Así es la vida de un agente de inteligencia: "Nadie puede verme con mis hijos"

Los hemos visto en la gran pantalla innumerables veces desde 1962 hasta nuestros días. Sean Connery, George Lazenby, Roger Moore, Timothy Dalton, Pierce Brosnan y Daniel Craig han reencarnado al agente 007 en las 24 películas filmadas hasta la fecha. Tampoco nos podríamos olvidar de la parodia realizada por Rowan Atkinson en 'Johnny English', con el inmortal personaje Mr. Bean de protagonista. Estas cintas muestran un trabajo del que el ciudadano de a pie nunca podrá ser consciente; en todo caso, de serlo, menudo "agente secreto".

Estar al servicio de las agencias de inteligencia de grandes potencias mundiales como Estados Unidos, Rusia, Reino Unido o Israel implica llevar una vida repleta de sacrificio. Evidentemente, no todo es como aparece en las películas. La ficción no es más que la punta de lanza de un oficio en la sombra y realizado a espaldas de la sociedad. Un trabajo que puede dar pie a que nazcan conspiraciones por doquier y que más de una vez han atado las manos de los gobiernos mundiales. La 'BBC' ha publicado un artículo en el que desmienten los grandes mitos que engloban a los agentes secretos, así como añadir algunas pistas sobre su vida y encargos, siempre repletos de misterios.

Esos mitos sobre que puedes llevar armas y beber martinis no son del todo ciertos

"Obviamente, es bastante glamuroso. Por eso nos gusta. No, no todos tenemos un Aston Martin o una lancha a motor. Nos puedes ver más a menudo en un autobús que en cualquier otro transporte de lujo". Estas son las palabras de Kate, una agente secreto que ha trabajado para el M16 británico, quien pidió que su nombre viniera protegido por seudónimo para la realización del reportaje.

John ha pasado 15 años con esta agencia de inteligencia y ha realizado varias incursiones en el extranjero. "Esos mitos sobre que puedes llevar armas y beber martinis no son del todo ciertos", explica. "Pero sí que hay aspectos que las películas reflejan de forma veraz. Por ejemplo, tenemos una Q", asegura, en referencia al jefe de la división de investigación y desarrollo en las películas de James Bond. "Tenemos varios compañeros científicos brillantes que nos suministran todo tipo de dispositivos electrónicos raros y prodigiosos. Lo único es que son mejores que las películas", declara.

¿Cómo de difícil es conseguir un trabajo como espía? Al ser una profesión cuya esencia es el anonimato y el secretismo, los candidatos deben ser investigados en profundidad. "Este proceso de investigación es de entre seis y nueve meses", explica Jo, quien trabaja para el M15, el servicio de inteligencia doméstico de Reino Unido. Después de este paso, se somete al candidato a una entrevista de tres a ocho horas de duración con un "oficial de selección". Uno de los requisitos más curiosos es que no puedes unirte en caso de haber tomado algún tipo de droga en algún momento de tu vida. Aunque claro, hay excepciones: "Fumar drogas con 16 años en una fiesta no es un impedimento necesario para entrar en la organización. Pero obviamente, si estás interesado en el puesto, está prohibido tomarlas", aclara Jo.

Me considero un espía, es mi trabajo y estamos aquí para mantener al país seguro

Otra de las medidas más rigurosas, y bastante difícil de ocultar, es que no puedes decir a nadie a qué te dedicas, excepto claro está, a tus familiares más allegados. "Se lo dije a mi esposo seis meses después de empezar a salir con él", cuenta Jo. "La mayoría suele decir que trabaja en la administración pública o simplemente desvían la conversación", confiesa. La palabra "espía" es tabú dentro y fuera del oficio. "Como no le decimos a la gente qué hacemos o para quién trabajamos, es algo que de alguna manera no se puede decir en voz alta, ni siquiera para nosotros". John, sin embargo, se siente cómodo con el término: "Me considero un espía, es mi trabajo y estamos aquí para hacer espionaje. Lo hacemos con un buen propósito, que es el de mantener al país seguro y próspero, así que me identifico mucho con la figura del espía".

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El empleo es tan serio que no hay espacio para la diversión o el ocio. "Tan solo hay una fiesta anual", revela Jo, que describe como "hilarante". Lo más difícil, en todo caso, es compaginar la vida familiar en caso de tener hijos. Un agente secreto no puede permitirse el lujo de que le vean con sus hijos, la seguridad es máxima. En el caso de tenerlos, tampoco pueden hacer cosas normales como irles a buscar a la escuela. "Tenemos dispositivos de alta tecnología para comunicarnos directamente con el colegio", asegura Lilly, del M15. Tampoco disponen de un teléfono móvil privado. "En realidad, es bastante agradable no tener un mismo teléfono todo el tiempo. Te acabas acostumbrando".