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Tres formas de perder los kilos que te sobran sin tener que hacer dieta
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NO COMER NO ES SINÓNIMO DE ÉXITO

Tres formas de perder los kilos que te sobran sin tener que hacer dieta

Ahora que se acerca el verano no está de más recordar que nuestro peso no depende únicamente de la cantidad de comida que nos llevamos a la boca

Foto: Prepárate para el verano olvidándote de las dietas. (Corbis)
Prepárate para el verano olvidándote de las dietas. (Corbis)

Ahora que se acerca el verano y, con él, la terrible operación biquini y las grandes decepciones que suele acarrear, no está de más recordar que nuestro peso no depende únicamente de la cantidad de comida que nos llevamos a la boca –que también–, sino de multitud de factores que muchas veces no tenemos en cuenta. A veces, basta con vigilar un poco nuestras costumbres para evitar que la grasa se empiece a acumular en nuestra cintura. Y, si bien el ejercicio físico es positivo para nuestra salud, matarnos en el gimnasio no es la única manera de aligerar los kilos de más.

Diversas investigaciones han puesto de manifiesto otros atajos que nos ayudan a perder peso. A continuación recogemos tres de ellos, que van mucho más allá del habitual “lo que entra por lo que sale”. Ninguno es la panacea –nada lo es cuando se trata de perder kilos–, pero pueden ser útiles complementos a una dieta equilibrada y, además, nos ayudan a reflexionar sobre si realmente estamos llevando a cabo los hábitos alimenticios más saludables.

Utiliza la alimentación consciente

Se trata de una de esas palabras que tan de moda se ponen de un momento a otro, pero el consejo detrás del mindfulness –vivir en el presente y reflexionar sobre nuestros comportamientos sin dejarnos llevar por nuestras emociones más irracionales– puede ser útil a la hora de vigilar nuestra alimentación. Según una investigación publicada en el Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics (por citar uno de las decenas de investigaciones dedicadas a tal efecto), el entrenamiento en el mindful eating y en el autocontrol favorece el control glicémico y el control del peso.

placeholder ¿Se puede adelgazar sin realizar dietas milagro? Por supuesto que sí. (Corbis)

¿De qué manera podemos ponerlo en práctica? En otros artículos ya recopilamos estrategias que nos permiten ser conscientes de lo que comemos, a saber: reducir el tamaño de los platos para hacer parecer más grandes las raciones; utilizar vasos altos en el caso de que no bebamos agua porque ello nos hará pensar que hemos bebido más; llenarse primero el plato con la comida más saludable y, luego, con la más grasienta; recorrer sólo las secciones de los supermercados de frutas y verduras o colocar la comida sana en lugar prominente.

Aquellos que comían más despacio tenían menos hambre tres horas y media después de cada comida

El objetivo de todas estas estrategias es evitar la conocida como “alimentación emocional”, es decir, acudir a la nevera incluso en el caso de que no tengamos hambre para calmar una urgencia psicológica, como la ansiedad, el aburrimiento o el estrés.

Come un poco más los findes

Cuando nos ponemos a dieta, cometemos un grave error: querer cumplirla a rajatabla todos los días de la semana. Paradójico, ¿verdad? En realidad no lo es tanto. Como han demostrado algunas investigaciones, el viernes es el mejor día para dejar de fumar, puesto que la motivación inicial permite salvar el fin de semana y llegar a la meta del lunes, mientras que si comenzamos a principios de semana, es probable que lleguemos al fin de semana derrengados y listos para comprarnos un nuevo paquete. Algo semejante, aunque en sentido opuesto, ocurre con la comida.

Como puso de manifiesto una investigación publicada este mismo año por la Universidad de Cornell, en EEUU, aquellos que perdían más peso tenían un “patrón de compensación” más claro que los que lo ganaban. Es decir, la alimentación de estos últimos fluctuaba mucho más que la de los primeros, que solían seguir un patrón por el cual comían más los sábados y los domingos, pero mucho menos entre semana. La moraleja es clara: puedes permitirte relajarte los fines de semana, siempre que cumplas de lunes a viernes.

Come más lentamente

Ya lo decía tu madre, tu abuela y tu profesora: hay que comer más lento, porque si no engordamos. ¿Cuánto hay de cierto en dicha afirmación? Parece ser que bastante. Como acaba de poner de manifiesto un metaestudio de 22 investigaciones publicado en el American Journal of Clinical Nutrition, la velocidad a la que zampamos influye significativamente en nuestro engorde o adelgazamiento. Por una parte, porque la gente que come más lentamente tiende a saciarse antes y, por lo tanto, a comer menos. Pero también porque aquellos que habían cambiado sus hábitos alimenticios para comer a una menor velocidad manifestaban tener menos hambre tres horas y media después de cada comida. Una buena razón para dejar de masticar y darle tiempo a nuestro cerebro para ponerse en sintonía con nuestro estómago.

Ahora que se acerca el verano y, con él, la terrible operación biquini y las grandes decepciones que suele acarrear, no está de más recordar que nuestro peso no depende únicamente de la cantidad de comida que nos llevamos a la boca –que también–, sino de multitud de factores que muchas veces no tenemos en cuenta. A veces, basta con vigilar un poco nuestras costumbres para evitar que la grasa se empiece a acumular en nuestra cintura. Y, si bien el ejercicio físico es positivo para nuestra salud, matarnos en el gimnasio no es la única manera de aligerar los kilos de más.

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