El truco para tener mejor sexo (y nunca lo habías pensado)
Si creías que la cama es ese lugar al que te abrazas como si fuera Morfeo te estás olvidando de algo importante: también es el sitio idóneo para retozar
¿Se ha apagado la llama de la pasión? ¿Tiene algo que ver con que lleves a la mujer o el hombre de tus sueños a tu morada y tengas los calcetines tirados encima de la cama, junto con un pijama de Batman que hace un flaco favor a tu atractivo? (Tíralo ya, por favor). Pues probablemente sí. No hace falta que cada vez que os vayáis a acostar decores el suelo del cuarto con velas, como si fueran las fallas de Valencia, pero los detalles importan. Quien diga que no, miente.
Por lo tanto, la cama es fundamental para tener una relación sexual realmente satisfactoria (a no ser que prefiráis hacerlo encima de la lavadora, por ejemplo). ¿Una cama de agua que pueda desinflarse en cualquier momento? Seguro que es divertida, pero no es aconsejable. ¿Una cama que parezca una cama? ¡Bingo! ¿Cuáles son los truquillos a seguir?
Los colchones son asequibles, por tanto no escatimes en gastos. A veces, por probar, puede ser excitante hacerlo en un parque o sobre el trampolín de una piscina, pero generalmente saldrá mejor si lo hacéis sobre una mullida cama de ensueño y no sobre un bloque de paja, clavándoos todos los muelles.
¿Una cama de agua? No es la mejor idea, por si se desinfla, ¿una cama que parezca una cama? ¡Bingo!
Tampoco es mala idea que el cabecero no suene o que la cama no chirríe como si la hubierais sacado del desván de un bisabuelo que vivió durante la Guerra de los Cien Años. Sobre todo si tienes compañeros de piso y un cierto respeto por ellos. Ese sonido quizá sea música para los oídos de alguien con un fetiche extraño, pero generalmente es molesto y corta un poco el rollo.
¿Colchón blando? Quizá os hundáis. ¿Colchón duro? Os sentiréis como Rose y Jack en el Titanic, si la primera hubiera decidido compartir un poco de tabla. Lo ideal es algo intermedio, aunque aquí estamos hablando de la opción ideal para vuestro nidito de amor, no de cómo dormirás tan cómodamente que creerás haber alcanzado el Nirvana.
Las sábanas oscuras, según 'Men's Health', tampoco son una opción. Parece que tienes algo que esconder. Opta siempre por unas sábanas limpias y claras, así no parecerá que tienes inconfesables secretos, y no buenos precisamente.
No es mala idea que, si vais a hacerlo, retires tus almohadas. Después de unos cuantos años, las almohadas empiezan a coger olor, y no a romanticismo, precisamente, sino a babas fermentadas. ¡Ñam! Algunos expertos en sueño sugieren que deben reemplazar las almohadas cada año (o incluso cada seis meses, si son almohadas de poliéster baratas). No lo vamos a hacer (las almohadas son muy caras), pero al menos apártalas cuando vayas a tener sexo.
El tamaño importa
Quien diga que no, miente. Una cama de tamaño normal está muy bien para un soltero que quiere dormir abrazado a su almohada, pero no suena placentero caerse al vacío durante el coito. Apuesta por lo grande ¡siempre! Y fíate de las personas con camas enormes... los frascos pequeños están sobrevalorados.
¿Se ha apagado la llama de la pasión? ¿Tiene algo que ver con que lleves a la mujer o el hombre de tus sueños a tu morada y tengas los calcetines tirados encima de la cama, junto con un pijama de Batman que hace un flaco favor a tu atractivo? (Tíralo ya, por favor). Pues probablemente sí. No hace falta que cada vez que os vayáis a acostar decores el suelo del cuarto con velas, como si fueran las fallas de Valencia, pero los detalles importan. Quien diga que no, miente.