no hacerlo puede llevarnos a quedar mal", añade Calandín.

La doctora Arantza Pérez Mijares añade otro punto de vista al debate, e indica que además de ser algo muy ligado a la tradición, el fin de año es un momento de reflexión en el es habitual que se revisen los objetivos para anizar si se han cumplido o no así como el momento de marcarse otros nuevos. "Obviamente la publicidad ayuda mucho a tener este sentimiento", sostiene la doctora Pérez, que hace hincapié en que "pones la televisión y todo te lleva al reencuentro y a la reformulación de objetivos, y entre ellos suele estar el de ver más a tus seres queridos y desearles cosas buenas".

Sin embargo, en lo que ambas coinciden es en que este comportamiento está relacionado con la autoestima. "Es un tema de seguridad y de necesidad de aprobación", especifica la doctora Calandín, que señala que mandar mensajes felicitando la Navidad o el Año Nuevo responde a la necesidad de sentirse parte de un grupo así como un acto reflejo para evitar quedarse fuera si no se hace, ya que podría "quedar mal". "También puede que esto ayude a cubrir la sensación de soledad o de poco aprecio por parte de los demás", añade la experta.

Reenviar o no reenviar: esa es la cuestión

Los mensajes de felicitación son una tradición, y eso es indiscutible, sin embargo, el impacto que producen sobre todos no es el mismo. Algunas personas aborrecen este tipo de agasajos navideños, un hecho que la doctora Calandín relaciona con una menor necesidad de aprobación personal por parte de otras personas. "Les puede pasar lo contrario que a las personas que lo necesitan, puede que vean estos mensajes como algo hipócrita, como algo impuesto o falso", explica la psicóloga.

Foto: Foto: iStock.


"Una cosa es recibir una felicitación escrita a mano, en la que se ha invertido tiempo, y otra muy diferente es recibir un mensaje reenviado, donde ni siquiera se toman la molestia de editarlo para personalizarlo. Esa falta de personalización puede llevar al enfado, a pensar que te lo han enviado a ti como se lo podían enviar a otros tantos", añade la doctora Pérez. Esta especialista sostiene que esto no tiene que ver con el tipo de persona que se sea.

En cuanto a si es bueno o no enviar este mensaje, ambas expertas indican que se trata de algo totalmente personal. "Lo coherente es enviar mensajes a las personas que realmente son importantes", opina Calandin, que advierte de que el hecho contrario fomenta la hipocresía o puede llevar a chascos en caso de que la persona que lo recibe decida no constar. "Esto puede fomentar más su sensación de soledad o de no pertenencia a un grupo y acabar perjudicandole", añade la doctora. Además, Clandín indica que en estos casos lo óptimo es trabajar en superar la sensación de soledad o la necesidad de autoreconocimiento creando un grupo social "más lleno, que ayude con las emociones negativas" para tapar esa carencia, algo que seguro, permite ser más feliz.

Cuando se acercan determinadas fechas clave son muchos los que se obcecan en buscar algún tipo de felicitación especial para repartir entre la larga lista de contactos que tenemos en nuestro teléfono móvil. Días como el 25 de diciembre o la última noche del año, hemos pasado de hacer llamadas telefónicas a los más cercanos a enviar mensajes de texto —aquellos SMS que tan poco se utilizan hoy en día— a una lista de personas que no entra en ninguna clasificación de "próximos" a uno. Con la llegada de los 'smartphones' y las aplicaciones de mensajería instantánea, como WhatsApp o Telegram, enviar mensajes es algo tan gratuito como impulsivo, y muchas veces lo que se hace es aprovechar un mensaje 'enlatado' para felicitar las fiestas a todos los contactos.

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