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El club de élite de las madres de más de 40 años
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El club de élite de las madres de más de 40 años

Una investigación ha encontrado un patrón entre las mujeres que deciden retrasar su maternidad, y de nuevo volvemos a toparnos con la diferencia entre clases sociales

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Lo vemos continuamente, y más en nuestro país: nos convertimos en padres a una edad más tardía. ¿Cómo van a pensar los jóvenes en tener hijos si apenas pueden mantenerse a ellos mismos? ¿Cómo van a tener descendencia si ni siquiera pueden pagar un alquiler? En concreto, España es el país europeo que más sufre el drama de la natalidad.

Según el reciente informe de Eurostat, que recoge datos de natalidad de los países de la Unión Europea correspondientes al año 2016, nuestro país es el que tiene menor tasa de fertilidad del continente. El número de nacimientos por mujer es de 1,34 hijos, frente al 1,6 de la media europea.

Es decir, las mujeres no solo tienen pocos hijos, sino que además cada vez posponen más la maternidad, lo que complica que puedan aumentar las tasas de natalidad. Mientras que en Europa, la mitad de las madres tienen su primer hijo antes de los 30 años, en España la gran mayoría sobrepasa esta barrera. En concreto, el 60% de las de ellas lo tienen entre los 30 y los 39 años, y el 6,6% lo tiene a partir de los 40 años, algo inimaginable en los países vecinos europeos. Cabe destacar que, hasta 2008, las españolas tenían su primer hijo antes de los 29 años, pero desde entonces el deterioro de la natalidad se ha ido acelerando.

Las mujeres no solo tienen pocos hijos, sino que además cada vez posponen más la maternidad, lo que complica que pueda aumentar la natalidad

En esta nueva tendencia en natalidad incide un informe publicado el pasado viernes por el Centro de Investigación Familiar y Demográfica de Estados Unidos, y recogido por 'The Atlantic'.

La investigación ha ido más allá de las cifras y ha encontrado un patrón entre las madres mayores de 40 años que dan a luz: son predominantemente ricas y tienen salud y buena educación; más de la mitad de las madres que dieron a luz a su primer hijo cuando tenían más de 40 tienen una licenciatura (56%), en comparación con aproximadamente un tercio de las que tuvieron hijos anteriormente (36%).​ Como vemos, las mujeres que posponen la maternidad proceden de una clase social más elevada que el resto.

¿Por qué ellas esperan tanto?

Hay muchas ventajas en esperar tener hijos, al menos es lo que apunta este estudio. La investigación detalla que las mujeres (tanto con altos como con bajos ingresos) que tienen su primer hijo cuando son mayores de 35 consiguen cerrar la brecha salarial con los hombres. Esa brecha se ha reducido significativamente en las últimas cuatro décadas, a medida que las mujeres obtuvieron más educación y accedieron a profesiones dominadas por hombres, pero, no obstante, sigue existiendo el techo de cristal.

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La trayectoria profesional de las mujeres que tienen bebés más tarde suele ser diferente a la de aquellas que los tienen temprano. Una posible explicación es que la economía moderna requiere una dedicación de muchas horas y rígidas jornadas en una variedad de oficios. En trabajos con altos ingresos, las horas han aumentado y se espera que las personas estén disponibles casi durante todo el día. En trabajos de baja remuneración, las horas se han vuelto mucho menos predecibles, por lo que puede ser difícil para los padres que trabajan organizar el cuidado de niños.

El problema, en general, es el tiempo, o su escasez. Los niños requieren mucha dedicación, especialmente en los años previos al inicio de la escuela, y las madres siguen invirtiendo, desproporcionadamente, mucho más tiempo que los padres en el cuidado de los niños y las responsabilidades relacionadas. Esto parece ser particularmente problemático para aquellas que están construyendo sus carreras, que es justo cuando deben trabajar más duro y demostrar su valía, y menos para las mujeres que ya han establecido cierta antigüedad o que aún no han comenzado una carrera.

Foto: Montaje: El Confidencial.

Alto coste

Pero esas ventajas tienen un alto coste. A medida que las mujeres envejecen, el embarazo puede complicarse. De las mujeres que se quedaron encinta después de los 40 años, casi tres cuartas partes dijeron que tenían problemas para conseguir quedarse embarazadas, y casi la mitad dijeron que recurrieron a algún tipo de tratamiento de fertilidad, asegura Karina Shreffler, profesora de Sociología en la Universidad Estatal de Oklahoma, valiéndose de datos de la Encuesta Nacional de Fertilidad de EEUU.

Además, toda mujer mayor de 38 años tiene un riesgo mucho más alto de sufrir complicaciones durante el periodo de gestación, como presión arterial alta, diabetes gestacional y parto prematuro, problemas que, cuando se detectan, pueden necesitar intervenciones médicas que requieren invertir mucho tiempo en visitas y consultas.

Más de la mitad de las madres con licenciatura (56%) dieron a luz a su primer hijo cuando tenían más de 40 años

Este mensaje es justo el que lanzan las clínicas de fertilidad españolas, que invitan a mujeres jóvenes a congelar sus óvulos. Fulvia Mancini, directora médica de la Clínica EVA, le contaba El Confidencial que la mayoría de mujeres que acuden a su clínica "son, desafortunadamente, mayorcitas: de 38 a 40. Vienen porque no han encontrado pareja o se acaban de separar. Lo típico: te casas con 33, pero la pareja se rompe y qué hago, que se me pasa el arroz. La idea es que se haga cuando toca: antes de los 35, aunque lo recomendable es entre los 20 y los 26".

Al respecto, y como consecuencia de la tardanza de la maternidad en España, los tratamientos de congelación de óvulos se han disparado en los últimos años. Los últimos datos disponibles de la Sociedad Española de Fertilidad indican que en 2014 se realizaron 3.601 extracciones de óvulos, y en 2015, 4.577: un 27% más en tan solo doce meses.

Las madres mayores tienen más dinero

Al margen de las consecuencias y los posibles riesgos para las mujeres que deciden ser madres pasados los 40, lo que está claro, y así lo detalla el estudio del Centro de Investigación Familiar y Demográfica de Estados Unidos, es que todas ellas son adineradas y tienen una excelente educación; también son más propensas a querer esperar hasta que ser más mayores y a tener una vida más estable.

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Suelen trabajar en sectores que ofrecen trayectorias de carrera claras y con una notable movilidad ascendente; ellas tienden a ser planificadoras, y tienen en mente dónde esperan y quieren estar en diez o veinte años. Por eso no quieren que un niño se cruce en sus planes. "Las personas que van a la universidad tienen más probabilidades de crear este plan de vida más amplio: cronometran hasta cuándo estudiar, cuándo formar una familia, cuándo pedir un aumento y cuándo tener hijos", detalla Shreffler. Estas mujeres son conscientes de que, mientras más trabajen antes de tener hijos, más establecidas estarán cuando necesiten tomarse un descanso. Y más valiosas serán para sus compañías.

Es un privilegio poder esperar y tener más ventajas económicas cuando tienes hijos. Pero para la gran mayoría de las madres, esa no es una opción. Si solo las mujeres más adineradas pueden cosechar las recompensas que acompañan a la maternidad de más edad, "eso podría perpetuar la desigualdad que ya vemos en los niños nacidos de mujeres con y sin un título universitario", detalla la experta.

Lo que está claro es que la tardía natalidad y su notable descenso suponen un grave problema social, ya que numerosas mujeres que quieren tener hijos no pueden porque las condiciones laborales no se lo permiten.

Lo vemos continuamente, y más en nuestro país: nos convertimos en padres a una edad más tardía. ¿Cómo van a pensar los jóvenes en tener hijos si apenas pueden mantenerse a ellos mismos? ¿Cómo van a tener descendencia si ni siquiera pueden pagar un alquiler? En concreto, España es el país europeo que más sufre el drama de la natalidad.

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