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Lo que desvela el asesinato de la pareja de magnates de la industria farmacéutica
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¿QUÉ PASÓ CON BARRY Y HONEY SHERMAN?

Lo que desvela el asesinato de la pareja de magnates de la industria farmacéutica

Desde que se produjo el crimen hace un año, nadie ha sido capaz de averiguar ni quién ni por qué acabó con sus vidas. Pero por el camino se han descubierto muchas cosas

Foto: Los Sherman, en una instantánea tomada en 2010. (Janice Pinto/Reuters)
Los Sherman, en una instantánea tomada en 2010. (Janice Pinto/Reuters)

Quizá lo recuerden, aunque es posible que se lo haya llevado por delante el implacable ritmo de la actualidad informativa. El pasado 15 de diciembre, Barry y Honey Sherman, de 75 y 70 años respectivamente, aparecieron ahorcados con un cinturón de hombre en su domicilio del número 50 de Old Colony Road en Toronto (Canadá). La pareja, que llevaba junta casi cuatro décadas, eran rostros visibles de la élite canadiense como el matrimonio Apotex, el mayor productor de medicamentos genéricos en el país norteamericano. Conocidos por la gente y respetados por sus obras altruistas. En el momento de su muerte (¿suicidio? ¿asesinato?), la fortuna de Barry ascendía a 3.600 millones de dólares (unos 3.156 millones de euros), lo que le aupaba al puesto número 18 de las personas más ricas de Canadá.

Su multitudinario funeral homenaje, con más de 10.000 asistentes, contó con la presencia del Ministro de Sanidad y del Primer Ministro Justin Trudeau. Fue un trágica casualidad que no vino nada bien al liberal: como desveló 'The Star', apenas unos días antes de su muerte Sherman había intentado detener una investigación sobre su financiación irregular de la campaña de Trudeau en 2015. El paso de los meses ha provocado que el interés por el crimen descienda, incluso después de que la policía admitiese que se trataba de un homicidio doble, y no de un suicidio. Nadie sabe aún quién o por qué acabó con la familia. Y es posible que nunca lo sepamos, pero el repertorio de sospechosos dice mucho de nuestra era.

Su empresa, Apotex, fue una de las inspiraciones para el 'thriller' de John Le Carré sobre la industria farmacéutica 'El jardinero fiel'

Es la principal conclusión de un largo reportaje que 'Bloomberg' acaba de dedicar a la pareja. Más que un relato definitivo sobre el caso, se trata de una pequeña novelita 'whodunit' a lo Agatha Christie por la que circulan todos aquellos que pudieron desear ver muerta a la pareja, desde el primo de Barry hasta uno de sus socios, pasando por sus competidores. Desde luego, el medio ha elegido a un periodista apropiado para llevarlo a cabo: Matthew Campbell, que fue al mismo instituto que el hijo de Barry y cuyo padre recibió financiación de Apotex para su campaña parlamentaria en los 90. Canadá es como un gran pueblo de 10.000 millones de kilómetros cuadrados.

El lado oscuro de la industria

Es posible que no haya nadie que en las últimas décadas haya tenido tantas ganas de ver hipotéticamente muerto a Barry como todas las farmacéuticas que han dejado de ingresar millones de dólares gracias a la entrada de Apotex en su mercado. La compañía fundía una y otra vez a la competencia, ofreciendo alternativas genéricas mucho más baratas a los medicamentos de marca. El reportaje pone de manifiesto la habilidad de Sherman para localizar rápidamente las vulnerabilidades en las patentes existentes e hincar el diente. Entre sus grandes éxitos comerciales se encuentran, por ejemplo, las alternativas de la zidovudina o el Prozac.

¿Recuerdan 'El jardinero infiel', aquel 'thriller' sobre la industria farmacéutica de John Le Carré que fue llevado a la gran pantalla por Fernando Meirelles en 2005 con Ralph Fiennes y Rachel Weisz en sus papeles protagonistas? El germen se encontraba en Apotex, como ya desveló un reportaje publicado en 'The New York Times' en 2001. La principal inspiración se encontraba en el litigio que tuvo lugar entre la doctora Nanci Oliveri y la compañía, que amenazó con demandarla y eliminar su investigación sobre una medicina contra la talasemia, la enfermedad genética más frecuente del mundo, después de que esta concluyese que podía ser potencialmente peligrosa. El caso terminó con Oliveri apeada de su posición como directora de un programa clínico para desórdenes de hemogoblina.

Es absurdo pensar que, después de tanto tiempo, y años después de que Sherman abandonase su puesto como director ejecutivo, las razones para acabar con él fuesen de esta índole. Otra vía de investigación son sus extrañas relaciones con personas que eran miradas con desprecio por el resto de la industria farmacéutica. Es el caso de su amistad con el polémico escritor Kevin Trudeau, actualmente entre rejas por fraude, y cuya empresa Nutrition for Life recibió financiación de Sherman, o el de Shaun Rootenberg, con quien preparaba un trivial online antes de que saliese corriendo con el dinero. El reportaje recuerda que el judío era visitante habitual de los tribunales canadienses porque tenía el gatillo fácil a la hora de demandar a aquellos que se ponían en su camino, lo cual quizá había dejado un largo reguero de enemigos descontentos.

Cuando Sherman fue asesinado acababa de concluir su litigio con sus primos, los Winter, con los que había tenido sus más y sus menos

En este festival de personajes peculiares destaca Frank D'Angelo, un italoamericano prototípico que trabajó hombro con hombro con Sherman durante años, tras convertirse en su principal asesor financiero. El multimillonario fue su mecenas, financiándole una serie de películas entre las que se encuentran 'Vampiro siciliano', 'Gángsters de verdad' y 'El vecindario'. Fue una de las últimas personas en hablar con Sherman, a quien define como “mi mejor amigo, mi hermano”. El contable y director de cine se defiende que nadie ha perdido más que él con la muerte de su ángel de la guarda. Y, claro, tiene una teoría, que es que alguien le hizo a Sherman “una oferta que no podía rechazar, y la rechazó”. No parece caerle muy bien al periodista, sobre todo después de avisarle que si no hacía honor a su amigo iba a ir a Londres a hacerle una, ejem, visita.

Por si alguien tiene curiosidad, aquí se puede ver a D'Angelo cantando el clásico 'I'm Just a Gigolo' en un momento cumbre de 'Vampiro Siciliano':

Todo queda en la familia

Cuando Sherman fue asesinado acababa de concluir su litigio con sus primos, los Winter, una rama familiar con la que había tenido sus más y sus menos. Tras una década de enfrentamiento en los tribunales, apenas nueve días antes del crimen se había dictaminado que estos estaban obligados a pagar a Sherman 300.000 dólares (263.062 euros) por los costes del juicio en el que solicitaban el 20% de la compañía farmacéutica. Los Winter se escudaban en que la empresa fundada por su padre, Empire Laboratories, donde el multimillonario comenzó su carrera, había sido la base de Apotex, por lo que les correspondía una buena parte del pastel. Sherman, de hecho, comenzó su carrera conduciendo para su tío, Louis Winter, cuando estaba al frente de Empire.

Kerry afirma que lo primero que pensó cuando se enteró del misterioso fin de Barry y Honey era que “por fin se le había pirado la pinza”

Esta circunstancia ha convertido al primo Kerry en uno de los principales sospechosos en la investigación. Tampoco ha hecho mucho por sacudirse las sospechas de encima: afirmó a la prensa, por ejemplo, que en los años 90 su familiar le había preguntado de qué forma podía librarse de su mujer. Un momento, estará pensando el lector: ¿cómo es posible que, si la familia estaba tan mal avenida, Sherman realizase tal confesión? La razón es que, durante muchos años, este se convirtió en una figura paterna para los Winter, a los que no les estaba yendo nada bien: Kerry fue heroinómano y su hermana Dana falleció de sobredosis en 1995. Vaya culebrón.

Por eso, Kerry afirma que lo primero que pensó cuando se enteró del misterioso fin de Barry y Honey era que “por fin se le había pirado la pinza”. A él que no le miren: como todos los miércoles acudió religiosamente a su cita con Cocainómanos Anónimos y volvió a casa a ver 'Peaky Blinders' en Nexflix. Sin embargo, no le faltó tiempo para explicar en un programa de la 'BBC' que alguna que otra vez había fantaseado con decapitar a su primo y arrastrar su cabeza por el parking, que no es precisamente lo mejor que puedes hacer cuando eres uno de los principales sospechosos de un asesinato. Pero como relata el 'Toronto Sun', la cuñada del litigante corrió en su ayuda para atribuir estas extrañas declaraciones a un colapso mental causado por su enfermedad.

Foto: El añorado Paddy Moriarty.

¿Quién o qué mató a Sherman? ¿Por qué se intentó hacer pasar el asesinato por un suicidio? ¿Por qué no había ninguna ventana rota o puerta forzada en el domicilio de uno de los hombres más ricos de Canadá? ¿Cuál era la razón, más allá de su modestia, para que este prescindiese por completo de seguridad personal y de lujos como disponer de un chófer privado? Cada día que pasa parece más claro que es muy probable que nunca salgamos de dudas. Pero hay una cosa de la que podemos estar seguros: incluso el mayor filántropo del mundo puede granjearse una larga colección de enemigos si tiene el tiempo suficiente como para llegar a viejo. Eso, y que no hay nada como una muerte misteriosa para descubrir que todos tenemos basura debajo de nuestras alfombras.

Quizá lo recuerden, aunque es posible que se lo haya llevado por delante el implacable ritmo de la actualidad informativa. El pasado 15 de diciembre, Barry y Honey Sherman, de 75 y 70 años respectivamente, aparecieron ahorcados con un cinturón de hombre en su domicilio del número 50 de Old Colony Road en Toronto (Canadá). La pareja, que llevaba junta casi cuatro décadas, eran rostros visibles de la élite canadiense como el matrimonio Apotex, el mayor productor de medicamentos genéricos en el país norteamericano. Conocidos por la gente y respetados por sus obras altruistas. En el momento de su muerte (¿suicidio? ¿asesinato?), la fortuna de Barry ascendía a 3.600 millones de dólares (unos 3.156 millones de euros), lo que le aupaba al puesto número 18 de las personas más ricas de Canadá.

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