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Perdió 100 kilos de forma natural: "No funcionan las dietas, sino el estilo de vida"
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Perdió 100 kilos de forma natural: "No funcionan las dietas, sino el estilo de vida"

Ross Gardner bebía un litro de whisky al día y le dieron tres años de vida. Sin embargo, salió adelante y ahora es una persona totalmente nueva

Foto: Antes y después. (Men's Health)
Antes y después. (Men's Health)

"Mis doctores me dijeron que si no comenzaba a cambiar mi estilo de vida y perder peso, estaría muerto en tres años". Hay cambios de aspecto leves y otros más drásticos. El de Ross Gardner es uno de esos que al ver las imágenes del antes y después nos deja con la boca abierta. Como bien dice él mismo, de no emprender una radical transformación en sus hábitos y actitudes, su obesidad le depararía un desenlace fatal.

Nadie que pese 179 kilos está bien de salud. Gardner ingería alrededor de 15.000 calorías al día y bebía "casi un litro de whiskey" cada noche. Para viajar, debía adquirir dos billetes de avión y su cintura medía 127 centímetros. Con esa dieta y tales medidas, resulta normal que su médico le advirtiera de la gravedad que implicaba su estado físico. Su historia no es la típica historia de superación personal a la que estamos acostumbrados. Sus logros fueron -y aún continúan siendo- tan enormes, que ahora se dedica a ayudar a personas de todo el mundo para ganarle la batalla a los malos hábitos y a las cinturas en expansión.

La gran lucha fue encontrar el modo de cambiar mi vida. Algo nada fácil

"Tenía 28 años. Participé en un crucero grupal corporativo para mi empresa y me vi obligado a comprar dos asientos para el avión. Ahí empezó todo", relata Gardner en 'Men's Health'. A partir de entonces, cambió la obesidad que amenazaba su vida por unos abdominales bien definidos, el whisky nocturno por agua y las hamburguesas de McDonald's por comida sana. Pero antes de abordar el cambio, tuvo que estudiar el camino a emprender, algo nada fácil para él, tal y como reconoce: "La gran lucha fue encontrar el modo de cambiar mi vida". Un problema muy común entre todos aquellos aspirantes a la misión de Gardner, quienes muchas veces recurren a dietas milagrosas falsas y a los llamados "superalimentos" para bajar kilos.

Nada más acabar la universidad en el año 2000, Gardner ganó casi 100 kilos. ¿La causa? Principalmente, como él mismo asegura, el alcohol. "Bebí en exceso todos los días durante años". Así fue como pronto adquirió la mala y suicida costumbre de beber casi un litro de whisky cada noche. ¿Cómo salió de ese profundo bache autodestructivo? Para Gardner, lo más importante fue enfocarse las 24 horas del día en llevar unos hábitos de vida saludable, al margen del ejercicio físico o las dietas milagrosas. "Las dietas no funcionan, pero sí los cambios en el estilo de vida".

Foto: Antes y después. (Pop Sugar)

Así es como abandonó las magdalenas, los bollos industriales y los postres de las cadenas de comida rápida y empezó a cocinar tortillas acompañadas de brócoli. "Dejé de jugar a videojuegos durante horas y horas y me apunté al gimnasio. Sentí que podía con ello", recalca. Pero no fue nada fácil. "Al principio, solo duraba cinco minutos en la cinta de correr". Pero poco a poco, y tras mucha paciencia y fuerza de voluntad, Gardner logró hacer más ejercicio físico y comer más sano.

Ahora, para mantenerse fuerte y delgado, mantiene la dieta y los hábitos de vida que le llevaron a conseguir dar la vuelta a la tortilla. ¿Qué régimen de alimentación sigue? ¿Cuál es su secreto? "Por la mañana, tomo una taza de avena con fresas frescas o arándanos con proteína de suero de leche. Como almuerzo, generalmente una fruta. A la hora de la comida, me preparo pollo a la plancha con brócoli o arroz integral. De merienda, de nuevo, fruta o frutos secos. La cena consiste en carne roja magra, pescado blanco o pollo, siempre acompañado de brócoli o espárragos", explica.

Lucho día a día contra mis ansias de comer. Intento en la medida de lo posible no torturarme por ello

Ahora, se dedica a ayudar a otras personas que actualmente tienen el problema que él arrastraba hace años. "Mi objetivo es ayudar a que cambien su vida y que adopten un estilo de vida saludable". Sin embargo, como reconoce, todavía tiene que luchar contra sus propios demonios. "Lucho día a día contra mis ansias de comer. Si tengo un mal día o como mal, solo pienso en el siguiente y no me torturo con ello. Solo tenemos un cuerpo. Es muy importante que lo tratemos con el respeto que se merece".

"Mis doctores me dijeron que si no comenzaba a cambiar mi estilo de vida y perder peso, estaría muerto en tres años". Hay cambios de aspecto leves y otros más drásticos. El de Ross Gardner es uno de esos que al ver las imágenes del antes y después nos deja con la boca abierta. Como bien dice él mismo, de no emprender una radical transformación en sus hábitos y actitudes, su obesidad le depararía un desenlace fatal.

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