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Etzanoa, la antigua ciudad de Kansas de la que habló Juan de Oñate en el siglo XVI
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GRANDES CIUDADES ANTIGUAS

Etzanoa, la antigua ciudad de Kansas de la que habló Juan de Oñate en el siglo XVI

Los arquéologos hallan pistas de la que podría ser la mayor concentración de humanos de todo América del Norte en la época de las colonizaciones

Foto: Los cañones del estado de Kansas, donde habitaban Los Rayados. (iStock)
Los cañones del estado de Kansas, donde habitaban Los Rayados. (iStock)

Habría que reescribir los libros de historia si un hallazgo así fuera cierto. En las llanuras de Kansas, los arquéologos creen haber descubierto una ciudad remota y antigua llamada Etzanoa, un asentamiento en la que pudieron haber habitado 20.000 personas entre los años 1450 y 1700. Esto le habría convertido en una de las ciudades más grandes del América del Norte de la época. Si comparamos con otros grandes centros urbanos de esos años como Nueva York, el cual solo poseía 5.000 habitantes, le supera cuatro veces en cuanto a población

La búsqueda de Etzanoa se remonta a siglos de antigüedad y se basa principalmente en las descripciones de los conquistadores españoles que se adentraron en el Medio Oeste en busca de oro. Con el ilustre Francisco Vázquez de Coronado a la cabeza, la expedición llegó al centro de lo que es ahora el estado de Kansas ante los rumores de que allí se escondía un gran tesoro. En vez de oro y joyas, lo que se encontraron fue un asentamiento legendario llamado Quivira.

Oñate lideró una comitiva de 70 exploradores que partieron hacia la actual ciudad de Kansas en busca de ese paraíso prometido bañado en oro

Unas décadas más tarde y ya en pleno apogeo de las colonizaciones americanas, uno de los conquistadores más históricamente infames, Juan de Oñate, viajó al centro del estado para de nuevo, encontrar tesoro y catolizar a sus pobladores. Oñate no tiene muy buenas descripciones en los libros de historia, ya que se le recuerda por haber saqueado el actual Nuevo México y masacrar y mutilar a cientos de personas del pueblo de Acoma al intentar evitar que los españoles de la época saquearan los suministros que necesitaban para sobrevivir al próximo invierno.

Poco después de esta trágica masacre, Oñate escuchó testimonios de las tribus locales sobre una extraña y perdida ciudad gigantesca con árboles dorados y cuyo líder bebía de una copa de oro. La historia de lo que sucedió justo después sigue abierta a la interpretación, ya que los registros que sobreviven son todos de Oñate. Así pues, según estos documentos antiguos, Oñate lideró una comitiva de 70 exploradores que partieron hacia la actual ciudad de Kansas en busca de ese paraíso prometido bañado en oro. Al llegar a ese enclave urbano, descubrió una población de 5.000 personas que le hablaron de un asentamiento mucho más grande de a tan solo unas pocas millas de distancia. Además, aseguraron que fueron responsables de la muerte de otras comitivas españolas que habían perecido en el intento de conquistarles.

Los Rayados les recibieron con comida. Ellos, no fueron tan gentiles, y nada más llegar tomaron rehenes al más puro estilo conquistador tradicional

Así es como llegó hasta la tribu de la que todos los indígenas le habían hablado. Les puso el nombre de los Rayados, al igual que a su ciudad. No fue difícil encontrarles, y cuando lo hizo comprobó con sus propios ojos que se trataba de una civilización pacífica y unida. En los legajos, el explorador español los describe como "robustos, pero amables". Y básicamente así les recibieron, sin sospechar sus oscuras intenciones. Los Rayados les dieron la bienvenida con comida y amabilidad. Oñate y los suyos, por su parte, no fueron tan gentiles, y nada más llegar tomaron numerosos rehenes al más puro estilo del conquistador tradicional.

Los Rayados que no fueron perseguidos ni encarcelados huyeron asustados, dejando a Oñate todo su territorio libre para explorar. Así, entraron en 2.000 casas desiertas, cada una diseñada para albergar hasta 10 personas. También hallaron jardines de calabaza, maíz o girasol, lo que les reveló que se trataba de una civilización muy avanzada y próspera. Oñate explotó sus tierras y saqueó toda su fuente de recursos. Pero un nuevo temor asoló a las tropas del conquistador, y es que la tribu de los Escanjaques junto a los supervivientes Rayados, seguramente planearan tomarse su revancha. Así es como un grupo de cerca de 1.500 nativos, les tendieron una emboscada. Pero no tuvieron nada que hacer, ya que las armas de los conquistadores eran muy avanzadas. Sin embargo, Oñate y su expedición fueron obligados por sus superiores a regresar a territorio español ya conquistado.

Foto: Algunas de las calaveras que, a cientos, conforman el edificio circular. (Reuters/Henry Romero)

Unos años más tarde, Oñate fue llamado a la ciudad de México para declarar por el uso de la fuerza excesiva contra los indígenas. Luego regresó a España y su expedición en Kansas se convirtió en poco más que una nota histórica a pie de página. La historia permaneció dormida hasta la actualidad. Donald Blakeslee, antropólogo y profesor de arqueología en la Universidad de Wichita comenzó a investigar los legajos escritos en español y descubrió una ciudad llamada Etzanoa que supuestamente estaba entre la frontera de los estados de Kansas y Oklahoma, según informa 'Dead Beats Panel'. En una nueva exploración a la zona parecida a la de Oñate pero sin derramamientos de sangre, Blakeslee descubrió rastros de mosquetes y balas de cañón, las armas usadas en la emboscada contra la expedicion de Oñate. Tras esto, organizó un equipo de arqueológos que, a partir de excavaciones y el uso de herramientas de alta tecnología como magnetómetros, descubrieron más pruebas de la ciudad perdida de los Rayados.

No está claro que sucedió finalmente con esta enigmática ciudad. Las hipótesis apuntan a enfermedades y plagas, un final tristemente común para muchas de las antiguas ciudades de América del Norte y del Sur. La mayoría de sus habitantes pudieron ser aniquilados junto con toda la infraestructura de la ciudad, y sus supervivientes podrían haberse anexionado a otras tribus. Se cree que sus descendientes directos son la conocida como Nación Wichita, actualmente englobada en el centro del estado de Oklahoma y que suman unos 3.300 habitantes. La mayoría de los arquéologos que trabajan sobre el terreno para esclarecer la verdad de Etzanoa creen que parte de ella permanece bajo tierra. La excavación continúa y Blakeslee y su equipo tienen muchas preguntas como sucede en casi todos los casos de antiguas civilizaciones sin resolver.

Habría que reescribir los libros de historia si un hallazgo así fuera cierto. En las llanuras de Kansas, los arquéologos creen haber descubierto una ciudad remota y antigua llamada Etzanoa, un asentamiento en la que pudieron haber habitado 20.000 personas entre los años 1450 y 1700. Esto le habría convertido en una de las ciudades más grandes del América del Norte de la época. Si comparamos con otros grandes centros urbanos de esos años como Nueva York, el cual solo poseía 5.000 habitantes, le supera cuatro veces en cuanto a población

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