"Las decisiones las toman un grupo de millonarios y los Estados que los respaldan"
El autor de 'The City, London and the Global Power of Finance' analiza la estrecha relación entre el capitalismo financiero y las grandes empresas tecnológicas en esta entrevista
Tony Norfield es un hereje que abandonó su profesión tras diez años buscando valores rentables como Director Ejecutivo de un enorme banco europeo, y otros diez más gestionando acuerdos para empresas y gobiernos capitalistas en el centro neurálgico financiero del sistema global. Hace dos años, reconvertido en Doctor en Economía, comenzó a inspeccionar cada uno de los recovecos del sistema capitalista en un libro llamado 'The City, London and the Global Power of Finance' (Verso) para mostrar cómo las dinámicas imperiales tienen lugar en un mundo en el que hasta hace nada Reino Unido mantenía una posición privilegiada, al menos a la hora de apropiarse de la riqueza de otras partes del planeta.
El autor señala en el epílogo de su libro que, pese al impacto de Brexit, "no será fácil desalojar a la City de Londres de su posición preeminente". Su ensayo, un análisis cristalino y plagado de datos sobre cómo se realiza el valor mediante métodos financieros en la sociedad actual, también cuenta con frases un tanto irónicas sobre aquel referéndum: "Es cierto que la política capitalista comete errores y que ha habido muchas estupideces. Sin embargo, no es el trabajo de los socialistas ofrecer políticas capitalistas menos estúpidas".
También autor de un blog de referencia, Economía del imperialismo, para entender el modo en que el sistema financiero se conecta con la alta tecnología (“acumular poder de mercado y controlar la riqueza social”), a continuación responde a una serie de preguntas con la perspectiva fijada en que el capitalismo no sea “un obstáculo para utilizar la tecnología en beneficio de la sociedad”.
PREGUNTA: Si la infraestructura predominante para realizar negocios (financieros) cada vez más es tecnológica, como usted señala, ¿de qué manera esto promueve una nueva relación entre los monopolios y el imperialismo?
RESPUESTA: No es ninguna novedad que el sector financiero dependa de las últimas tecnologías para ofrecer precios, información y transacciones. Lo relevante ahora es que la tecnología, internet y el uso de potentes computadoras es fundamental para que muchas empresas puedan desarrollar su actividad. Además, en tanto que la mayoría de las Big Tech gracias a la que esto se lleva a cabo son estadounidenses, creo que hemos de señalar algunos factores imperialistas que ayudan a explicar por qué.
El desarrollo de la tecnología ha impulsado los vínculos comerciales y ha ayudado a introducir a más personas en la economía global
En primer lugar, estas corporaciones han contado con la ventaja de comenzar en los Estados Unidos, que cuenta con un gran número de inversores ricos, un mercado nacional muy grande con pocas barreras para la expansión a nivel nacional y un conjunto de regulaciones legales menores con las que lidiar. Su posición geográfica inicial fue lo que permitió a empresas como Apple, Amazon, Google, Facebook, etc., la inversión necesaria.
Así se convirtió este país en el centro desde el que podían expandirse internacionalmente. Por supuesto, las reglas comerciales sobre el libre flujo de datos a nivel internacional también contribuyeron a ello. Al igual que las acciones de Estados Unidos, que intentó eliminar cualquier barrera a las que pudieran haberse enfrentado estas empresas en diferentes países: ¡y han tenido éxito, excepto en China! Como resultado, encontramos que Google se usa para el 90% de todas las búsquedas en Internet y Facebook es, con mucho, la plataforma de redes sociales más grande, con dos mil millones de miembros en el mundo.
Por otro lado, en el ámbito de la tecnología, especialmente, hay muchas compañías pequeñas, innovadoras y relativamente nuevas que están abiertas a ser compradas por las establecidas. Este proceso fomenta la monopolización del mercado: los rivales potenciales son comprados e incorporados a los líderes existentes del mercado tecnológico y la innovación queda bajo total su control. Por ejemplo, Microsoft se ha hecho cargo de más de 200 compañías en 16 países fuera de los EEUU desde 1987 y Google ha adquirido un número aún mayor de empresas solo desde 2001. Por supuesto, las start-ups tecnológicas a menudo no tienen ningún problema con ser compradas por los gigantes tecnológicos: ¡necesitan financiación extra y quieren hacerse ricos! Pero el resultado es que muchos desarrollos nuevos en inteligencia artificial, robótica, reconocimiento de imágenes, diseño de microchips, etc. están siendo controlados por un pequeño número de monopolistas.
Siempre ha habido un fuerte vínculo entre los países ricos y poderosos y las grandes empresas. La relación imperial entre los EEUU y los monopolios tecnológicos cada vez es más clara.
P. En lugar de decir que el sistema financiero fue la causa de la crisis de 2008, en su libro argumenta que “el problema que tiene el capitalismo es generar suficientes ganancias”. ¿Ha emergido la industria tecnológica como una solución para este problema, o la tecnología simplemente ayuda a otras industrias tradicionales a obtener una ganancia aceptable?
R. En efecto, mi opinión es que el sector financiero agravó la crisis, y el desenlace tomó una forma financiera sorprendente. No veo al sector financiero como causante de la crisis. En cambio, la causa se debió a los problemas que enfrentó el capitalismo para generar suficientes ganancias. Esto llevó a una inversión débil y alentó el crecimiento de negocios muchos más especulativos. Esto se puede ver en cómo la expansión económica dependía hasta 2008 de una creciente montaña de deudas. La industria tecnológica no ha cambiado ni un ápice esta imagen ni ha ofrecido ninguna solución nueva. ¡Incluso se podría decir que es una nueva parte del mismo problema! Hay un gran volumen de fondos de inversión que fluyen hacia la industria de la tecnología, con la esperanza de elegir a los próximos ganadores y seguir acumulando dinero.
Los rivales potenciales son comprados e incorporados a los líderes existentes del mercado tecnológico y la innovación queda bajo su control
El objetivo de estos fondos es obtener un gran retorno de las compañías en las que invierten, cuando realizan una oferta pública de venta en el mercado de valores o cuando son absorbidos por los gigantes tecnológicos existentes. Se ha producido una rápida expansión de muchos negocios de tecnología, a pesar de las muchas pérdidas o las ganancias muy bajas, debido a esta misma especulación (fijémonos en Uber, con 1.460 millones de dólares de perdidas en 2017). El desarrollo de la tecnología podría ser un beneficio para la sociedad en su conjunto, pero estos no tienen lugar porque están siendo canalizados primero a través de mecanismos de distorsión de los mercados y después, debido a la monopolización.
P. En este sentido, usted denomina las finanzas como parásitos de los sectores productivos de la economía. ¿Podría explicar cómo se relaciona esa idea con las compañías tecnológicas y los fondos de inversión que las respaldan?
R. Las finanzas son parásitas porque, a lo sumo, proporcionan fondos para que otros hagan lo que siempre han producido. Sus ingresos, provenientes de los dividendos de la propiedad del capital social o del interés pagado en un préstamo, son una deducción del beneficio de otros. Si los precios de las acciones de las empresas invertidas aumentan, eso también generará retornos para una compañía financiera.
Por ejemplo, la compañía japonesa SoftBank es un parásito en este sentido. Adelanta dinero para comprar participaciones en otras compañías, especialmente en tecnológicas. En su mayoría, se benefician de los crecientes precios de sus acciones o de la valoración que les da mercado, ya que podrían no pagar dividendos (como Alibaba, una importante pertenencia de SoftBank), incluso si generan ganancias. SoftBank registra estas ganancias de capital en sus cuentas.
También puede utilizar el valor registrado de los activos como garantía para un préstamo bancario, y puede beneficiarse de la venta de sus participaciones a un valor más alto. La cuestión es que SoftBank utiliza esta participación en Alibaba como garantía para obtener un préstamo bancario de 8.000 millones de dólares, como a principios de 2018. También durante el verano vendió la participación que tenía en la compañía Flipkart, un rival de Amazon en el mercado indio, al gigante minorista estadounidense Walmart por un beneficio de alrededor de 1.500 millones de dólares. Esto nos muestra cómo una compañía de telecomunicaciones con una entrada de dinero estable debido a la provisión de servicios crear un fondo de inversión y gana dinero especulando con las empresas tecnológicas.
P. Precisamente, en un artículo sobre SoftBank, usted concluía que “las decisiones sobre cómo se utilizan los recursos del mundo descansan sobre un pequeño número de multimillonarios y los estados que los respaldan”. ¿Podría explicar esta afirmación?
R. Partamos de que existe una tendencia hacia el monopolio en los mercados capitalistas. A menudo nos encontramos con que solo un puñado de jugadores domina la mayor parte de la producción global en todo, desde cemento hasta cerveza, desde asientos de automóviles y neumáticos hasta ascensores y escaleras mecánicas, o desde el suministro de energía hasta productos farmacéuticos. Lo que quizás sea más sorprendente es que el proceso de monopolización también ocurre en sectores relativamente nuevos, como los teléfonos móviles, no solo en las industrias tradicionales. Las compañías de inversión como SoftBank juegan un papel importante en tanto que ponen a disposición de los gigantes tecnológicos una gran suma de dinero para que escalen.
Es cierto que la política capitalista comete errores. Sin embargo, no es el trabajo de los socialistas ofrecer políticas capitalistas menos estúpidas
Por ejemplo, SoftBank y su fondo Vision Fund, respaldado en buena medida por Arabia Saudita, han invertido en varias compañías que hacen competencia a Uber en todo el mundo, e intentarán dividir el mercado del transporte mundial entre los diferentes países en los que estas plataformas operan y en las cuales este fondo ha depositado su dinero. Dos puntos son importantes a este respecto, y cada uno se aplica a muchas de las inversiones en tecnología que vemos a día de hoy.
En primer lugar, los “nuevos” servicios pueden ofrecer mejoras triviales a lo que ya está disponible. La única diferencia es que se encuentran subvencionados con miles de millones de dólares procedentes de fondos que han comprado deuda de otros países. Bajo otro sistema, este dinero se podría aprovechar para hacer del mundo un lugar distinto al que planea el capital global. En segundo lugar, el objetivo real de estas compañías y los fondos que las apoyan es desarrollar un monopolio rentable —es por eso que la financiación se les avanza, para cubrir pérdidas y expulsar a los competidores—, no proporcionar un producto o un servicio que desemboque en el beneficio social.
P. Si he entendido bien, usted señala que estas innovaciones técnicas se vinculan con los monopolios, las finanzas y el imperialismo. Teniendo en cuenta que la fuente de ganancias obtenida procede de la explotación de trabajadores, los costos tenderán a disminuir rápidamente y los ingresos aumentarán considerablemente a medida que la industria tecnológica penetre en la economía. Pareciera que cada vez estamos más conectados, pero con el sistema capitalista global, y de una manera muy sutil.
R. Una mejor tecnología de comunicaciones, un mejor software y computadoras más potentes han impulsado los vínculos comerciales internacionales y han ayudado a introducir a más personas en la economía global que controlan unos pocos actores. Incluso si algunas personas no se sienten como un engranaje más dentro de ese mercado, este afecta sus vidas de muchas maneras, influyendo en los trabajos que realizan los trabajadores, incluso en el tipo de empleo que podrán encontrar en el futuro, lo que pueden comprar y las formas de organizar de las comunidades en las que viven.
Este proceso ha sido muy claro durante la última década, cuando las demandas que el mercado exige de las personas se han vuelto cada vez más severas. Sin embargo, lo que es sutil es la forma en que estas demandas del mercado se toman ahora como una fuerza divina que debemos obedecer, en lugar de como una consecuencia del sistema capitalista. Si las personas no se resisten a este sistema, nunca habrá manera de usar el poder de la tecnología para el beneficio social, en lugar de para aumentar las ganancias privadas y llevar a nuevos límites la dominación.
Tony Norfield es un hereje que abandonó su profesión tras diez años buscando valores rentables como Director Ejecutivo de un enorme banco europeo, y otros diez más gestionando acuerdos para empresas y gobiernos capitalistas en el centro neurálgico financiero del sistema global. Hace dos años, reconvertido en Doctor en Economía, comenzó a inspeccionar cada uno de los recovecos del sistema capitalista en un libro llamado 'The City, London and the Global Power of Finance' (Verso) para mostrar cómo las dinámicas imperiales tienen lugar en un mundo en el que hasta hace nada Reino Unido mantenía una posición privilegiada, al menos a la hora de apropiarse de la riqueza de otras partes del planeta.
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