Pon las comas bien: el asesino que ha sido descubierto por sus faltas de ortografía
La lingüística forense ha revelado cómo atraparon a un criminal gracias a las diferencias en la puntuación de unos mensajes de texto
Si creías que hay algún caso en el que los criminales no dejan ningún cabo suelto, estás equivocado. No existe el plan perfecto: antes o después te acaban pillando. John Olsson, un veterano investigador policial, que ha ayudado a resolver más de 300 incidentes que van desde la extorsión hasta varios homicidios, ayudó a detener a David Ryan por el asesinato de su amante Diana Lee.
Ryan pegó una paliza a Lee durante varias horas y luego mutiló la parte inferior de su cuerpo con una sierra antes de tirarla al garaje e incendiar la propiedad de Cheshire en agosto de 2012. En un intento por no por perder los nervios y dejar todo listo en la escena del crimen, el asesino usó el teléfono móvil de la adinerada empresaria para enviar mensajes de texto falsos a sus clientes, diciéndoles que se mantuvieran alejados de la casa.
Seguir las normas de ortografía
Si pensabas que por un par de comas que pongas mal en un mensaje no hay problema, te estás equivocando. Y si no que se lo digan a él, que por culpa de ellas descubrieron lo que había hecho. Olsson, que también ayudó con el caso de Christopher Borgye, un administrador de vuelo francés de Ryanair que fue asesinado por Dominick Kocher con dos cómplices en 2009, pudo ayudar a encerrar a este criminal durante 34 años demostrando que había enviado 'sms' con las formas incorrectas de uso de puntuación y espaciado en las oraciones.
Las frases que usamos de forma cotidiana en las conversaciones son casi únicas
Las pequeñas diferencias entre unos y otros ayudaron a atrapar al culpable. Lee usualmente no ponía espacios entre comas y usaba el signo de puntuación para 'terminar oraciones', afirma el experto en 'Sunday Times'. Señaló, además, que usó dos espacios después de un signo de interrogación, mientras que ella no lo había hecho nunca, proporcionando la evidencia clave de que él era culpable.
Olsson es uno de los principales expertos en un campo aún emergente conocido como lingüística forense. Su habilidad radica en identificar la "huella digital lingüística" de un sospechoso, el uso distintivo del lenguaje que hace que cada persona sea única, ya sea escribiendo cartas, correos electrónicos o mensajes de texto en teléfonos móviles.
Tu escritura te delata
Seguro que Ryan desconocía que la estructura y el contenido de las frases que usamos de forma cotidiana en las conversaciones son casi únicos. O que la puntuación y la gramática de un mensaje anónimo pueden ser suficientes para averiguar la edad, el sexo y la ubicación geográfica de su autor. Pero lo cierto es que los lingüistas forenses manejan a diario estas diferencias en el uso de las palabras, que a lo largo de la última década han permitido identificar inequívocamente a terroristas y criminales de todo tipo.
Olsson se dedica a identificar la huella lingüística de cada individuo y el uso único de su lenguaje
Existe un modo distintivo en el que cada individuo codifica y descodifica el lenguaje y se expresa con sus propias "marcas" lingüísticas. Y no hay dos personas que utilicen el lenguaje exactamente del mismo modo. Los lingüistas forenses comparan los escritos con las bases de datos de textos disponibles en busca de hábitos lingüísticos similares.
Esto incluye la identificación del vocabulario, jerga, regionalismos e incluso la puntuación. Sin olvidar ningún detalle del formato del documento y el soporte físico en el que se encuentra. Si la comunicación es oral, por ejemplo en una grabación, hay que tener en cuenta además el ritmo, la fonética, las pausas, la entonación o la separación entre palabras y letras.
Si creías que hay algún caso en el que los criminales no dejan ningún cabo suelto, estás equivocado. No existe el plan perfecto: antes o después te acaban pillando. John Olsson, un veterano investigador policial, que ha ayudado a resolver más de 300 incidentes que van desde la extorsión hasta varios homicidios, ayudó a detener a David Ryan por el asesinato de su amante Diana Lee.
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