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El drama de las cenas de empresa navideñas: evita la vergüenza del día después
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El drama de las cenas de empresa navideñas: evita la vergüenza del día después

Se acercan las fiestas, y con ellas el convite al que está invitada toda la compañía. Estas son las cosas que debes tener en cuenta para que no te lleves un disgusto

Foto: Esas sonrisitas de complicidad... (iStock)
Esas sonrisitas de complicidad... (iStock)

Ve haciendo hueco que se avecinan días de no parar. En menos de lo que canta un gallo llegan las fiestas navideñas, siempre cargadas de suculentos víveres que deglutir. Tal vez la primera prueba, si tienes la suerte de tener trabajo, sea la clásica cena de empresa antes de la Navidad, que unos esperan todo el año pero que otros temen.

Y si solo fuera ir a cenar y para casa... Pero, claro, muchas veces el vino de la comida es el prolegómeno de lo que ocurrirá después: barra libre. Y mucho cuidado: estás a punto de hacer el ridículo pero no lo sabes. Al día siguiente, puede que te des cuenta, cuando la resaca llame a tu puerta, te hagas un ovillo en el sofá y frías a wasaps a tus compañeros para comprobar que todo está bien y no dijiste o hiciste nada fuera de lugar delante de ellos o, peor, de tu jefe.

No querrás que todos te recuerden el momento en que tuvieron que meterte en el taxi

La realidad es que uno de cada tres empleados en oficinas asegura haber hecho algo de lo que se arrepiente en una de estas fiestas, según un nueva investigación británica realizada por OnePoll y Evite. Una estadística que contrasta con otra aún más palmaria: dos de cada cinco se han enterado de secretos y cosas que pueden suponer un gran drama para las personas implicadas. El alcohol, definitivamente, hace que se te vaya la lengua y hables más de lo necesario.

El estudio se basa en los resultados ofrecidos por 2.000 encuestas realizadas a trabajadores 'de cuello blanco' del Reino Unido. Y podría ser extrapolable a España, ya que aunque al principio asuste y parezca un trámite embarazoso, el 75% de ellos reconoció esperar ansiosamente la cita durante todo el año. Tal vez sea por los roces: las cenas de empresa son un inevitable encuentro con los compañeros en una situación que dista mucho de la cotidiana, por lo que una vez se encuentran todos desinhibidos, es fácil que salte la chispa y te lleves una sorpresa al ver a más de uno flirteando con su compañera de al lado.

Si te encuentras más 'achispado' de lo normal, bebe agua: es una buena solución a corto plazo para que el efecto del alcohol baje

Y es que, claro, es la oportunidad de los empleados a simple vista tímidos, que no han hablado en todo el año pero que llega el día y se convierten en el alma de la fiesta. Aquellos aparentemente 'tranquilos' descubren que la cena de empresa es su momento. Lo corrobora la encuesta: el 35% de los empleados de oficina han sido testigos de cómo un compañero de actitud reservada se convirtió espontáneamente en el centro del festín.

"Puede suceder cualquier cosa", admite Julian Clark, especialista en fiestas de la empresa Evite, en 'The New York Post'. "Por ello, no es de extrañar que muchos la esperen durante todo el año". Pero, claro, cada detalle importa, incluso el día escogido para la cita. La investigación reconoce que el mejor día para celebrar este tipo de evento es el viernes. Si cae en lunes o martes, te espera una larga semana. Pero tampoco te preocupes: el 55% de los encuestados ven bien que, en caso de caer en un día laborable, vayan a trabajar más tarde a la jornada siguiente. De hecho, el 35% ha llegado más de una vez tarde, mientras que otro 17% ni siquiera se molestó en presentarse.

El día después de la cena, al 31% se le olvidó poner la alarma y otro 27% llegó tarde

"Lo más esperado al día siguiente siempre son las fotos del día anterior", comenta Clark. "A veces, la fiesta puede irse de las manos. Este tipo de eventos sirve para socializar y poner en contacto a los trabajadores de la oficina de diferentes áreas de la empresa, por lo que lo único que debes hacer es salir ahí y pasarlo bien". El estudio también arrroja los datos estadísticos de lo esperado y esperable de una cena de empresa. Por ejemplo, el 44% cree que es una buena oportunidad para beber alcohol gratis, y solo un 25% está dispuesto a divertirse con su jefe (o algo más). El 53% de los encuestados cree que tendrá resaca al día siguiente, al 31% se le olvidó completamente poner la alarma y el 27% llegó tarde. A continuación, veremos algunos consejos a tener en cuenta.

placeholder ¡Y que viva la fiesta! (iStock)
¡Y que viva la fiesta! (iStock)

Consejos

Cuida tus palabras. Sobre todo si bebes de más. En estado ebrio, podemos soltar desde la cosa más inocente y ridícula hasta el comentario más grosero o extraño. Sobre todo presta atención a esto último, ya que pueden surgir peleas que, dios lo quiera, solo se queden en la dialéctica y el furor provocado por el alcohol y la música.

El alcohol. No querrás que al día siguiente todos te recuerden el momento en que tuvieron que meterte en el taxi. Si no quieres ganarte fama de borracho en tu ambiente de trabajo, más te vale tener cuidado (en realidad, todos los consejos se podrían resumir con la palabra 'cuidado') y no pasarte con la ingesta de bebidas espirituosas. Si ves que vas más achispado de lo normal, bebe agua: es una buena solución a corto plazo para que el alcohol baje y puedas, al menos, ser plenamente consciente de todo lo que sucede a tu alrededor.

Las fotos o vídeos. En este mundo interconectado en el que todo el mundo lleva consigo una cámara, cualquier situación incómoda puede ser grabada. Y vale, está bien que haya material gráfico para recordar lo guapos que estabáis o lo bien que lo pasasteis... pero si se trata de un asunto espinoso de la noche, mejor que nunca salga a la luz. Y menos al día siguiente, cuando las conversaciones de la oficina solo serán lo que pasó o no pasó durante la velada.

Ve haciendo hueco que se avecinan días de no parar. En menos de lo que canta un gallo llegan las fiestas navideñas, siempre cargadas de suculentos víveres que deglutir. Tal vez la primera prueba, si tienes la suerte de tener trabajo, sea la clásica cena de empresa antes de la Navidad, que unos esperan todo el año pero que otros temen.

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