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Me enamoré de alguien que me doblaba la edad y esto es lo que aprendí
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¿triunfó el amor?

Me enamoré de alguien que me doblaba la edad y esto es lo que aprendí

Dicen que el amor es ciego y apenas entiende de nada. ¿Qué pensarías si ves a una persona que tiene mucho más años que la otra?

Foto: Fotograma de 'Solo el cielo lo sabe'.
Fotograma de 'Solo el cielo lo sabe'.

El amor es inexplicable. No sabes cuándo va pasar, cómo va a suceder o quién se va a cruzar en tu camino. ¿Será posible tener ese sentimiento con alguien que te dobla la edad? Seguramente sí, aunque muchos piensen que hay intereses de por medio. Estamos seguros de que alguna vez te has cruzado con una pareja por la calle en la que uno de sus miembros tenía bastante más años que el otro y has pensado: "se está aprovechando, están juntos por dinero o es abusivo".

Es lo que le pasó a Amanda McCoy, una joven a la que Cupido lanzó sus flechas y encendió la llama del amor con un hombre que doblaba sus años. "Apenas había pasado un año desde que me gradué en la universidad cuando lo conocí. Estaba en una desordenada fase intermedia porque me sentía mitad adulta mitad niña, con los ojos muy abiertos, tratando de descubrir con torpeza cómo navegar en esa inexplorada parte de mi vida", explica a 'PopSugar'.

Foto: 'Matrimonio... con hijos'.

Muchos de sus amigos se habían comprometido recientemente con sus parejas de la universidad. Ella estaba soltera después de salir de una relación de cuatro años al darse de cuenta de que no era la persona con la que quería casarse. "Románticamente hablando era una pizarra totalmente en blanco, me sentía completamente insegura con lo que quería. En ese momento decidí poner toda mi energía en mi incipiente carrera e intenta descubrir el juego del amor más tarde", comenta.

Y de repente...

"Luego llegó él. Alto, desafiante, inteligente, irritantemente guapo...y me doblaba la edad. Ya le conocía. Vivía en una ciudad relativamente pequeña en ese momento, ambos teníamos un amigo común y éramos asiduos al mismo garito de la ciudad. Le encontraba atractivo, pero sabía su historia (divorciado con dos hijos) y tenía cero intenciones de buscar una amistad y mucho menos una relación tórrida. Después de nuestra primera conversación real, supe que tenía problemas profundos".

Siempre imponía sus decisiones porque decía que al ser mayor sus experiencias eran más importantes

El golpe fue rápido y fuerte. Su madre no lo aprobó y sus amigos, aunque en su mayor parte lo apoyaban, estaban perplejos. "Pero no pude evitarlo. Me cautivó. Tenía historias fascinantes y miraba el mundo desde un ángulo completamente nuevo para mí. Era más de veinte años mayor, pero nunca lo pensé fríamente. Su espíritu era joven. Hablábamos hasta el amanecer, bailábamos toda la noche. Lloramos hasta reir y reímos hasta que nos dolieron las mandíbulas. En ese momento, nunca había tenido a una persona que me hiciera sentir así", confiesa.

Aprendizaje

El año siguiente fue muy emotivo. "Tuve un viaje lleno de curvas peligrosas. Elegir alejarme fue, sin lugar a dudas, la decisión más difícil que he tomado en mi vida adulta. Me rompí. Pero cuando se secaron las lágrimas, me di cuenta de que las lecciones que aprendí a lo largo de este viaje fueron invalorables", explica.

placeholder Fotograma 'La flaqueza del Bolchevique'.
Fotograma 'La flaqueza del Bolchevique'.

"Necesito estar en una sociedad igualitaria. Admiraba su éxito. Era dueño de su propia compañía y era jefe en muchos aspectos de su vida. Lo que no me di cuenta al principio era que esta mentalidad autoritaria se traduciría también en sus relaciones. Cuando no estábamos de acuerdo, escuchaba lo que pensaba, pero en última instancia decía que su sabiduría era mayor porque tenía más experiencia en la vida. Mientras me enseñaba una lección de humildad también aprendí que no estaba diseñada para ser sumisa. Me dijo que siempre había una persona a cargo en cada relación. Hoy, no estoy de acuerdo, creo en el compromiso. Los puntos de vista y las opiniones de mi pareja son importantes, pero también lo son las mías", aclara.

En mitad de nada

Era tan caballeroso que hasta le abría la puerta del coche para bajar o entrar. "Al principio creí que esto era algo que los hombres debían hacer si realmente se preocupaban por ti y eran románticos. Pero honestamente, me di cuenta de que soy perfectamente capaz y feliz de hacerlo yo misma. Es un bonito gesto, no me malinterpretes, pero es mucho más importante tratarme como a una igual", relata.

Hubo momentos en que soñaba despierta sobre construir una vida conjunta. Pensó en comprar y decorar una casa, casarse, tener hijos y adoptar un gato. Pero la verdad era que ya había hecho todas esas cosas con otra persona (gato incluido) y aunque sabía que eso no significaba que no pudiera hacer al menos algunas cosas con ella, quería a alguien con quien compartir estas experiencias de vida por primera vez. "Tal vez eso fue egoísta de mi parte, pero era la verdad".

Tenía veinte años más que yo, pero su espíritu era joven. Nunca me acordaba de su edad

"Respeté al gran padre que era (y sé que todavía lo es). Sus hijos siempre estaban primero (como era lógico), pero a tal extremo que no me llamaba ni respondía a mis mensajes cuando estaban presentes. Al principio, no hacía preguntas: ¿quién era yo para decir algo cuando no tenía idea de lo que era ser madre? Pero incluso cuando nos acercamos más y nuestra relación se volvió seria, nada cambió. No quería estar en el de medio tiempo de alguien, quería ser la prioridad", continúa.

Hay que volar

"Me encantaron sus historias. Era un viajero del mundo y tenía tantas cosas que contarme y enseñarme que me quedaba embobada. Encendió el fuego en mí y las ganas de hacer cosas. También quería atravesar Europa y acampar en América del Sur. Quería mudarme a una gran ciudad y vivir solo de bocadillos fríos y sueños locos. Quería cometer más errores y arriesgarme más antes de establecerme. Me di cuenta de que simplemente no estaba lista para asentarme en nada y eso estaba bien. Así que tuvo que acabar", explica.

"Siete años más tarde estoy comprometida con un hombre de mi edad. No me abre la puerta del coche siempre y dividimos nuestras cuentas 50/50. Hay veces que pone de su parte y otras que se mantiene firme. Es apasionado, trabajador y tiene grandes sueños, pero nunca me ha hecho sentir inferior en nada en su vida. Ahora sé que es lo que quiero y lo que no", concluye.

El amor es inexplicable. No sabes cuándo va pasar, cómo va a suceder o quién se va a cruzar en tu camino. ¿Será posible tener ese sentimiento con alguien que te dobla la edad? Seguramente sí, aunque muchos piensen que hay intereses de por medio. Estamos seguros de que alguna vez te has cruzado con una pareja por la calle en la que uno de sus miembros tenía bastante más años que el otro y has pensado: "se está aprovechando, están juntos por dinero o es abusivo".

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