La dieta de la carne que han puesto de moda Jordan Peterson y su hija
A Mikhaila Peterson le diagnosticaron artritis reumatoide, una enfermedad incurable de las articulaciones. Sin embargo, encontró su propia cura en un estricto régimen de alimentación
"Una vida sin verdad es el verdadero infierno". Esta es una de las frases más polémicas de la estrella de masas en Estados Unidos y del bloque occidental, Jordan Peterson, una persona que podríamos definir como única desde el punto de vista ideológico y que no admite medias tintas: los de la derecha alternativa o 'alt-right' le adoran, así como la izquierda libertaria. Caracterizado por no dejar títere con cabeza en sus múltiples entrevistas, es uno de los enemigos personalizados de la diversidad posmoderna, el academicismo marxista, el feminismo o las identidades de género.
Cada vez que habla, sube el pan. A comienzos de año publicó su segundo libro '12 Rules for Life: an Anditote for Life', cuyo título lo confunde con la literatura clásica de autoayuda pero que en realidad no es más que una recopilación de sus más descaradas opiniones. Sus apariciones en la televisión estadounidense dan lugar a debates interminables y choques culturales. Pero ahora, también da la nota en el plano gastronómico y dietético, ya que él y su hija siguen un curioso y estricto régimen de alimentación por el que solo pueden comer carne de res, como informa el periódico británico 'The Times'.
Cada día, Mikhaila restringía un alimento de la dieta que había llevado hasta entonces
Su hija de 26 años, Mikhaila Peterson estaba destinada a estar en la boca de todo el mundo, al igual que su padre. Pero por motivos diferentes a los de Jordan; su historia de superación ha dejado con la boca abierta a todos sus seguidores. Peterson vivió una adolescencia marcada por una enfermedad catalogada como incurable: la artritis reumatoide juvenil. Algo médicamente desconocido provocó que el sistema inmune del cuerpo atacara sus articulaciones, haciendo que se inflamaran.
Estos problemas culminaron en operaciones de cadera y tobillo, junto con "fatiga extrema, depresión, ansiedad, confusión mental y problemas para dormir", como ella misma reconoce en un artículo publicado en 'The Atlantic'. Todas las pruebas médicas fallaron, al igual que los tratamientos: le recetaron grandes dosis de fármacos inmunodepresores muy fuertes como el metotrexato. Su historia dio un giro en el año 2015, cuando cansada de su asfixiante situación y después de probarlo todo sin éxito, descubrió la verdad por sí misma: se trataba de la comida.
Mikhaila adoptó un enfoque radical y llamativo, el de la eliminación. Cada día que pasaba, restringía un alimento de la dieta que había llevado hasta entonces. Empezó con el gluten, y a partir de este, quitó los lácteos, la soja, las lectinas, los edulcorantes artificiales, todo. Hasta que llegó diciembre de 2017, mes en el cual ya solo le quedaban la carne de vaca, la sal y el agua. Entonces, "todos mis síntomas comenzaron a remitir". Su historia da pie a pensar que muchos de los enigmas médicos podrían resolverse con tan solo poner el enfoque en lo que ingerimos.
Peterson tardó varias semanas en acostumbrarse a comer únicamente carne de vaca. Pronto, descubrió que ya nunca más podría volver atrás y comer cualquier otro alimento que no fuera este tipo de carne, sal o pimienta. Así lo narra al periodista James Hamblin en 'The Atlantic': "Si ingiero solamente una pequeña cantidad de cualquier cosa, ya caigo enferma". Esto sucedió cuando intentó comer una aceituna en un restaurante. Al día siguiente, tuvo una reacción que duró tres semanas e incluyó dolor en las articulaciones, acné y ansiedad.
Lo más problemático, como ella reconoce y sabrán todas las personas que pasan por una situación parecida, es el factor social. A la hora de comer con gente y disfrutar de una comida en compañía, odia pedirle a los demás que se adapten a su dieta. Por ello, antes de ir a una cena con amigos, generalmente suele ir cenada. Pero entonces, ¿qué pide? Bebida. Por extraño que parezca, su cuerpo tolera el alcohol a la perfección. "Sobre todo, el vodka y el bourbon", reconoce. Ahora, redacta en su blog personal titulado 'Don't Eat That' ("No comas eso" en inglés), toda su larga travesía hasta su recuperación.
Estoy en mi mejor momento. Soy más fuerte. Como ternera, sal y agua. Eso es todo
Lo que nos muestra este testimomio es que cada uno debe buscar las alternativas convenientes a sus problemas de salud. La historia de Mikhaila no es un ejemplo para nadie. Es la forma en la que por fin una persona cualquiera encuentra la solución a sus problemas médicos crónicos, más allá de toda recomendación médica o investigación científica. Esta dieta tan particular no es aplicable a todo el mundo, ni mucho menos está enfocada con fines tales como el adelgazamiento. Es el régimen que le sirvió a ella para curarse, y que puede servir de fuente de inspiración para muchas otras personas que afrontan afecciones que aparentemente no tienen cura o una explicación rigurosa.
Esta visión de la vida choca con la de su padre, un hombre al que los datos y la estadística dan pie a sus argumentos, alguien que seguramente no aceptaría jamás una visión subjetiva y personal de cualquier asunto. Sin embargo, en un programa del comediante Joe Rogan emitido en podcast reveló cómo la experiencia de su hijia lo había convencido de eliminar todo menos la carne y los vegetales de hoja verde de su dieta. Desde entonces, su larga lista de enfermedades, digna de un hipocondríaco o de un hombre muy aprensivo, ha desaparecido: ansiedad, reflujo gástrico, psoriasis, gingivitis, incapacidad para levantarse por las mañanas... todo se ha ido. "Estoy en mi mejor momento", le decía a Joe Regan. "Soy más fuerte, puedo nadar mejor y mi enfermedad de las encías ha desaparecido. Como ternera, sal y agua. Eso es todo. Y nunca nada más. Nunca. Ni siquiera un poquito de algo diferente".
"Una vida sin verdad es el verdadero infierno". Esta es una de las frases más polémicas de la estrella de masas en Estados Unidos y del bloque occidental, Jordan Peterson, una persona que podríamos definir como única desde el punto de vista ideológico y que no admite medias tintas: los de la derecha alternativa o 'alt-right' le adoran, así como la izquierda libertaria. Caracterizado por no dejar títere con cabeza en sus múltiples entrevistas, es uno de los enemigos personalizados de la diversidad posmoderna, el academicismo marxista, el feminismo o las identidades de género.