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"El mundo es mucho mejor sin ella": el brutal obituario que acaba de ser publicado
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UNA OSCURA Y TRISTE HISTORIA

"El mundo es mucho mejor sin ella": el brutal obituario que acaba de ser publicado

Hace más de 50 años, Kathleen Dehmlow hizo algo horrible. Hoy, sus hijos se vengan de ella publicando unas duras líneas finales

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

"Kathleen Dehmlow (Schunk) nació el 19 de marzo de 1938 de Joseh Gertrude Schunk de Wabasso. Se casó con Dennis Dehmlow en St. Anne's en Wabasso en 1957 y tuvieron dos hijos, Gina y Jay. En 1962 se quedó embarazada del hermano de su marido, Lyle Dehmlow, y se mudó a California". Hasta aquí todo normal. Los obituarios suelen ser emotivos a la par que fúnebres, normalmente se usan para despedir a alguien célebre o un ser querido, y se publican en las páginas de los diarios para mostrar las condolencias de sus más cercanos ante la pérdida. Pero este no es un obituario como otro cualquiera, pues su final es de lo más inesperado.

"Ella abandonó a sus hijos, Gina y Jay, que luego fueron criados por sus padres en Clements, el señor y la señora Joseph Schunk. Falleció el 31 de mayo de 2018 en Springfield y ahora se enfrentará a su juicio. No será extrañada por Gina y Jay, que entienden que este mundo es un lugar mejor sin ella". Así, de esta forma tan tajante y cruel, acaba el obituario dedicado a la señora Dehmlow y publicado en el diario 'Redwoow Falls Gazette'.

placeholder El obituario de Kathleen Dehmlow. (Redwood Falls Gazette)
El obituario de Kathleen Dehmlow. (Redwood Falls Gazette)

Dehmlow nació en la localidad Wabasso, Minnesota, en el crudo invierno de 1938, informa 'The Independent'. En 1957 se casó con Dennis Dehmlow, con quien tendría dos hijos, los ya nombrados Gina y Jay. Pero sucedió algo terrible para los dos hermanos que marcaría para siempre sus vidas y que perduró durante 56 años. En 1962, Kathleen Dehmlow abandonó a su familia. ¿Por qué? La razón fue que había quedado embarazada nada más y nada menos que del hermano de su marido, Lyle Dehmlow. Menudo follón.

La pareja huyó de Minnesota lejos, a un lugar donde no pudieran encontrarles. Al final, recalaron en California, muy lejos de la vida que habían llevado hasta ahora. Los pequeños Gina y Jay fueron criados y educados por los padres de su madre en Clements. Nunca más la volvieron a ver. Durante el resto de su vida, jamás se preocupó por ellos. Eso es precisamente lo que mencionan en el obituario a modo de carta de despedida.

Podrías escribirlo en un libro o llevarlo al cine que la gente no se haría una idea de todo lo que tuvimos que pasar cuando nos abandonó

Jay Dehmalow, quien ahora tiene 58 años, ha hablado para 'The Daily Mail' con el objetivo de explicar la causa de tan duro y chocante escrito tras la muerte de su madre. "Quisimos tener la última palabra y ponerle punto final", asegura. "Podrías escribirlo todo en un libro o convertirlo en una película y aún así la gente seguiría sin creer todo lo que pasamos cuando nos abandonó". Sin embargo, a su hermanastra no le hizo demasiada gracia: "Es bastante desagradable y creo que no tiene relevancia que saque eso ahora y de esta forma", puntualiza.

"¿No es importante?", responde el hijo. "Por supuesto que sí. No tiene ni idea de todo lo que pasamos en aquel entonces, en los años 50 y 60 nadie hablaba de naa". Por último, Jay dijo que él y su hermana tuvieron que unir la información sobre su familia y su madre a lo largo de toda su vida, alegando que los dos no conocían la existencia de sus hermanastros hasta años después de haber nacido.

"Kathleen Dehmlow (Schunk) nació el 19 de marzo de 1938 de Joseh Gertrude Schunk de Wabasso. Se casó con Dennis Dehmlow en St. Anne's en Wabasso en 1957 y tuvieron dos hijos, Gina y Jay. En 1962 se quedó embarazada del hermano de su marido, Lyle Dehmlow, y se mudó a California". Hasta aquí todo normal. Los obituarios suelen ser emotivos a la par que fúnebres, normalmente se usan para despedir a alguien célebre o un ser querido, y se publican en las páginas de los diarios para mostrar las condolencias de sus más cercanos ante la pérdida. Pero este no es un obituario como otro cualquiera, pues su final es de lo más inesperado.

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